Hoy, en Deportes Pegados... en el blog, por fin antes ustedes:
Godofredo y Pascualino, viven del deporte fino es una serie de Ibáñez, rara pero rara. Se ve que entronca con Ande y Ríase Usté con el Arca de Noé, del mismo autor, a su vez otra serie rara. La segunda fue creada en 1960 para la revista El Campeón de las historietas, y la primera, para la misma revista, en 1961. Ambas se basan en La Osa Mayor, Agencia Teatral, de Vázquez. (los datos en bien explicao los da José Ángel Quintana Ramos, en el capítulo Vázquez e Ibáñez o la deuda con el deudor, en p211-214 del libro El Gran Vázquez. Coge el dinero y corre, coordinado por J.J.Vargas, para PreTextos Dolmen).
Lo encontramos en Super DDT, 121. Editorial Bruguera. Autor: Ibáñez. Nótese la repeticion de Pascualino, el de la cabeza con forma de pera, en la última viñeta y la imagen de la franja inferior: sirve de final de la revista y amplía un poco la historieta. Supongo que habrá muchas crítica a este uso de las imágenes de una historieta pero yo, lector, lo agradezco: el dibujo es más grande y se puede copiar mejor en un álbum de dibujo para un "tema libre.
Va de unos agentes comerciales o corredores, los unos del circo y los otros de deporte. Ignoro si existen o existían pero es posible. Como lo es que estuviera basado en el cine, en aquellas pelis de Hollywood donde los cantantes y cómicos van en busca de un agente de teatro, que no deja de ser un agente de colocación, una empresa de trabajo temporal, que les da un papel aquí o allá. Incluso me suena haber visto algo sobre compra-venta de chistes para espectáculos: "me pagaron cien pavos por ese chiste".
Como se ve, el formato ya es extraño. Habría que ver una página para comprenderlo. Seguramente una página interior con una columna de chistes de texto. Algo parecido pasa con otras series, como Ángel Siseñor (Vázquez) o Los Señores de Alcorcón y el Holgazán de Pepón: hasta que no se ve una página inserta en una revista original no se entiende del todo el montaje o el remontaje que luego hizo Bruguera, o los espacios interiores amplios con muñecos muy pequeños y sin apenas fondos (véase Alcorcón en las portadas de la revista Tio Vivo de los años 70, que seguramente eran reediciones de los años 50-60).
Cabe preguntarse sobre la idea editorial que había detrás: ¿por qué inventarse esas historietas de formatos raros? Que no eran una página ni media, ni una tira, sino 3/4 de una página o algo así. Sospecho que tiene que ver con la vergüenza y bochorno que da el hacer historietas para mayorzotes: las historietas, los dibujos son para niños, así que hay que ofrecer textos, cosa seria aunque sean chistes, para un público objetivo, es decir, voluntariamente buscado, de más edad. Mi opinión es que era una tontería buscar ese público en un país de semianalfabetos que entendían mejor la combinación de letras e imágenes que los textos de letra pequeña y apretada. ¿No se excluía a demasiada gente si sólo se quedabn con grupos de lectores alfabetizados que, a su vez serían de profesiones administrativas o liberales y, por tanto, con una cultura más reacia por tradición a las revistas cómicas y con ilustraciones aunque fueran menos? En resumen, queda mucho por investigar sobre estos temas. No me suena que la popularidad de este tipo de revista, al margen de su longevidad, fuera excesiva: no he oído a (casi) nadie citar este tipo de revista, en tanto que sí he oído que leían o compraban o les prestaban Robertos Alcázares, TBOs, Jaimitos, Pulgarcitos... claramente más alejadas del estilo de textos.
Vemos que el jefe, Godofredo, es muy parecido al jefe de la serie Maratón. Es un carácter típico del cine negro y de varias películas de todo tipo: el buscavidas que amaña partidos y combates de boxeo, que hace apuestas, que tiene una pequea oficina, y que viste tal que así.
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