Data Estel·lar deltocho Diumenge 20190112
El problema de la vivienda viene de antiguo.
Tanto es así que siempre que hablo sobre las inundaciones del año 1962, con muchos muertos, hay que aclarar que lo fueron por dos razones:
1.-O estaban trabajando de noche en fábricas que estaban y siguen estando, cada vez más, en los lechos de los ríos.
2.-O vivían en cuevas (agujeros de piedra o tierra en los lechos de los ríos porque seguramente era más fácil excavarla o ya existían de manera o natural o del pasado) o vivían en barracas enclenques, chabolas. Trabajo tenían, lo que no tenían era casa que era la situación opuesta a la que tenían en sus pueblos de origen: tenían casas grandes, casas familiares seguramente, pero no tenían trabajo o puede que hubiera chimeneas, osea, fábricas, pero lo que también había era sinvergonzonería a kilos apoyadas por las armas de una dictadura: pagar no, siempre tarde, mal y nunca.
Carpanta vive bajo un puente "porque es pobre de solemnidad" pero también le atribuyen defectos como ser vago (no querer trabajar) o ser un tanto pendenciero (suele acabar enfrentado al orden establecido o a lo que le dicen). En fin, que es un vago y él se ha buscado esa vida... Pero resulta que Protasio, que parece más establecido que él, no está en mejor situación.
Ah, pero es que si seguimos leyendo, tenemos unas cuantas historietas de los años 1940-1960, con parejas jóvenes o familias de varios hijos que piden comprar o traspasar el puente de Carpanta. A esta gente se los supone establecidos, trabajadores honrados con su sueldo y sus ganas de trabajar y comerse el mundo y demás cosas que dan ardor de estómago pero no tienen piso ni casa.
Refleja una realidad: no había casas en las áreas industriales. Iba a poner "de Barcelona" pero es que comarcas con construcciones de grandes obras públicas, pongamos embalses, no había viviendas. La gente se construía unas casuchas domingo a domingo. En las localidades con fábricas eran los industriales los que acababan haciendo política de vivienda: casas para los cargos intermedios, directores, etc, casas pegadas unas con otras y pisos para los demás.
En Barcelona, el problema se había medio solucionado en falso hacia 1880-1900 (no tengo fechas claras pero por ahí) y comienza a resquebrajarse a partir de la crisis del 2008: hay barrios enteros, barriadas, antiguas localidades anexionadas como Sant Andreu del Palomar o como el popular barrio de la Barceloneta, o como Sant Antoni... con todos los bloques o todas las manzanas de casas (casas pequeñas) que son de alquiler. Y las nuevas empresas "colaborativas", osea del turbocapitalismo que no paga impuestos ni en las Islas del Canal, ha decidido expulsar a todo quisque.
No es el único lugar. En Tiempo de Silencio, un libro que... alguien dijo que a mí me gustó pero es porque, entre tanta basura que tienes que leerte para la Selectividad, al menos este tenía cosas tan raras que... pero, nada, una ópera bufa de un burgués que se divierte poniendo diferentes niveles de lenguaje. Parece que hay una descripción social pero eso también es una cortina de humo. Sí, hombre, aquel libro blanco de la portada asquerosa con la foto de las ratas. Pues allí se cuenta, de manera procaz y no sé si poco objetiva o nada, que hay gente en el Pozo del Tío Raimundo que vive en chabolas o en casas pequeñas con una única habitación, a lo sumo dos separaciones.
En el Somorrostro de Barcelona, el sociólogo de hecho Paco Candel explica un proceso similar.
El boom de la construcción de los años 1960-1970 con altos bloques con todos los problemas de salubridas, habitabilidad y convivencia y además del fibrocemento alias uralita alias asbesto que saldrá décadas después para que nadie mueva un dedo al respecto o los problemas de construcción como la aluminosis por aquello de que cualquier corrupto ministro franquista siempre tiene amigos, palía el tema.
Todo el gobierno socialista de Felipe González pasa del tema de la vivienda mientras las cohortes más numerosas de toda la Historia crecen y tendrán, tendrían o hubieran tenido que buscar lugares para vivir... y lo encontrarán con la liberalización total del suelo y su corrupción urbanística correspondiente, tipos de interés bajos y pagos de dinero negro que aún sigo sin explicarle de donde lo sacaba la gente. A la vez llegan inmigrantes de medio mundo que tienen la manía de querer dormir bajo techo.
Las comunidades autónomas ya están en activo. Por supuesto, la de Catalunya pasa de todo: no hay banderas en los ladrillos y son cosas de pobretones. Los ayuntamientos también, salvo en lo que es ceder suelo a sus amigos los constructores. En Santa Coloma de Gramenet, por ejemplo, la protección social tiene la condición de tener un sueldo de alto cargo de la OTAN, cosa rara para un currito metropolitano, para alguien sin estudios, con estudios primarios, secundarios, terciarios, cuaternarios, universitarios, postgraduados... para todo aquel sin padrinos, sin el aporte de los padres, madres, suegros, suegras, consuegros, consuegras. Así habrá gente que muy bien y los habrá que se pasarán 20 años apuntados en listas de protecció oficial y aprendiendo que hay que tener amigos en los ayuntamientos para conseguir pisos. Corrupción a Mogollón en todos los niveles.
Con la crisis de las hipotecas y los primeros desahucios en masa, desde el 2008 y hasta entrado el 2020, en un contexto de globalización que dice que toda la propiedad será para los ricos del planeta, para los hijos de mafiosos que viajan por el planeta, que pueden comprar aquí y allá, el problema de a vivienda arrecia pero perderá, desde el 2016, desde que los que dicen defender al 15M, los de Podemos, los de la CUP, llegan a cuatro cuotas de poder mínimo. El tema desaparece. La bandera lo copa todo: al fin y al cabo es una sociedad burguesa y hay que defender y poner en el candelero solamente los problemas de los aposentados. Los aposentadísimos ya flotan por todo el planeta.
Y entonces se les ocurre algo que musitaban los burguesillos desde la prensa 20 años antes: los que dicen ser de izquierdas pretenden hacer protección oficial de alquiler y no de propiedad (seguro que hay métodos para que una venta ulterior haga regresar el piso a la Administración) y ese alquiler que lo sea por unos pocos años, pongamos 10, y solamente para según quién, en un formato aún más restrictivo que antes, que ya lo era. Eso con miles de pisos vacíos.
Por tanto, todas las series e historieta de Editorial Bruguera que tratan temas de vivienda siguen siendo importantes, siguen estando vigentes. Desde Doña Pura y Doña Pera Vecinas de la Escalera, el 13 Rue de Percebe, Carpanta, Doña Lío Portapartes, algunas historietas de Angustio Vidal, Doña Tomasa con Fruición Va y Alquila Su Mansión... y varias más que nos olvidaremos.
Aunque se haya repetido, no es que los autores de Bruguera estuvieran especialmente cercanos a los temas sensibles de la sociedad. Ellos hablan más de sus cosas, desde un punto de vista de una clase media baja pelín acomodada, que tiene gramolas en tiempos de hambre, que van de vacaciones a la playa, que viven en calles adoquinadas porque entonces aún no se asfaltaba pero no en calles de tierra, embarradas, con rieras convertidas en cloacas mediante conexiones de ayuntamientos y vecinos, todo eso no sale nunca, no de manera crítica sino descriptiva, en los tebeos. No para dar pena sino como escenario de gags cómicos. Porque esa gente no estaba triste y no vivían en un mundo gris. Vivían y los niños lo pasaban bien. Lo escribo porque, o no existe ese escenario ni esos personajes o, al aparecer, son para poner argumentos deprimentes que tampoco se ajustan a la realidad. La realidad es compleja pero demasiados guionestas de demasiados medios lo olvidan o saben que hay que emitir únicamente el mensaje de la clase dominante.
También es el autor de Mari-Pili y Leopoldino, un matrimonio muy fino. El título tiene mucha gracia y ya da ganas de ponerse a leer.
Era como uno de los especialistas en ese tipo de familias de recién casados, matrimonios jóvenes. Está claro que fue una premisa de la editorial.
Nadal es el otro dibujante, de estilo similar, más hacia la linea clara con figuras estilizadas y de apariencia más seria y que hacia el dibujo de narigones y personajes de proporciones cómicas.
El Miajilla hace un repaso a este tipo de series como parte de historietas donde salen niños o mujeres. Así que la duda sigue sobre la mesa: ¿la editorial se plantea este tipo de series porque repiten un esquema estadounidense de series entre de pareja y familiares aunque aquí no tengan hijos, cosa que nos tendría que poner en guardia si realmente el Franquismo y la sociedad tradicional en la que se vive exige o pide la existencia de hijos de cualquier edad y que reflejarían la realidad social de familias de 3 o más hijos como algo estadísticamente normal? ¿Son series pensadas para dar un toque de qué, de modernidad, de gente que no se arrastra por las calles o es para mostrar a un chico una chica un poco guapetes? ¿Imitan algunas comedias yankis tipo de
Doris Day?
Sea lo que sea, en el episodio Cambio de piso, Mari-Pili y Leopoldino ya viven en un piso y bucan otro "más acorde con su condición". Ella es un trasunto de Benita en el carácter de aparentar ante la sociedad y de lograr un ascenso social real o ficticio ante los demás, muy pero que muy similar a la mujer de Don Pío (serie de Peñarroya) o de cualquier otra esposa de los tebeos de la época o de la comedia teatral o de... y él es un sufridor que trabaja en una oficina, nunca en una fábrica ni en una tienda ni en algo de mancharse salvo con tinta y siempre trabajando junto al jefe o director de la oficina. Igual está todo basado en hechos reales.
La historieta no lleva numerito, así que puede ser un refrito refreíble porque la historieta sigue siendo válida. Ah, sí: que leen un diario y un libro en vez de estar tonteando con el whatsapp.
El piso de obra nueva es de malos materiales y está en un lugar alejado.
Si nos vamos a la famosa serie de televisión La Que Se avecina, se sigue con lo mismo: las viviendas de alto standing son de "primeras calidades" (en una temporada, un vicío de la obra obliga a su demolicion y reconstrucción) y está en un lugar muy alejado porque se necesitan varios transbordos de autobús para llegar hasta allí. Tienen suerte si les llega el autobús: se nota que Madrid es un sitio civilizado.
Nótese que, en la historieta, se busca piso de alquiler, no de compra pero el precio del pago es tan alto que hace marearse al comprador, quien piensa que le han dicho el precio para un piso de propiedad. Y creo que esa idea del piso de alquiler procede de que sea una historieta barcelonesa, de Barcelona ciudad, porque en las ciudades de alrededor, los inmigrantes compraban el piso o el terreno y se hacían una casa por miserable que fuera. Por lo visto, es una diferencia cultural importante. ¿En qué te gastas el dinero? ¿En una vivienda para el futuro? Sería aquella idea de "me da igual pagar varios años pero que mis hijos lo disfruten" aunque los pagos de los pisos eran a menos años que lo de las hipoteca a 30, 40, 50 años de finales de los años 1990 en adelante.
El alquiler supone que tienes que tener seguro que tendrás ese dinero: te pueden echar en un santiamén si no pagas, y tener alternativa rápida para salir pitando a otro piso.
Pero el alquiler permite liberar, tal vez, más dinero para gastos a corto plazo: para una incipiente sociedad de consumo en la cual hay que demostrar que tienes un coche, un tocadiscos, una radio, una gramola, reloj, collar, un sofá de tal tipo, los primeros electrodomésticos y la tele antes que te digan que no la tienes. Estas cosas se acaban convirtiendo en esenciales aunque muchas no lo sean y no lo eran para los que adquirían de propiedad, aun con una renta más baja. Pero también adquirirán con los años todo ese tipo de productos y a creciente velocidad de renovación como vemos en la crisis de la basura y último episodio de Érase una Vez... El Hombre, que ya habréis visto, digo yo,
Acaban bajo un puente para guarecerse de la lluvia. Si hubiera sido con otros personajes, hubieran acabado allí pero para vivir, tras haber perdido su vivienda anterior y no habiendo conseguido la posterior. Pero es una serie con un tinte más realista: viven en un piso, no en una casa, como sí pasa con tantos personajes cómicos de manera extraña, con esa casita con valla de madera, chimenea, jardincito con un árbol.
Podemos hacer paralelismos con una historieta de La Familia Ulises (dibujo: Marino Benejam; guión: Carlos Bech, suponemos). Pero no la tengo localizada (puede estar en 4 tipos distintos de revista): en aquella página, va toda la familia, cómo no, a ver un piso, a ver si compran, en plan inversión, porque van de humildes y de chulos a la vez. El problema es que el bloque de piso es igual que el de esta historieta: un edificio perdido en la nada, entre descampados y que, como está en un lugar de lustre y fuste, en un barrio residencial de los de verdad, de los de toda la vida, en plena avenida de la tontuna, pues ya lo desprecian, y tampoco les gusta el tipo de gente.
Cuando se dice que estas historietas tienen un componente sociológico, hay que tener en cuenta de manera siempre presente y clara que reflejan de manera cómica, esperpéntica, astracadana (he usado esas dos palabras literarias a posta) pero de manera PARCIAL. Reflejan de parte y miran hacia una parte. No muestran toda la sociedad. Ni pueden ni quieren. Se reflejan a ellos mismos y sus intereses. Y tienen poca empatía con lo ajeno, con lo no-propio.
De ahí, aquella cantidad de historietas sobre o contra pueblerinos. El pueblo es lugar problemático: vale el jamón y los embutidos pero sus gentes molestan, y sus pestes de ganado y granja también.
Un divulgador del comic, Antoni Guiral, contaba que el comic es un arte urbano, que nace y se desarrolla y refleja la ciudad. No hay , decía, obras realizadas desde la zona rural, desde los pueblos, desde el campo. En parte porque está vinculado a la urbanización, a la industrialización, a vender originalmente entre las masas de población alfabetizada poco, bastante o mucho. Y los pueblos tienen menos población y tenían menos población alfabetizada, en teoría. Porque, si entrábamos en la gente de los pueblos inmigrada, pues igual los que se quedaron tenían acceso a escuelas (colegios nacionales, o colegios de curas o internados) y los que llegaron sí que eran iletrados.
De esa idea de que es un arte urbano nos puede quedar que lo que no es urbano lo ven con reticencia o con espíritu de algo pintoresco y aventurero: piratas del mar, etc.
No está en el centro. El piso está lejos, exagerado para hacer el chiste
"a dos horas de coche".así que anunciaban en los años 1980-1990: Valleslona, a 10 minutos de
Barcelona en el centro del Vallès", como si el Vallès fuera la selva
llena de árboles y no de pisos y fábricas y torres de alta tensión; o
"promoción en Montcada, a 5 minutos de Barcelona", en un rótulo en la
Meridiana visto en enero de 2020, avenida al principio de la cual está,
efectivamente Montcada i Reixac, pero como diciendo: cuidado, que si no
decimos que está cerca del ombligo, cuna y prez de la civilización no
vamos a vender ni un ladrillo de los de obra vista.
Como clase social urbana y emergente, los dibujantes, guionistas y redactores serían ya, por origen o ascenso social, clases medias ilustradas (saben leer, escribir, las cuatro reglas, puede que tuvieran estudios medios, bachillerato, etc, por aquellas épocas, que hubieran ido al colegio hasta los 16 años) y en un contexto cultural y laboral de mayor educación formal y de ambiente (uno pintaba, el otro hacía obras de teatro, otro escribía para la radio, y un cuarto era periodista y aquellos habían hecho dibujos animados, montado empresas, etc.), pues lo que no era como ellos era peor, repudiable. No se ve mucho porque hablan de lo más cercano, que lo caricaturizan pero se nota en las pocas ocasiones en que se acercan al otro lado: a un descampado en el que hacen pisos y cuyo aspecto ya lo ven con reticencia.
Me pregunto si los "artistas" se hablaban con los "oficinistas" y ellos y los otros con los de las "máquinas o imprentas" o si eran tribus aisladas unas de otras.
Bueno. Pues otro día me lo preparo y a ver si me aprueban la tesis doctoral de Tebeos y Sociología. Ay, no, que no soy del partido. Bueno, pues en otra vida.