20200725

He encontrado dinero a mansalva pero no me tengáis pena

Data Estel·lar canvitítol Divendres 20200724

El primer título del mensaje era "He perdido dinero a mansalva". En el cuerpo del texto iba a estar escrito: "pero no os alegréis por mí".

El caso es que lo he encontrado. Me refiero al libro de Terry Pratchett dle que hablamos en 2014, cuando fue lo que me compré en búsqueda de libros que hablaran sobre la crisis, más correctamente "Depresión económica" y, según el politólogo Vicenç Navarro, "Gran Depresión" del siglo XXI. Buscaba libros sobre la crisis desde cualquier punto de vista, económico, sociológico, histórico, con soluciones desde cualquier ideología, con más o menos escrito.... hasta que me di cuenta de que era inabarcable.

Años después, para el 2018, obtengo el libro anterior del personaje: Cartas en el Asunto (Going Postal). Reconozco que los títulos en castellano, me encantan. De todos modos, cada vez me fío menos de las traducciones en general. Es decir, ¿seguro que dicen tal cosa y con tal vocablo o usan palabrotas o o los personajes hablan en dialecto o en un registro de "nivel bajo" de la lengua real o inventado, como suele ser en las traducciones españolas?

Suelo desesperarme con Ben Grimm alias La Cosa. Es como que alguien decidió que hablará mal pero "mal inventado" y le ponen el palabro "leches" y ya han cumplido.

He tenido la fortuna de leerme Fantastic Four All In The Familiy de 1986-1987, volumen 17 de Epic Collection del editor Marvel (no van en orden, así que comienza por este tu colección: me vienen a decir y es el mensaje que quiero que me envíen)... y, tíos y tías,  Ben Grimm ¡que habla normal! Osea que habla pues con el dialecto o la formad e hablar de su pueblo, de su barrio, de su extracto social. 

Lo que pasa en la traducción española es el pánico: ¿cómo van a hacer que hable "pobre"? ¿Es que no ven que se identificarán y se quejarán los que hablan así o los que derivan de gente que habla así o de barrios o provincias o autonomías que hablan así? Ojeaba un Astérix en Hispania tamaño familiar que contaba que fueron los españoles los únicos lectores que se molestaron con la caricatura de los íberos: "no son gitanos, no son toreros..." En realidad, la escena es tan graciosa y carismática (como la del corso y como los viejos de Córcega en Astérix en Idem), que no te puedes molestar. "Olé". Sí, y es un vocablo de origen árabe o amazight, vale, pues muy bien... pero yo veo hasta cómo cambia el color del cielo en esa viñeta. Pero, claro, "los españoles no somos así". Es esa mezcla de complejo de inferioridad que se convierte en complejo de superioridad. Luego no ganan Eurovisión y ya está liada. No les dan la oficina del medicamento, no ponen a la ministra de jega del Eurogrupo y, a lloriquear... 

Conforme leo Cartas en el Asunto recuerdo cosas que... mmm... sí, leo que sí las escribí, menos mal... que si los actores de Doctor Who podrían hacer de Lord Vetinari y de Mustachen (se dice "Mustajen").

Pratchett es como un prestidigitador de las palabras. Las usa, las inventa. Les saca provecho. 

Creo que varios nombres son parlantes, pero a veces yo creo y deseo que con juegos de palabras ocultos, basados en alteraciones de lo escrito y lo pronunciado. 

No quiero buscarlo. Si me equivoco, que sea por mi cuenta. 

Ejemplo: he llegado a la conclusión de que Lord Vetinari significa Visionario: Vetinari pronunciado en inglés /Vizinary/ <-- i="">/Vizionary/<-- i="">Visionary. Eso explicaría el carisma que le veo, así como la capacidad de ordenar el futuro de esa ciudad. Significa tanto visionario como previsor. No descarto que sea un alter ego del propio Terry Pratchett. 
 
[escrito el 20211031]Leo que existe la figura del Lord Protector.Sí, me suena de alguna película británica... en concreto, lo tengo asociado a L'Escurço Negre (Black Adder)... ¡Qué raro! Ah, no.... ahora lo leo: Lord Cromwell.
 

The Lord Protector of the Commonwealth of England, Scotland and Ireland was the title of the head of state during the Commonwealth[1] (often called the Interregnum), following the first period when a Council of State held executive power. The title was held by Oliver Cromwell[1] (December 1653 – September 1658) and subsequently his son and designated successor Richard Cromwell (September 1658 – May 1659) during what is now known as The Protectorate.

The 1653 Instrument of Government (republican constitution) stated:

Oliver Cromwell, Captain-General of the forces of England, Scotland and Ireland, shall be, and is hereby declared to be, Lord Protector of the Commonwealth of England, Scotland and Ireland, and the dominions thereto belonging, for his life.

 
 
 El título de "Protector" ha sido usado por mucho gran gaznápiro dictatorial. De esa entrada wikipédica solamente citaré lo siguiente (además de lo anterior): 

  • Lord Protector (plural: Lords Protectors) is a title that has been used at times in British constitutional law for the head of state.
  • In Iceland, one Sovereign was styled Alls Íslands Verndari og Hæstráðandi til Sjós og Lands ("Protector and supreme authority of all of Iceland on land and sea") 25 June - 22 August 1809 (an intermezzo between Danish Governors styled Stiftamtmadur): Jørgen Jørgensen (b. 1780 - d. 1841; nicknamed Hundadagakonungur "the Dog-Day King").

 Así que puede ser el Lord Protector = Lord Vetinari = Lord Verndari = Señor Protector (de la ciudad a su cargo) pero eso no excluye que se pueda considerar un Lord Verndari-Visionary.


No Pritchett. Eso son armarios. Vale, una ciudad se puede considerar un armario muy grande lleno de armarios y de gente ordenada. Si es así, Jay Pritchett aceptaría que Terry Pratchett es un fabricante de armarios de gran calidad.

Si seguimos la comparación con Modern Family, los monólogos interiores, osea cuando el protagonista piensa o algún otro personaje piensa cosas de su vida, o comentarios a lo sucedido o expresa para sí mismo frases que luego no se atreve a pronunciar... podría hacerse con el método de la telecomedia Modern Family. Sacar al personaje de su contexto y ponerlo en una silla o un sofá y que contara eso que piensa para el público. Genera un choque cómico, es ágil, es visual, no rompe la escena.

Voy leyendo, pensando en tal cosa... y páginas después me lo encuentro. Claro: es así. Es lo que toca. Eso me gusta. Puede que sea todo muy simple. Es decir, me planteo que soy un lector para ese libro, pero puede que todos los demás lectores se hayan encontrado con lo mismo.

Por ejemplo, se fabrican unos sellos. Hay un personaje, Stanley que colecciona alfileres. Es un tipo de colección muy extendida. Ejemplifica todo tipo de colecciones, desde cromos hasta lo que sea. Se ríe un poco o mucho de los coleccionistas. Siendo que sus libros suelen adscribirse al género de fantasía, magia, etc, y que es más fácil encontrarlos en la librería Gigamesh que en otros lados, no parece muy sabio, y no pensamos que cuente con la idea de que los frikis sepan reírse de sí mismos y de su forma de ser aficionados. También se encuentran en otros lados, pero poco.

¿Os habéis fijado que ahora escriben "friQUi". El catetismo desenmascaro de los filólogos es tan audaz como letal para el idioma. Que odian la K, que la odian y la matan siempre que pueden. Qué asco me dais, RAEs y IECs, que vais destrozando la cultura allá por donde pisoteais. (no "pisais").

El caso es que, desde el primer momento uno piensa que Stanley tiene que ser un coleccionista de sellos, cosa que no puede porque... no os voy a contar el libro porque luego hay quiénes se enfada por el destripe que todo el mundo dice con feo préstamos lingüístico del inglés. Y la RAE y el IEC y los filólogos y los que dicen saber de idiomas, MUDOS y aceptando.

En otro momento se plantean mejorar las seguridad de los sellos y yo, lector, pienso: se dibuja con pequeñitos alfileres, y así logras captar al público coleccionista. Usan los alfileres pero... que no lo voy a contar.

Y entonces surge que ese nombre, Stanley... nos recuerda al periodista pero cartero que llevó la correspondencia a un tal Livingstone. Supongo que fue así. En mi memoria estaba que Stanley se encuentra con Livingstone y le entrega cartas de los lectores del diario New York Herald. La primera vez que lei la anécdota me pareció muy chula: uno fue en busca del otro y lo encuentra en lugar recóndito. Debían de ser muy amigos. No se conocían. El día que me enteré de que iba por cuenta de un diario, que el motor era la noticia y no una amistad o un rasgo humanitario... y de la Royal Geographic Society... cayó varios peldaños. Era un negocio. Cuando leo que Stanley iba con una caravana de esclavos, que maltrataba a sus porteadores y que dinamitaba cada roca del camino, se hunde, como tantos.

Parece ser que lo hizo fue llevar de regreso cartas de Livingstone, aunque en el Imperio Británico, decían que no eran del explorador, médico y misionero, sino que, o las había escrito por su cuenta el periodista o eran de "segunda mano" (como escritas y reescritas o dictadas a alguien que se encontró...). A lo segundo no le noto la importancia.


Lo cuenta Alía Mondragón Moreno. "La construcción de un héroe victoriano. Henry Morton Stanley en sus dos primeros viajes de exploración a  África, 1871-1877. Fuentes para su estudio" en Historia 2.0, Año V, No. 10, Bucaramanga, diciembre 2015, ISSN 2027-9035, pp. 78-94.
La historia de Stanley fue parcial o totalmente rechazada por la comunidad científica, en apariencia, por carecer de pruebas suficientes para probar lo verídico de los hechos. En primer lugar, no regresó con David Livingstone, pero, además, se sospechaba que las cartas que escribió –supuestamente– fueran falsificaciones o simplemente no hubieran sido entregadas de primera mano a Stanley. En fin, las dudas eran muchas y la historia no parecía sostenerse sola.
Berenson explica que, con toda probabilidad, había tres razones por las cuales en Inglaterra y, en general en Europa Occidental, la historia de Stanley fue rechazada: discriminación de clase, por ser Stanley un hombre de orígenes humildes; rechazo de la potencia económica y social que representaba Estados Unidos a través de esta historia tan innovadora; y porque Inglaterra no aceptaba este nuevo tipo de periodismo que era muy informal, con un tono demasiado coloquial, tan parecido a la ficción.


Así que yo veía la posibilidad de que ese Stanley de la Oficina de Correos de Ankh-Morpork fuera una evocación a un cartero y corresponsal ... periodístico o postal, qué más da, cuando tantos diarios ingleses se llaman "Post" o "Herald" y en castellano son "Correo" o "Heraldo".

Busco estos libros por la imaginación. Si luego es todo más birrioso, más tirao por tierra, más aburrido... prefiero mi versión, la verdad, que para eso pago libros, tebeos, electricidad televisiva...

Así, van pasando cosas que tiene que ser así, según mi imaginación. Suele funcionar. Es lo esperable. Entiendo que por mí. Que otro lector o no espera nada o esperaria otras cosas.

Cartas en el Asunto es una historia para ser leída como método de Gestión Pública. Muy apta para los que no estén podridos y que pensaran que era posible la gestión correcta en tiempos de pandemia coronavírica. 

En la p235, se puede leer: "frau Shambers solía llenarse las mangas de pañuelos, arrgh, arrgh". 

En la revista L y Más, de verano del 2020, una escritora (ahora no tengo la revista a mano) agradece a su traductor para Alemania porque evitó que se cortara una escena en la que una mujer llevaba un pañuelo en la manga, etc. El editor es definido como "joven", como si ser inútil tenga que ver con la edad, y no conocía ese tipo de uso del pañuelo de ropa y no de papel reutilizable y que se guarda en ropas sin bolsillos, en lugares como mangas y otros lados. La idea que daban la escritora y el traductor es que eso definía a la mujer: vestidos sin bolsillos porque no sé si era rica o algo así, aunque yo he visto guardar bolsillos, billetes y otros objetos en todo tipo de doblados de la ropa de mujeres de clases bajas, con poca renta disponible, y sin pretensiones de ser altezas. Cosas de un tipo de gente. Tal vez de una época.

Así que, pese al final feliz, desconfianza en ediciones para otros países y en traducciones.

Ah, pero Terry Pratchett consigue colar esa idea de los pañuelos. Lo usa para definir a una maestra de parvulario que marcó negativamente a Mustachen.

El libro es tanto ágil como prolijo. A la vez, no lo cuenta todo. Hay que estar atento.

Cuando presté Dinero a Mansalva, al serme devuelto me dijo el contumaz lector de tantas cosas, que era el libro más raro e incomprensible que había leído nunca. Creo que no le gustó. Igual era una pose. Decir eso de un libro que cuenta lo que es la riqueza de una sociedad, de un país, de una ciudad, sin hablar de autores clásicos, neoclásicos, alternativos, neomarxistas o keynesianos o neoliberales, sin fórmulas matemáticas...