20120725

Deportes Pegados: La Antorcha

Data Estel·lar comptenrere Dimecres 20120725

Tradición mediterrénea, pagana y tal es ir con una antorcha porque controlo y no le pego fuego a nada, en pleno verano hasta algún sitio. Sucede con la famosa llama del Canigó, que supuestamente da fuego a todas las hogueras de San Juan, en el solsticio de verano, en un día, tarde y noche generalmente de rematado calor.

También mola mucho ponerse a quemar lo que se pille, cosas valiosas por tiempo y arte, como sucede con las fallas valencianas y demás variedades alicantinas y demás. 

Los griegos, eso nos dicen, pero ni siquiera me voy a molestar en comprobar si era cierto o una invención de Coubertin, habrían ido con una antorcha para anunciar la tregua olímpica. 

En los Juegos Olímpico modernos, se recupera la llama olímpica cuando la burguesía adquiere el hábito del deporte como símbolo de status y de distinción: sudar porque uno quiere frente al sudar porque ellos les obligan que sucede en las clases asalariadas, trabajadoras, subalternas... Los Juegos Olímpicos suponen la recuperación en un ambiente industrial y moderno, de recuperación total de lo que se nos dice que fue el mundo clásico, cuatro columnatas, un cenador, unas castas amplias que pueden debatir y decidir sobre lo que afecta a todos, y la unión de los pueblos en una competición común, cuyo portavoz pasa anunciándolo de pueblo en pueblo con una artocha de fuego sagrado del Monte Olimpo. 

Ya...

Pero es también la época de los incendios. Se dice que el bosque y sotobosque mediterráneo se auto-incendia. Árboles resionosos, aceitosos, con múltiples ramajes, nuevos y secos, encinas, almendros, arbustos como el tomillo o el romero, algarrobos... no es el mejor momento de ir con una rama encendida.

Y casi la única vez que he visto ese peligro ha sido en una historieta de los personajes de Hanna-Barbera, Los Picapiedra, publicada en el número 61 de la revista Copito, con fecha 19811130. Aunque nos encontramos en el tramo final de vida de la revista y su precio ya ha superado los diez duros o cincuenta pesetas del lema original "todo un libro al precio de una revista", las historietas siguen siendo consistentes, bien dibujadas y con guiones atractivos. No es lo que pasa sino cómo pasa. Lamentablemente hemos perdido este tipo de revistas y este tipo de personajes tanto en las historietas como en otros formatos, como los dibujos animados, en las televisiones europeas.



Sin autoría y sin título -el original es Monstruos por doquier, pero hace referencia a la historieta inicial a la que está unida esta, sí que tenemos la pista en la que suelo incidir: el numerito de 6 cifras, el cual indica que es una historieta importada, aunque pueda haber sido trasteada, redibujada, alterada, con viñetas modificadas, cosa que desconozco pero que me consta que ha sucedido en otras ocasiones. El numerito es el 107500, y la anterior -sobre un ladrón que usa su semejanza con Pedro Picapiedra para hacerle pagar el pago- es el 107490, así que de nuevo tenemos historietas seguidas en publicación y origen. Puede servir de pista para algún día localizar autores o fechas.