Brazos es el compañero forzudo de El Aguilucho.
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| Guión y dibujo: Manuel Gago García. Selección Aventurera 191, El Aguilucho 10 Dura victoria. Editora Valenciana 19810606 |
El estilo de página, de lucha, de viñetas sin recuadro y de comicidad, nos recuerda a Goliat en una página dibujada por Ambrós. Ignoro cómo fue la página apaisada pero hasta el remontaje nos recuerda a un Trueno Color o un Edición Histórica (lo mismo es) o un posterior en vertical (no cambia tanto).
Brazos en la últiama viñeta de la página anterior p2v4: ¡Discúlpame un momento, Aguilucho, pero necesito las manos libres para...Brazos en p3v1: ...¡dar la la bienvenida a estos bravucones!Brazos en p3v2: ¡Ya empezaba a aburrirme...!Brazos en p3v3: ¡... de estar tanto tiempo inactivo!Brazos en p3v4: ¡Pero lo malo de estos peleles...!Brazos en p3v5: ¡... es que cuando empiezo a divertirme! [justifiquemos la ausencia de comas tras el "que" por el esfuerzo de hablar y pelear a la vez]Brazos en p3v6: ¡... se quedan dormitidos como ángeles.
El Capitán Trueno inicia su singladura en 1956 en la Colección Dan de Editorial Bruguera.
No nos extraña sabiendo que la serie El Aguilucho se publica originalmente entre 1959 y 1960, y que irán acompañados, como mínimo de un cocinero vestido de tal, tenemos una tríada ibérica de héroes, que nos recuerda a la de Víctor Mora:
Goliath Taurus Mac Meck Karakán "Dandy" Evans
Crispín Fideo de Mileto Merlini Iván/Sing Li (aquí son 2) "Gordo"
Tres personajes masculinos
Luego está la novia del protagonista.
Sigrid de Thule Claudia varias o ninguna Sankara nadie(a cambio, varios personajes secundarios imprescindibles)
Editorial Bruguera compite durante años contra Editora Valenciana para contrarrestar el inmenso éxito del Guerrero del Antifaz por M.Gago... y lo hace con dos series sucesivas: El Cachorro del simpar Iranzo (autor de La Familia Pepe) y luego el famoso paladín medieval que viaja en el globo del Mago Morgano.
No, mejor que no hagan películas de nada de esto. Ni talento ni sensibilidad y demasiada gente por enchufar y demasiados peajes por pagar, culturales, sociales, politiqueros y lexicográficos, además de ese vil sometimiento a la última moda de películas hollywoodienses o un intento fatuo, inane y ridículo de adaptarse a unos presuntos "espectadores de nuevas generaciones".
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