20200709

Más miniaturas in-mirables

Data Estel·lar vetaquí Dijous 20200709

Todo comenzó cuando me fijé en los programas de la tele: cualquier emisión lleva asociada no menos de 3 molestias que van desde el logotipo de la cadena que, por cierto, son nombres que no me dicen nada: "neox, nova, mega, divinity", nombres apestosamente ridículos y vacuos. En un rincón, un texto larguísimo que anuncia una serie turca o un reality-show que no me interesa pero que, si me interesase, no tengo necesidad de verlo sobreimpreso durante 2 horas. Me acerco a la pantalla: ah, pone no sé qué.

Teles pequeñas, gigantes... el otro día me fijé que había cosas que solamente se veían claras en un canal HD. No era ver a todos los asistentes a un campo de fútbol sino una figura más grande.



Textos en la parte inferior: blancos sobre fondo gris, o amarillos sobre fondo verde claro.

Está todo pensado por diseñadores que odian la lectura. Por malos diseñadores gráficos.

Efecto: no leer.

Fotografiando para hacer intentos de ampliar y poder leer algo.
Pero concentrarse en la pantalla es complicadísimo. Muchos centímetros cuadrados inútiles con recuadros, con la misma imagen de la misma jeringuilla, de los mismos reos, del mismo vehículo. Esto comenzó, para el mundo moderno en el 20010911: la sensación es que estaban bombardeando todo New York. Solamente fueron dos edificios, un avión en un río y otro sobre el pentágono convertido en el cuadrado del que ya nunca se comentó nada. La misma imagen repetida sin cesar durante horas, días, meses...

La letra de "maravills viejo colega..." es el tamaño normal de lectura, así que mirad lo minúscula que es la foto y el guión. ¡El guión! ¿Quién no quisiera echarle una ojeada a un guión? No solamente la traducción sino el original, para ver si mete neritas, cursivas, comillas, separaciones de algún tipo, si marca errores de alguna manera (XXX tachando en un texto de máquina de escribir). ¿No valía la pena leer el nombre de la calle? Por no decir que una panorámica del entorno hubiera sido otra foto atractiva, que no todo es Manhattan y la Torre Eiffel.
Ahora te ponen al presentador en un recuadro, una escena intermedia innecesaria, por no decir, anti-informativa y media cara de un entrevistado al que no se le ve ni se le oye porque usa el Zoom o el Google Meet, unos micrófonos caseros... la miseria televisiva de los grandes grupos de comunicación suprime cualquier apariencia de eso, de comunicación. En el centro, una imagen inútil, pesada, plomiza, ausente de lo que se está diciendo, que no aporta información.

Tres mini pantallas, rodeadas por un inmenso espacio que es un marco del programa, con tres o cuatro textos sobreimpesos en las esquinas, cosa que aún es más molesto en las películas: impiden la concentración.

El personaje se pone las gafas para nada.

Textos de unos presuntos espectadores en algunos programas o textos infinitamente largos que quieren ser titulares pero con lo opuesto a la brevedad de un titular, y luego secciones que son llamadas "última hora" o "conexión con la redacción". Todo sin contenido.

Programa tras programa. Día tras dia. Cadena tras cadena.

Distinguir algo en la pantalla: una epopeya.
Leer lo que pone: imposible. Letra pequeña que solamente se vería bien en pantallas grandes como los anuncios de las carreteras... aquellos anuncios que habían dicho ¡antes de 1990! que iban a quitar porque DISTRAÍAN al conductor. Las nefastas empresas hicieron cálculos: unos pocos centenares de muertos no tenían que ser argumento para eliminar la publicidad. También las letras son más pequeñas cada vez.

Está pensado todo no sé para qué: ¿para grabarlo con el móvil y ampliarlo?

Vuelvo a Bermudillo de la Colección Fuera Borda de Dolmen Editorial.

Ponen cantidad de material que puede ser considerado de relleno o interesante... pero que no se puede leer.