Data Estel·lar tardtardtardtard Divendres 20220513
Me pude acercar por fin a la UAB o Universitat Autònoma de Barcelona, el más inmenso no-sitio que conozco: vas, haces unos cursillos, te dan un titulillo y a trabajar de machaca en cualquier sitio al que tengas que ir en malos trenes o en coche, mientras ves cómo cierran también el tráfico rodado... Los que están allí dentro dicen que la univesidad te cambia, como si llevaras la uni siempre encima. Me gustaría saber si alguen que no tenga, como yo, esa sensación de la Historia, de la tradición, del pasado que devienible presente y futuro recuerda o tiene presente algo de ese montón de edificios de cursillos con nombres rimbombantes.
Pero tenía que regresar porque en la UAB está el mejor y más digno Abacus de todos los existentes.
Abacus es una cadena inmensa de librerías y papelerías. En teoría, una cooperativa de consumidores que nunca hemos sido convocados a absolutamente nada. Sus consumidores-clientes no tenemos ni voz ni voto. Una mera tarjeta, como la del Corte Inglés, como la de Repsol, como la del Carrefour, que hace unos descuentos que dudo mucho que superen el famoso 5% que marca la ley para los libros.
Abacus de la UAB llegó como la senda de los elefantes. Arrasó con una interesante librera que tenía una bien provista librería. Por supuesto, argentina o puede que uruaguaya. Sabía lo que vendía e incluso lo ofrecía: "me han traído esto..." y sacaba un libro de uno de esos autores que los profes llevaban dos años mencionando. Slurp, slurp, para los que nos gusta conocer cosas... lástima, visto con perspectiva, que no vendiera imanes de dinero. Al llegar Abacus, la librería no tardó ni 3 meses en cerrar. El nuevo establecimiento estaba muy lejos y con un horario espantoso: había que perder clase para ir a comprar los libros o los bolígrafos.
Ya sé, ya sé... que comprar libros siendo universitario es de muy mal tono. Está bien visto gastar el dinero en tabaco, marihuana, cerveza (había cientos de botellas esturreadas), en irse de marcha... pero en cultura, en libros, en aprender... es inversemblante.
Todo el mundo ha evitado siempre los libros. No viene de "la era digital" ni demás pamplinas. Fotocopias que igual eran más caras en tiempo y de peor calidad que los libros (las fotocopiadoras OCE hOrribles Copiadores Estropeadas fueron unos de sus corruptos concensionarios, entendiendo por corrupción todo aquello que corrompe un servicio, que destruye la confianza en el servicio público, se lleven o no dinero público de manera ilícita, comprobado por jueces).
O incluso evitar las fotocopias. O los escaneos o lo que sea. No leerse un libro es visto como un triunfo: ella se se leyó la mitad y yo la otra mitad, me dijeron en EGB una vez dos compañeras. Pues bien porque la mayoría de libros de lectura obligatoria de EGB o BUP o ESO son basura, pero el subtexto es que hay que evitar los libros y la lectura.
Leer te marca, se señala. ¿Te lo has leído todo? es la gran espantosa pregunta que uno tiene que soportar.
Leer es perder el tiempo.
Abacus de la UAB era grandioso, una vez llorada la anterior librería... un supermercado de libros. Podías tocar todos los libros y decidir cuál querías o hacerte una idea. Tan diferente de las librerías Sabadell o El Hogar del Libro/La Llar del Llibre (a donde había que ir hasta con el ISBN y el número de edición... total para que te vendieran un ejemplar roto a precio de lingote de oro). Abacus aportaba aire fresco y cultura... material de papelería variado y posibilidades de lectura infinitas....
Pusieron un Abacus en el Baricentro, un centro comercial considerado de los primeros de España, en una zona que debe rondar los setecientos mil clientes potenciales en poco menos de media hora de trayecto a la redonda, desde la Meridiana de Barcelona hasta la Avenida Matadepera en Sabadell, desde Mollet hasta Rubí... cuando se puso ese Abacus, ya había hipers y super y tiendas de chinos y pakistaníes de todos los tamaños... el Abacus del Baricentro es triste, con una cantidad misérrima de libros casi todos convenientes. Nada realmente parecido a aquella cantidad y variedad de libros del Abacus universitario...
Volvamos allá algún día y nos bañaremos en volúmens de autores pintorescos que no sean best-sellers.
¡Y OCUPABA UN TERCIO DE LO ANTIGUO! En una pared de unos 20 metros de largo, si es que llegaba y unos 2 metros de altura de estanterías, estaba todo lo de los libros... con una pocas mesas y un par de estanterías adicionales para señalar los libros de obligada lectura, de moda, los que puedes encontrar en el Alcampo... lo que no tendría que estar en ese Abacus.
Ya no es el Abacus de la UAB un reservorio de libros. La mitad del espacio es papelería, pero es que es menos que lo que había antes. Incluso sospecho que lo que había podría ser lo que hacía años estaba allí.
Unos expositores de regalitos bobos para regalar al que no se sabe qué regalar (la maquineta que se convierte en una máquina de marcianitos, el ladrón de USBs para cargar muchas máquinas con forma de piruleta...) ... y ya está.
Es EL FINAL DE LOS LIBROS.
Todo el mundo compra todo por Internet... ¿los estudiantes solamente compran libros por internet, si es que los compran?
El problema con eso del Internet o de las librerías online o de las bibliotecas online o incluso las otras es que tienes que ir a caso hecho, a buscar tal título. Queda fuera, por tanto, todo lo demás. Las sugerencias son un cebo que te llevan a una jaula cada vez más pequeña de decisiones. No puedes verdaderamente dar un repaso por el resto de libros, de colecciones o de materias: el libro de estadística que sale en la bibliografía obligatoria y punto...
¿Tan poca gente tiene curiosidad por ver el resto de materias, de material o de cosas que no conoce? ¿No hay interés en los contratos de una instittución universitaria para que las empresas allá establecidas fomenten la curiosidad?
Revisé todo... si es que era tan poco... y encima no tuve la sensación de los últimos tiempos de quererme llevar un libro de cada estante... cosa imposible. Es que había mucho que me era indiferente.
El mundo se reducía a España y Putin, con un par de libros sobre Japón que igual eran un libro. 3 o 4 sobre el procés, que sonaba un poco a pasado de moda, a favor y en contra.
Historia y Filosofía de la Europa Occidental, anglogermana.
Los autores: españoles y sobretodo angloestadounidenses.
Sociólogos... Pierre Bourdieu, francés, no hay más. 8 o 9 libros suyos. Uno de Durkheim, que es el gran clásico pionero. Dos de Marx Weber . De Cienca Política, había 4 o 5 autores... Robert Dahl con La Democracia... Modelos de Democracia de Lijphart... Y eso que, junto con Antropología ocupaban 2 estantes, con la parte superior dedicada toda a Feminismo
De Ciencia, muy pobre... y yo que iba con la idea de comprarme algún libro que no podría entender sobre cómo hacer puentes o paneles solares... Cuando digo pobre: tres libros, una de una excolaboradora del programa del Wyoming, una que se pasó 1 o 2 años viviendo en el bosque, se volvió medio chalada y luego sacó el libro, porque van de negocio en negocio como si su vida fuera lo único que vale. Otros dos sobre primavera-verano y largo invierno, de sendos autores británicos del siglo XIX, como si eso fuera extrapolable al cambio climático en todo el planeta.
Derecho: casi todo era Administrativo... como si fuera complicado, por cierto. Ocupaba una estantería vertical. Curiosamente, esto sí que está todo en html, epub y pdf gratis y legal del BOE y otros diarios oficiales.
Vale: descargas ilegales, zip, pdf, lo que sea... pero que la propia Abacus tuviera tapiada con pladur y sin pintar la pared del fondo derecho... pobre, pobre, pobre.
HE LLEGADO DIEZ AÑOS TARDE.
Ahí había visto yo El Capital, 5 tomos algo así, a 50 o 60€... caro para entonces y que luego igual ni lo lees... pero es que apenas había algo más: ni Adam Smith ni sus primos... sí estaba el Manifiesto Comunista y poco más porque lo obligan a leer... pero es que eso sí que está gratis en internet.
Abacus siempre odió los tebeos. A partir de 1999 pusieron algún manga porque tendrían chiquillos de los hijos de cuerpo que los leerían pero ellos más de dos ejemplares de Mafalda y cuatro de Tintín y Astérix. Ahora había un espacio con dibujos de comic pero sin comics: usan el gancho de Spiderman para vender 4 rotuladores que están en el resto de tiendas y 4 novelas gráficas.
Es una inadecuación constante. A ellos les irá bien, se harán de oro y todo eso. Al amazon también.
Si en la Abacus de la UAB no están los libros plomo y académicos y de editoriales pequeñas y grandes que no están en el resto de librerías... pueden cerrar la UAB, el Abacus y las editoriales.
A mí me acaban de machacar. Me quejaba del Abacus del Baricentro, el cual oí que "no quiero ser revolucionaria pero yo no pondría la parada de Sant Jordi de Barberà" (localidad a la que oficialmente pertenece el Baricentro) pero resulta que es 4 veces mayor que el la Autónoma. Tiene más libros, aunque casi todos sean bestllers y lo que se tiene que leer para quedar bien y libros infantiles pero también de esos obligados de niños que todos son futbolistas y niñas que son princesas boxeadoras.
Cierto es que la Escola de Doctorat y Postgraus está más muerta que viva, con cuatro rotulitos de masters de medicina y de "violencias" y nada más.
Caminando por sitios: la muerte de los libros se vio en una amplia mesa en un rellano con libros algunos sin abrir de los años 2002-2009. Cierto que algunos eran de risa: "quina administració local volem a Catalunya": hacerse esa pregunta en el 2004, por ejemplo, era mentirse y robar dinero dándoselo a subvenciones sobre falsas investigaciones. La Administración Local que se quiere es la que ya tenían en 1939, en 1979 y en 1998 y en 2022: repleta de enchufados que lloran porque varios son interinos a los que van a hacer contratos fijos como funcionarios sin que hagan oposiciones... y eso lo sabían todos ellos cuando hacían convocatorias ocultas o públicas pero fraudulentas pasando las respuestas a los de su clan y poniendo todo tipo de trabas (ets mol jove, no dones el perfil... ¿tú eres del pueblo?, te falta el nivel C2 de finés) para que solamente sus amigos, preparados para la vida y con la formación justica pudieran entrar a trabajar a cinco minutos de su casa.
En la entrada de la Biblioteca de Ciencias Sociales había dos mesas: unas cajas para meter 1€ para llevarse un libro... o 3 tomos por 1€. De los libros, los había relativamente recientes, y algunos viejos pero interesantes. Libros a los que no se les dio ni salida ni oportunidad para ser conocidos ni reconocidos. En los de 3*1€ había una serie de revistas del partido tipo "los amigos del PSOE ns cuentan qué grandes investigadores son" (tomos rojos que ponía CES)... ¿tirarlos a la basura? ¿venderlos de saldo? ¿realmente una biblioteca no es un almacén de libros para ser escudriñados alguna vez? ¿para extraer algo de ellos? Había un libro de Alfonso Guerra, bastante desgastado... el libro. Se ve que el autor tuvo su época de estima de su fandom para acabar en el mercado del saldo universitario. Sic transit gloria mundi.
Suena muy trista que la biblioteca universitaria tire los libros. Es casi lo único bueno de la UAB: la cantidad de libros que había... aunque lo malo es que solamente son accesibles si estás vinculado como alumno, como trabajador (profes... ¿las de la limpieza y bedeles qué?) o como Alumni (exalumno, un carnet por el que te clavan una pasta).
De todos modos: cobrar por libros que hemos pagado con sangre de nuestros impuestos es repugnante.Compraron o ayudaron a sus amigos y partidos con esas compras libros mediante presupuesto público pero ahora lo revenden. También las bibliotecas de la Diputación de Barcelona, que odian los libros y la lectura, se están deshaciendo de grandes cantidades de libros.
Y vemos las librerías de saldo repletas...
Tal vez para el 2030, los libros sean un objeto olvidado pero la culpa no es de Internet, sino de una Incultura que ha sido muy fomentada por todo tipo de instituciones... y mucha culpa tienen las instituciones educativas y culturales.
Porque cervezas había a kilos tiradas por todos los sitios de la universidad. Los bares estaban llenos.
En la librería solamente estaba yo.
¿Triste? Un poco. Porque "es otro sitio al que no podemos volver", citando a Manolo Jumilla Pandero, albañil y pensador.