20200124

Cuidado con la RAE

Data Estel·lar raeliana Divendres 20200124

De manera habitual lanzo "dardos a la RAE", a la sumisión a normas irracionales o formas que nadie sabe cómo ni por qué se han establecido como correctas. 

En escritos de Internet, presumo que se interpreta que me meto con alguien, con el interlocutor. En una conversación, pensarán que no tengo ni idea de hablar. Si es así, son dos errores MUY GRAVES, que sí ocasionarían un duelo junto al Convento de los Carmelitas Descalzos.


Hubo un día que pensé: veamos, ¿toooooodos los hablantes del castellano -o de cualquier otra lengua- desconocen su idioma y solamente los alfabetizados en la escuela, osea, los del siglo XX en adelante, saben hablar o utilizar la lengua? Ridículo... porque, ¿de dónde sacaron antes de la alfabetización universal o masiva las reglas, los vocablos, etc.? 
 
Hay cosas que no nos han contado. Para simplificar: no va a gustar porque son "procesos de poder". La RAE surgen el período de los primeros Borbones de origen francés, con voluntad homogeneizadora no solamente en las lenguas (prohibición del uso oficial del catalán en los antiguos reinos de la Corona de Aragón... pero permanece el uso coloquial), sino que también se ejerce un poder contra dialectos o contra formas de hablar de orígenes diversos. ¿Se desarrolló el latín con diferencias regionales grandes? ¿El uso del "fuerais" como auxiliar en vez de "hubierais"es realmente tan grotesco? Las formas de pronunciación de la grafía X o de la J y la G, o la H (con y sin sonidos aspirados)... ¿de dónde salen? ¿por qué se priman unas y otras se olvidan y se desprecian en el oficialismo lingüístico? ¿quién lo decide? ¿te ha llamado la RAE a ti que tienes estudios o que eren parlante del idioma o que tienes raciocinio o que eres filólogo o que no lo eres para que aportes tus opiniones, ideas, etc.? ¿Por qué no? ¿Por qué nunca? ¿Por qué, ni siquiera ahora, que el 90% de la población está alfabetizada? ¿Por qué hay tantas lagunas de conocimiento convertidas en acusaciones de incorrectas formas de hablar, de pronunciar o de utilizar el léxico? ¿Lenguas pre-romanas, dialectos procedentes del árabe y/o del amazight mezclados con el latín evolucionado en un dialecto románico?
 
 Formas de hablar, curiosamente, procedentes de estratos sociales vilipendiados, fustigados, expulsados, denigrados, prohibidos, desterrados, expulsados, ajenos al poder de las Cortes, de los aristócratas, de las burguesías... 

"Hablan mal" ... millones de habitantes. Sospechoso. 

Y una institución a la que muchos miran... o puede que de la Era de la Luz fuera la Era del Deslumbramiento: deslumbrados 3 siglos después de su creación en el siglo XVII..  Era de la Ilustración puede que convertida en la Era de los Tachones hacia lo que dicen que está mal.

Los hablantes se zafan con emoticonos, con abreviaturas, con lo que sea... pero siempre aparece una "institución" que vuelve a decir cómo se usa bien... como aquella estupidez elevada a veinte de que usar mayúsculas en Internet es de mala educación porque es como gritar. Imbéciles. Es una carrera exitosa para destruir la inventiva y la libertad. 

Me recuerda mucho a la lucha contra los juegos de palabra que han usado muchos, acorralados, "humoristas" (gente que cobra por hacer reír con claqueros a su servicio para incitar al aplauso y la risa al público que ha pagado y que se acostumbra a reír con lo que les han dicho que rían).

Antes que nada, la RAE, junto al Banco de España, puede que sean las dos instituciones más inquietantes y opacas de España dentro del bloque de "instituciones que mandan mucho y no tienen ningún control de nadie". ¿Te han preguntado alguna vez cómo gestionar el banco de España o sus activos? No, pero el Banco de España te dice que está mal que te paguen un sueldo digno y te quiere con salarios repugnantemente bajos, una función usurpada que no tiene, la de amenazar a los trabajadores. De eso ya hablamos hace años.

El siguiente es un reportaje interesante pero también con un interés claro de apoyar al gobierno porque la ministra Carmen Calvo se molesta al ver el informe que le han pagado a la empresa privada RAE y que, al contrario, que cuando son consultoras de contabilidad, no les han dado la razón: el resumen es que considera la RAE que la Constitución está bien escrita, salvo cuatro palabrejas que sí que podrían ponerse en femenino. Lo demás es "masculino plural con uso de genérico" y es correcto. El artículo periodístico tiene un componente de apoyo al PSOE y a Podemos pero vale la pena mirarse el contenido.

Ahora leo un reportaje de la RAE escrito por Raquel Ejerique en El Diario.es


 
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Nota: entro en eldiario.es en vistas de que el diario Público lleva ya un año de capa caída, con sus batallas propia a favor de los lazos amarillos y tal. El resto, la prensa oficialista lleva desde otoño del 2019 lanzando sus amagos contra la libertad de información convirtiéndose en "de pago por internet". Pagas porque te lances su ideología antes o en vez de que puedas ojearla. 


La Real Academia Española es la guardiana de la lengua –"limpia, fija y da esplendor", su lema desde 1715 [Felipe V: a mangonear]– pero no es una institución pública, sino privada, una "institución jurídica con personalidad propia", pese a que se le asigna un carácter oficial y un interés público, a falta de un organismo estatal en España. Como prueba, el Gobierno le ha encargado el informe sobre la inclusión de género de la Constitución. "El Estado no se ocupa de regular la lengua y, desde hace 300, años ha confiado esa tarea en la RAE, que se dedica a actividades de interés general", puntualiza a eldiario.es su director, Santiago Muñoz Machado,
La Corona española ha sido su protectora desde que nació, en 1713, e incluso el Rey Juan Carlos puso de 'su' bolsillo un millón de pesetas cuando Felipe González impulsó la Fundación Pro Real Academia en 1993 [las fundaciones son pozos negros para no pagar a Hacienda, para  llevarse crudo el dinero y colocar a amigos de burguesías, partidos y empresas, con poco o nulo control público ni privado, con coartada ], la pata que aglutina la financiación privada de la institución, que es la mayoritaria. Aunque la Academia no especifica la cantidad, podría ser de hasta cinco millones anuales (según cálculos sobre su propio presupuesto anual, de siete millones y medio). Al dinero privado hay que sumarle una subvención pública anual y el dinero obtenido por la venta de sus publicaciones, un ingreso que ha caído en picado por la crisis de los volúmenes en papel.

La Fundación privada está presidida por el rey Felipe VI y por el gobernador del Banco de España [pues ya está: RAE y BE: bof] y su finalidad es apoyar y financiar a la RAE. Forman parte de ella los grandes nombres de la empresa española y del IBEX 35, como Ana Patricia Botín (Santander), el presidente de Repsol, La Caixa, Prisa, Telefónica o Iberdrola. [lo que nos apunta hacia un control desde arriba del lenguaje: el conocimiento es poder para algunos y el uso del lenguaje y de la lengua, de sus normas y de los significados y significantes también: desde los varios tipos de alfabetos egipcios antiguos hasta el siglo XXI inclusive] También aparece en la lista de patronos el constructor Villar Mir, en representación de su propia fundación. Las grandes compañías son precisamente las principales benefactoras de la RAE, aunque también hay particulares. Por ejemplo, una donación de Inditex de 1,6 millones al año hizo avanzar el Diccionario Histórico. La Caixa patrocina el diccionario online y gratuito en la red. La Fundación Iberdrola firmó un convenio de 100.000 euros para la nueva edición del Diccionario.
El primer órgano rector estaba formado por Mario Conde o Emilio Botín y apadrinó el acto el Rey Juan Carlos, que agradeció a las comunidades autónomas su "sensibilidad nacional", según las crónicas del momento como la de El País, después de que dieran 10 millones de pesetas cada una para la constitución de esta fundación. Actualmente son patronos Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta, o Guillermo Fernández Vara, presidente de Extremadura. Sobre si las comunidades siguen aportando dinero, fuentes de la RAE responden que "o no aportan nada o lo hacen con importes de cuantía menor", sin dar más detalle.
Parte de ese dinero que se recauda sobre todo de compañías y entidades bancarias se gasta, pero otra parte se acumula, según las cuentas de la Fundación, a las que ha tenido acceso eldiario.es a través de una pregunta en el Portal de Transparencia. En 2016 (últimas cuentas accesibles) la Fundación pro RAE tenía 16 millones de euros invertidos en acciones (como Indra, Inditex o Gas Natural), fondos de inversión (Caixabank), bonos (524.000 en el Gobierno de la Comunidad de Madrid o 100.000 en Goldman Sachs o Morgan Stanley) y depósitos bancarios (6 millones). [el dinero que ponen con beneficios fiscales las empresas del Ibex en la RAE lo recuperan en acciones y fondos de inversión: es una autocartera indirecta, acciones reservadas para la propia empresa dueña de las acciones, y que, en este caso, pasa por una empresa pantalla que es la RAE: no invierte en universidades o en facultades de filología o en proyectos de informática para la lengua de manera directa: sino en ropa, calefacción e hipotecas: raro pero raro sino fuera porque nos parece normal pero normal. Es dinero como para que ningún alumno de España pague por la educación de lenguas en la vida durante generaciones, para que nos regalen todos los diccionarios pero con dibujos bonitos a todos los hablantes, y no digo ya a todos los ciudadanos, dado que pagamos con impuestos vía subvenciones a la RAE]. A esta cantidad hay que sumar 1,3 millones en cuentas bancarias. Todo este dinero y los intereses que pudieran generar aparecen vinculados a una utilización para "fines fundacionales", es decir, para dotar de financiación a la RAE.
Los Reyes y el presidente de la institución, Santiago Muñoz (2i) posan para fotografía de familia, mayoritariamente masculina, antes del pleno de la Real Academia Española, en junio de 2019 en su sede en Madrid



Los Reyes y el presidente de la institución, Santiago Muñoz (2i) posan para fotografía de familia, mayoritariamente masculina, antes del pleno de la Real Academia Española, en junio de 2019 en su sede en Madrid
Aunque no pertenece a la administración pública, los ingresos públicos son otra parte fundamental para el funcionamiento de la Academia y una reclamación permanente de los sucesivos directores. El penúltimo, Darío Villanueva, explicaba en 2018 que estaban intentando que el entonces ministro Iñigo Méndez de Vigo (PP) aumentara el dinero a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, que entonces era de 1,6 millones: "Que quede claro que no estamos pidiendo un incremento de la asignación presupuestaria, porque asumimos la crisis que ha afectado a muchos, sino que el Estado adquiera licencias de Enclave [un canal premium] [¡es un canal de pago para empresas pero que pertenece a Telefónica y que dice que es para PYMEs, y la RAE es grandecita y no es una empresa ¿o sí? ¿no es un "fundación"?, así que vuelven a pagar licencias a una empresa patrona de la fundación... lo sencillo sería que Telefónica pagara con esos "canales de pago" pero el negocio está en sacar dinero de aquí y de allí: ¡huy, qué turbio que baja el río y qué poco control que hay!] y esa retribución del servicio que proporcionamos nos permita recuperar el nivel de financiación del año 2008", decía a Europa Press.

El vídeo lo pone la maginoteca: no eldiario.es

La crisis hizo mella en esta institución –cuya obra estrella es el Diccionario y que también ha elaborado el Panhispánico de Dudas, el Histórico, puso en marcha el servicio de consultas y volcó el diccionario en internet de forma gratuita– aunque siguió teniendo saludables excedentes en su parte privada. La Fundación pro RAE pasó de 23 millones en 2013 a 18 millones en 2016, según sus cuentas. Fuentes de la Academia dicen que el saldo de su fundación "se ha mantenido estable" estos años, "unos 16 millones de euros". El presupuesto público de la Academia cayó más: si entre 2007 y 2012 era de casi cuatro millones de euros al año, con los recortes que impuso Rajoy esa cantidad bajó a los 1,6 millones, un importe que se ha mantenido hasta 2019.

Aumento de la subvención

Sin embargo, y tras algunas reuniones y reclamaciones, el ministro Pedro Duque salió al rescate en la anterior legislatura y firmó un convenio con el director que multiplica los ingresos de la RAE. El acuerdo, según lo aprobado en el Consejo de Ministros el pasado marzo, supone que le darán a la Academia cinco millones de euros públicos al año durante 2020, 2021 y 2022, lo que permitirá unos ingresos por encima del nivel precrisis. Los proyectos en los que se emplearán, según el convenio, es la actualización de obras que ya existen como el Diccionario, y proyectos de digitalización y la promoción del español o formación. Desde la RAE aseguran que "los recursos disponibles se aplican por completo a la retribución de su personal y al desarrollo de proyectos". Entre los que trabaja actualmente y en los que empleará ese dinero está una nueva versión del Diccionario, la actualización de varias obras o "evitar la rotura del español tratando de uniformar el español que usan los instrumentos digitales", un proyecto denominado Lengua Española e Inteligencia Artificial.


Pero el modelo de la RAE, amparada por los reyes, grandes empresas y los sucesivos gobiernos, tiene también críticos. El catedrático Carlos Subirats [Rüggeberg, de segundo apellido], de la Universidad Autónoma de Barcelona, es uno de ellos: "Las academias son anacrónicas y su incidencia en el mundo actual es nula", sostiene. "El problema de la lengua no es si se acepta una palabra o si 'sólo' lleva o no acento, el reto es el procesamiento de textos por medios electrónicos, por ejemplo, crear programas que entiendan textos enormes y te devuelvan una respuesta", continúa Subirats, director del proyecto del Diccionario Electrónico en Español [enlace maginotécnico, no de eldiario.es] y numerosos grupos de investigación. "La lingüística no es una cosa de letras y normas, implica neurociencias, psicología, ciencia computacional, inteligencia artificial...".
El catedrático, autor de algunos artículos críticos [enlace maginotécnico, no del eldiario.es] con la Academia, también lamenta que esos cinco millones de euros públicos se den directamente a la RAE en lugar de a proyectos concretos más diversos por medio de concursos y relacionados con asuntos más de futuro como la computación, "que es lo que demanda Google y el capitalismo, por otra parte". [si os habéis rendido a Google, igual que a la RAE, pues de la sartén al fuego, oiga]
El académico Pedro Álvarez de Miranda, director de la 23ª edición del Diccionario, tiene una visión distinta: "El Gobierno tiene una responsabilidad moral sobre las academias, para que no desaparezcan por falta de medios, y eso debería seguir siendo así. El Estado no las debería abandonar a su suerte, alguna responsabilidad cabe", dice a eldiario.es.
Muñoz Machado defiende, frente a la crítica de exceso de normativismo, que "la RAE tiene que centrar su actividad en los fines que le marcan sus estatutos. Desde su fundación, el diccionario, la gramática, la ortografía y la edición de obras representativas de la mejor literatura en castellano han sido sus misiones fundamentales. Estas obras hay que mantenerlas al día porque la lengua evoluciona y nuestros textos marcan la normativa, la pauta que siguen los quinientos millones de hispanohablantes. Somos la entidad reguladora de la lengua, junto a las Academias integradas en la asociación Asale [Asociación de Academias de la Lengua Española: nótese que nunca dicen "castellana"]. Y lo hacemos a través de esas obras".
Silvia Senz [Bueno, de segundo apellido], lingüista, también pone sombras a la institución o, más bien, a la gestión pública que se ha hecho en relación a ella. Es coeditora de El dardo en la Academia, un volumen crítico con la RAE, de la que destaca su ventaja en el apoyo institucional. Contactada hace un tiempo por eldiario.es, Senz se remite a sus escritos. En la obra que coordina con Montserrat Alberte destaca "cómo una institución normalizadora semipública [gestión privatizada, neoliberalismo], con una producción menos abundante de lo que aparenta [ineficiencia] y mucho menos consistente y actualizada de lo que es exigible [ineficacia], puede haber llegado a ejercer una influencia social sostenida sobre los hablantes de español de ambos lados del Atlántico". También ha puesto en duda la pertinencia de crear en 1993 una fundación para dotar de fondos la Academia, en la que ve una estrategia para que la RAE mantuviera "su preeminencia como organismo estandarizador oficial (...) sin necesidad de que se creara una institución de política lingüística estatal para el castellano, que podría haber despertado las suspicacias de los nacionalismos periféricos". [pacto político ridículo afecta al contenido de la gestión]

El jurista Santiago Muñoz Machado se convierte en el nuevo director de la RAE
El jurista Santiago Muñoz Machado, director de la RAE EFE
La influencia de la RAE es manifiesta y se encarna, en gran parte, en la cara visible de la institución, los 46 académicos, que no siempre son los que hacen el trabajo principal, del que se encargan empleados de la institución (unos 80, con un salario medio de 39.000 euros [2785€/mes ¿bruto? me sale un sueldo neto de 2000€ que no está mal]; el del director es de 65.000 [que serían 3100€ netos al mes]). Los académicos se reúnen los jueves por la tarde en sesión de una hora, según los estatutos, que también establecen que su nombramiento salga en el BOE. No tienen salario, pero cobran dietas de 141 euros por día.
Son mayoritariamente hombres, ya que solo ocho puestos están ocupados por mujeres (la web aún mantiene a la fallecida Margarita Salas), siendo 1979 el año en el que entró la primera mujer académica, Carmen Conde. El pleno de la RAE incumple de largo la ley de paridad, aunque al tratarse de una institución privada no está obligada a observarla. El hecho de que los cargos sean vitalicios ralentiza la igualdad pero, aunque es cierto que en la última década se ha nombrado a más mujeres, desde 2009 las incorporaciones han sido mayoritariamente de académicos hombres (doce frente a seis mujeres).
Estos académicos forman el pleno, que debate sobre asuntos de la institución y propone nuevas palabras. El recorrido para que llegue al Diccionario y esa palabra sea normativa es complejo, como explican fuentes de la propia institución: tras la propuesta, se consulta el "corpus de la academia, si la palabra se usa" en compilaciones de "millones de formas", se buscan ejemplos en literatura o periódicos [la base es la literatura escrita: eso explica la poca gracia que les hacen las formas tradiciones, populares, ORALES, de tantos y tantos pueblos y de cientos de miles o millones de hablantes a lo largo de los siglos: la lengua escrita ha sido controlada y usada desde las "clases dominantes", desde arriba, burguesías, aristocracias, curatería rica...] y se pasa la documentación a "alguna de las seis comisiones de trabajo integradas por académicos". Luego se envía la propuesta a las otras academias de lengua española para que se acuerden o no modificaciones. Después de todo eso, la palabra vuelve al pleno y si ha pasado todos los filtros y hay un veredicto positivo, se incluye en el Diccionario. Y así viene siendo desde hace siglos.
¿No se limita demasiado la Academia a labores de normativa, incorporación de palabras y reedición del Diccionario mientras la lengua avanza y tiene retos tecnológicos? El director explica que la institución usa herramientas digitales punteras y reivindica el servicio que se da con el diccionario online: "¿Quién puede decir con seriedad que no estamos metidos hasta el fondo en el universo digital? Nunca en toda su historia nuestro Diccionario ha sido más útil para más personas de todo el mundo: recibe sesenta millones de visitas al mes. En la mejor época de la edición impresa del Diccionario llegaba a venderse una cifra próxima al millón de ejemplares en 12 años. De manera que nada más lejano a la realidad que afirmar que es un producto que ha dejado de interesar".

4 comentaris:

Anònim ha dit...

Supongo que hay que unificar la Lengua para entendernos todos...pero tienes razón: el Castellano se impuso de manera "dictatorial" y "unilateral", como imposición de vencedores. Lo bonito habría sido una especie de Esperanto con las lenguas peninsulares.
Y, aparte de esto, yo me pregunto cómo nos entendíamos en la Corona de Aragón los diferentes integrantes, los de idioma catalán, los del navarroaragonés, los de los valles pirineicos...¿en Latín?
carlos

maginelmago ha dit...

Partamos de la base de que la gente se movía poco de su pueblo, así que los que se movían supongo que tendrían cierto don de lenguas o de chapurrear. Los que se entendían en la Corona de Aragón eran los aristócratas, quienes seguramente ya tenían preceptores que les enseñaban "lo que hablaran en la Corte". De todos modos, más que de unificar, de lo que hablo es de cómo se ha señalado negativamente a los que "hablan mal" y, repito del artículo, igual es que no hablaban mal. Aunque lo ejemplifico con el castellano, lo mismo pasa con el catalán aunque tiene una sensación de "el catalán sí que respeta los dialectos" pero hay montones de expresiones suprimidas porque "no parecían catalanas". Luego oyes a los de pueblos sin castellanoparlantes y dices "pero si eso es como en castellano pero si usan el "lu que", pero sí..." y no puede ser por apropiación de otra lengua que no existe. A eso se añade, a nivel general, que no sabemos ni qué se habla en tal sitio. Un día te dicen que en tal lugar hablan aragonés y se arma un revuelo, o que hablan tal cosa en otro lugar, y se oyen tambores de guerra por la selva. Y los medios de comunicación audiovisuales no nos han acostumbrado a esos acentos, vocablos, etc. ¿Hemos oído hablar en vasco muchas veces en la tele? ¿Y gallego? Pues eso. Que nos tratan de demasiado tontos.

Anònim ha dit...

Muchas veces me asombra la gente de los pueblos cuando emplean palabras que yo enseguida pienso que son vulgarismos y si indago en su pasado son auténticos cultismos y latinismos; por ejemplo en la zona del Moncayo aún se emplea en San Martín "eslitar", que es quitar las piedrecitas a las judías o legumbres... ¡pues viene de litos, que es piedra en latín o en griego!
carlos

Anònim ha dit...

Jo, pero para mantener unida la Corona más de 300 años haría falta algo más que comunicación diplomática de los gerifaltes...sin duda habría bastante comercio entre los burgueses de Barcelona y Zaragoza, por ejemplo, y eso implica relación de sus subalternos: arrieros, hosteleros, etc ¡estas personas del pueblo llano también tenían que comunicarse!
carlos