La frase con la que cualquier publicación periódica, colección aperiódica o revista de historietas o incluso editorial ha de despedirse tiene una fórmula archiconocida y megautilizada:
No es un adiós: es un hasta la vista
Es lo que nos llama la atención al tener la oportunidad un último número, y lo que nos lo hace más atractivo que un primer número. Es decir, si no quereís últimos números, lanzádmelos que estaré ahí para recogerlos.
El director es M.Pellicer Esteban. Gracias a ser amigos, Jan consigue el contrato de dibujar a ese personaje en infinidad de ocasiones. Que luego se ha quejado, sí, pero eso será porque no ha tenido que trabajar nunca con turnos rotativos en contratos temporales o "en cosas que nunca son de lo que has estudiado y cobrando lo que sea".
Es ahí donde Jan mete el pie para ser el primer mangaka hispano, el primero y nunca reconocido autor de estética manga, que llevará a Pulgarcito y también a Superlópez, aunque nadie quiera decirlo en voz alta o ni siquiera pensarlo subtitulado.
No os diré adió sino... ¡hasta la vista! ¿Quién sabe si más adelante volveremos a vivir juntos nuevas aventuras? ¡Hasta pronto, amigos!
nos dice Marco, y es una de esas frases que, con el correr del tiempo o se olviden o recuerdas con la insistencia de quien te ha mentido inmisericordemente. Si no iba a volver, ¿por qué me dijo que sí?
La historieta acaba abruptamente en dos páginas en las que encuentra a su madre y se encuentra con los personajes secundarios que le han ayudado.
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