El sombrero de Feliciano con los 5 Amiguetes
Feliciano es uno de los personajes que más nos gustan "porque les salen las cosas bien".
Es el contraste con los demás.
Ciertamente es pesado que solamente veamos desgracias. Me molesta bastante ver cómo los inventos de Pepón de Los Señores de Alcorcón y el Holgazán de Pepón son nefastos porque son cutres, porque dan mala imagen, porque son de vagos... pero sabemos que serían vistos positivamente en historietas francobelgas o estadounidenses o incluso británicas: en estas últimas acabaría con un banquete de agradecimiento por los servicios prestados.
Los porrazos y chascos que recibe el Director del Aullido Vespertino en la serie El Botones Sacarino es excesivo.
La Escuela Bruguera y, en general, la comedia española dentro y fuera de los tebeos ha abusado mucho de los finales malos, del porrazo, de que el personaje cómico pierda. Eso entronca con una definición de clases que más bien son castas y estamentos insalvables.
La Tragedia y el Drama están destinadas los estamentos superiores. Serios. Huy, sí.
Y la Comedia es para las clases bajas. Los que se llevan los palos finales.
Así de tonto.
Tanto es así que un personaje como Feliciano cae como agua de mayo. Y eso que su suerte está casi únicamente vinculada al dinero, a ganar dinero, herencias, botines, tesoros, recompensas, oro, billetes o pozos de petróleo.
No va vinculada a emociones, a amistades ni a nada inmaterial o espiritual.
Diréis: porque lo hizo Vázquez que era muy materialista. Pero se sacó de la manga a ese personaje, y también a la Abuelita Paz y a Angelito/Gu-Gú que suelen ser poco propensos al materialismo o lo comercialo al interés egoísta.
Jaume Rovira es el Rey de los Personajes Invitados, como ya dijimos, por tanto, una especie de nexo común, en el Universo Bruguera.
Así que nos resulta lógica su aparicion, además de agradable.
Rovira se pregunta por el origen de su buena suerte: Feliciano dice que la buena suerte le viene de su sombrero, según recuerda que le comentó una gitana de las que adivinan el porvenir en la ficción, no de las que venden faldas en los mercadillos de ese misterioso mundo real.
Como siempre, es un remontaje para la revista Pulgarcito de tamaño A5 (número ignoto) de una historieta previamente publicada en una revista Zipi y Zape o puede que Super Zipi y Zape (es que no las tengo localizadas, oiga),
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