Conductores borrachos: temas sociales en Superman 1938

 Data Estel·lar clang Dilluns 20210222

Seguramente existirá algún blog, grupo de feisbuk, de guasá, de titkitoki, de lo que sea, solamente dedicado a hablar sobre Superman... De hecho hay una fundamental web que trata el tema de sus ediciones en España desde los principios de los internetes.

Pero me temo que ninguna, o yo no me la encontrado, trata los primeros años del personaje, no solamente por la aparición de personajes y elementos que serán importantes en su trayectoria sino en lo que sucede en las historietas. 

Traigo una viñeta cruda e impactante que son de las que nos dan que pensar: las historietas de Superman por Siegel y Shuster tienen una intención de divertir pero también de instruir moralmente y de hacer flotar problemas sociales que están en la sociedad, que aparecen como noticias breves, largas o estadísticas, pero que afectan a mucha gente.

 

Superman se dedica a evitar guerras civiles, invasiones contra su ciudad, evitar grandes extorsiones de científicos mafiosos, pero también a "salvar gatos de árboles", visto como una metáfora porque en estas historetas de 1938-1942 no ha sucedido... 

Problemas que pasan desapercibidos porque "siempre están ahí". 

Es el caso de algo que, ¡en 1938-1939! ya era un problema en los Estados Unidos de América: los ACCIDENTES DE TRÁFICO. Eso nos habla de la inmensa cantidad de conductores, de la falta de seguridad en el tráfico, de haber puesto el carro antes que los bueyes casi nunca mejor dicho... el negocio antes que la protección. 

En Las Uvas de la Ira, John Steinbeck, conduce a sus desgraciados migrantes con un vehículo creo que de segunda mano. Esta ambientada en los años 1930.  El Ford T se fabrica entre 1908 y 1927. Inicia la producción en masa de bienes de consumo que dejan de estar ligados a clases altas, aunque ¡oh, la segmentación de mercados! siempre existirán modelos de lujo o con características superiores aunque sea en apariencia para consumidores de mayor renta disponible. Y que, por lo menos, por lo que vemos en España, genera una carrera de los hamsters, entre los de menor renta por equipararse con imitaciones, falsificaciones, o productos equivalentes, solamente por el status en una mezcla insana y antiecológica de avaricia y envidia. Lo vemos con los teléfonos cada día, hasta el punto de que las ilegales Administraciones Públicas exigen móviles de gama media o alta para comunicarse oficialmente con temas como las vacunas de la Covid-19, o las exigencias de los bancos que no te regalan el smart pero que te lo exigen para que trabajes para ellos ¡y la gente contenta! Hablaremos un día de eso.

Así que esos coches de los años 1920 se venden de segunda mano para los migrantes que tienen que recorrer miles de kilómetros para llegar a trabajar de semi-esclavos en los latifundios capitalistas de naranjas en California. Por cierto, donde trabajan los inmigrantes iberoamericanos sin papeles, sin los cuales la agroindustria estadounidense no sé si sería rentable... hum, esto lo tendríamos que buscar. 

Así que ya hay mucho tráfico y muchos vehículos en los campos, carreteras y ciudades estadounidenses. Si habéis visto es maravilla que es Cazaterosoros, las de los tíos que buscan entre los basureros que tienen montada gente muy rica que es propietaria de inmensas extensiones de terreno, los coches y camionetas surgen por doquier, de todas las épocas, incluso muy antiguas.

 Los coches traen accidentes. 

Y muchos accidentes son debidos a los conductores que pasan de todo, porque son inmortales. Los taxistas, los autobuseros, muchos motoristas, los que llevan Audis y BMW (no hace tanto que descubrí que sí que llevan de serie los intermitentes) y muchos camioneros que ignoran que disponen de luces de cruce o incluso antiniebla. Desde el 2015, la lista aumenta con ciclistas de mala entraña, con patinetistas, grupos ambos que tienen la voluntad de despreciar a los peatones a los que no dudan en avasallar porque se saben amparados por una injusticia clave (nadie los perseguirá ni los multará ni les quitará el patinete) y que tampoco dudan en saltarse toda norma de tráfico y de seguridad en la vía rodada.

Los accidentes debidas a las drogas: alcohol y drogas ilegales llevó a campañas de publicidad que eran la repanocha. Nadie las entendía ni les importaba. Ni las elegantes de la primera mitad de los años 1990 ni las duras con sangre de la segunda mitad. Lo que entendieron fueron los controloes de drogoalcoholemia con multas, retiradas del carnet (aunque me gustaría saber los números de cuánta gente conduce sin carnet de conducir o con carnet falsos), o supresión de puntos o incluso penas de cárcel y reeducación en autoescuelas (anda que si eso lo hicieran en Corea del Norte)... yo diría que lo último es lo peor para mucha gente que apenas resbaló por unas autoescuelas cuyo mayor interés por la educación vial es "coge el dinero y corre".

----¿Quién me llama? No, ahora no puedo. Esto aquí, haciendo amigos... otro momento. 'déu.

Pues todo eso ya lo saben Shuster y Siegel en 1938, y ya lo plasman sin contemplaciones ni subvenciones públicas ni una "novela gráfica aburreovejas" en una primera viñeta.

Exhilirated by the speed demon, a DRUNKEN, IRRESPONSABLE driver races faster --faster still! Abruptly... a shrill shriek... a sharp impact -- He has STRUCK A PEDESTRIAN! Frightened beyond reasoning, the motorist presses his car to greater speed, and FLEES in terror FROM the scene os HIS CRIME!

 Sin pamplinas, Jerry Siegel y Joe Shuster dicen que el conductor borracho e irreponsble huye de la escena del crimen. 

No recuerdo ni un anuncio de la  Dirección General de Tráfico ni del Servei Català de Trànsit que haya sido tan combativo como ese anuncio. 

No me extraña cuando una vez escuché a una gente de un partido hablar de un joven rapaz a punto de heredar el cargo entusiasmarse porque "ese coge la moto y se pone a 300 por hora". Es decir, que hay, aún a principios del siglo XXI, un poso de veneno muy fuerte: el de "no diremos nada porque igual hay un amigo que se mosquea".