20200529

Los famosos días Moscosos

Data Estel·lar matarlaranya Divendres 20200529

Si algún día hacéis Derecho, o asignaturas de Derecho, sobretodo, Derecho Administrativo o Laboral o Público o de las Administraciones Públicas o si os da por apuntaros a una academia de oposiciones o por mirar el temario de oposiciones a funcionarios o porque os lo encontréis en una noticia, os puede aparecer el palabro DÍAS MOSCOSOS.

Son día de libre disposición, días personales, de conveniencia personal... unos cuantos a lo largo del año.

Que no siempre los tienes, que te los tienen que aprobar, etc. Pero que la sociedad, sobretodo, por el rango de la ignorancia interesada, la prensa de derechas (¿acaso hay otra?) impulsada por los defensores de la privatización y del recorte de derechos sociales, cosa que han conseguido al máximo en el sector privado, la idea que se da es la de: "los funcionarios son unos vagos que encima trabajan menos días". 

Vamos a hablar con propiedad y transparencia para todo el mundo de una maldita vez: EBEB = Estatuto Básico del Empleado Público. Es el nombre que tiene el Real Decreto Legislativo 5/2015, de 30 de octubre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto Básico del Empleado Público, una de esas leyes que refunden (mezclan) y actualizan (ponen al día) un montón de normativa (leyes, reglamentos y otras disposiciones). En este caso, es una ley pensada, como tantas, para ser incumplida porque su desarrollo siempre se había postergado.

Aquí hay un folleto explicativo de un sindicato. En la Administración Pública, parece que sean los sindicatos los delegados de contarles al personal las nuevas órdenes emanadas de los jefazos.

Ya había una Ley 7/2007 con el mismo concepto 
 

El Gobierno de Aznar 1996-2003 tuvo una voracidad legislativa exagerada. Cumplió su programa de modificar España a base de cambiar toda la normativa que el PSOE había iniciado en 1983 y había terminado en 1993. La justificación siempre era doble: modernizar y adaptarse a Europa. Luego hemos aprendido que solamente transponían normativa europea de estricta observancia o que les iba bien ideologicamente pero nunca la que favorería a la ciudadanía de abajo, si podían evitarlo. Si algún día tenéis oportunidad y ganas, os sugiero que leais los preámbulos de las leyes que hicieron: son bellas obras de literatura que deberían recitarse en certámenes de poesía tipo MasterVate de TVE.
Pues bien, tal voracidad no sirvió para crear el ya conocido pero inexistente Estatuto Básico de la Función Pública o Estatuto Básico del Empleado Público, y del que se hablaba durante todos los años 1990, porque la Constitución, las normativas locales, autonómicas y estatales sobre días festivos, derechos laborales y procedimiento sancionador eran incompletas y chocaban entre ellas, al margen de la existencia de competencias diversas entre cada Administración Pública. Para 1999 o 2000, parecía inminente. No se hizo. ¿Por qué? Puede que fuera complicado, pero no más que hacer una Ley del Suelo que permitía la destrucción de todo el paisaje natural y la especulación hasta más allá de las olas del mar. Puede que no interesa políticamente porque no querrían dar por escrito unos derechos claros a los trabajadores públicos a los que pudieran agarrarse los sindicatos para los derechos laborales del sector privado. Si así fue, es que no sabían que cada sección sindical es estanca y ni conoce ni le interesa lo de los demás: en un mismo espacio laboral, si hay varios grupos profesionales, cada grupo va a los suyos, y mal aquel grupo que sea inferior en categoría y número porque no recibirá información. Los sindicatos, a partir de 1993, optaron por la gentrificación: por proteger a los más protegidos. Es posible que ya fuera así de antes, de cuando tenían más presencia en las grandes empresas industriales que se fueron desmantelando desde finales de los años 1970 en un proceso que aún continúa porque el 20200528 salta la noticia ya oficial de que  Renault-Nissan chapa sus fábricas de coches en Montcada i Reixac y la Zona Franca. Aparentemente, optaron por el neoliberalismo cuando esa ideología dice que el Estado tiene que hacer políticas sociales para los más desfavorecidos (un concepto complejo: está aquella noticia-anécdota de una herencia que un rico iba a dar al más pobre de su pueblo pero que no se podía llevar a cabo porque no quedaba claro quién era o si existía). Así, intentan captar, no sé con qué éxito, desde finales de los años 1990, a trabajadores de la nueva inmigración, que estarían trabajando en condiciones más precarias que los autóctonos, aunque en equiparación a la baja de todos.

Por una u otra razón, no hubo EBEB con Aznar, en los 8 añazos que se pegó el tío... y que se pegó un tal Rajoy, Ministro de Administraciones Públicas por entonces, y vicemucho.

Origen de los días moscosos: no tienen que ver con las moscas ni con papar moscas en el sentido de no hacer nada.
 
Se los saca de la manga Javier Moscoso, procedente de la UCD, acaba de ministro con el PSOE. Luego preside la Editorial Aranzadi (el nombre es más largo: publica libros de leyes). Son unos días de fiesta que se sacó de la manga para evitar pagar un aumento de sueldo. 

Con una Administración de altos cargos franquistas que vivían de rentas, muchos sin pasar por los ministerios, pero con una creciente tarea de políticas públicas y de presupuesto público debido a los inicios del Estado de Bienestar en España de manera importante (construcción de escuelas, carreteras, etc), la Administración tenía que ser reformada. Entre ello, tenía que quedar claro quién trabajaba y en qué condiciones, y si no iba por qué no iba (excedencias, asuntos propios, etc.). Ese contexto explica básicamente el trabajo de Moscoso como Ministro de la Presidencia de España, pero qute nía cargo vinculado a lo que luego se llamó Ministro de Administraciones Públicas porque de su ministerio colgaba la Secretaría General de Administración Pública.

Instrucción de 21 de diciembre de 1983, de la Secretaría de Estado para la Administración Pública, por la que se dictan normas sobre jornada y horario de trabajo, licencias y vacaciones del personal.
Es una disposición derogada por normativas posteriores pero cuyo contenido permanece en lo básico: horario de las oficinas, control horario, jornada de 37.5 horas, y el tipo y modo de aplicación de los días de vacaciones, permisos y licencias, incompatilidades (en qué se puede trabajar fuera de la Administración Pública):

Artículo Séptimo -Permisos y licencias. 3:  A lo largo del año, los funcionarios tendrán derecho a disfrutar hasta seis días de licencia o permiso por asuntos particulares, no incluidos en lo indicado en los puntos anteriores de este apartado. Tales días no podrán acumularse en ningún caso a las vacaciones anuales retribuidas. Los funcionarios podrán distribuir dichos días a su conveniencia previa autorización, que se comunicará a la respectiva unidad de personal y respetando siempre las necesidades del servicio.

Aunque eso se le critica como un timo, en 1993 (crisis y depresión) y 2008  y demás, se dejaron de pagar pagas comprometidas y no se compensaron con días de sueldos. En el 2020, es conocido que hay empleados públicos que aún no han cobrado pagas extras desde el 2012. Ejemplo: la Generalitat de Catalunya debe dinero a mansalva que no piensa pagar nunca. Yo diría que los pagos del 1993 y bajadas de sueldo nunca se recuperaron.  Son como reformas laborales en el sector público  paralelas a las durísima del sector privado. Dinero para esteladas, lazos, propaganda y para contratos con tanques, negocios sucios con teocracias y pagos a policías corruptos patrióticos, sí que hay.

Para ver la visión que los medios de comunicación, la prensa, y la sociedad tiene sobre los funcionarios (los que saben de su existencia que, ojo, no son todos: os llevaríais sorpresas), vale la pena conocer que se suele pensar como "qué cara más dura, no trabajan y tienen más días de fiesta" cuando los cálculos para 1983 dice que se perdieron 24.5 días de fiesta por no cobrar. También dice mucho de cuán fácil es comprar al personal.
La propuesta de dar seis días a cambio de no incrementar un 12,2% los sueldos no  era  proporcional  y  el número  de  días  que  correspondían  a  la  perdida porcentual  era  de  30,5;  es  decir  perdimos  24,5  días.