20210105

Los años después de las vacunas

 Data Estel·lar muuuuu Dimarts 20210105

Felices Reyes Magos a los que los celebren, porque toooooooodas las generaciones de los años 1970 y 1980 decidieron pasarse al "Papanoel" para tener más tiempo para jugar, en lo que luego ha servido de coartada para una mega-ola de consumismo que se retrasó al 6 de diciembre, luego al Black Friday de noviembre... y ahora ya hay cosas de Navidad, de invierno, de castañada, de Halloween y de verano a principios de octubre. 

Ah, y no vayas buscar ropa de invierno o pijamas de invierno porque se ve que no se llevan. El antiecologismo militante de las generaciones nacidas en los años 1970, 1980, 1990 y 2000 lleva a que haya que poner la calefacción a 200 e ir en bañador sucio dentro de los pisos. Y tener que oír hipocresias del tipo: "menoh má que ya han prohibío la bosa'plástico". Eso lo dice gente que ha estado abusando del avión durante 20 años, desde después de la caída de las Torres Gemelas, que es cuando se generalizaron, 2002, los viajes "low-cost", junto con el idioma "low-cost" basado en palabrería en inglés inventao de marketing, como se puede leer en tantas revistas de moda y en ferias de muestras.

El 2020 quiso ser pensado como una incisión, un tajo, en lo anterior. Es mentira: ni la gente ha salido más sabia ni más honrada ni más ecologista ni más prudente. Todo el mundo, individuos, familias, collas, instituciones, ONGs, tiendas, empresuchas, empresitas y empresazas, instituciones políticas, administraciones públicas han seguido con la Teoría del Carril: no se pueden salir del carril o descarrilan individualmente en sus propuestas. Ellos se merecen ir por ese carril. A nivel macro, descarrila todo. Se ha visto con cada mal llamada OLA de la pandemia. Seguimos con la primera ola, la de marzo, que fue el típico constipado mal curado pero a nivel grupal y no a nivel personal. Salieron a la calle y se volvieron a constipar para octubre y noviembre. Y se quedaron un poco en casa, berrequeando, y luego salieron otra vez a la nieve. 

 

Con el coronavirus Covid-19, se ha tenido que aprender pero bien lo que significa el concepto Sociedad Burguesa, que siempre queda raro, en las explicaciones de las asignaturas de Historia Contemporánea. Parece que es lo que surge tras las revoluciones burguesas, las cuales quedan circunscritas a la francesa de 1789, la de 1820, 1830 y 1848. Como se suele decir que eso pasa en Francia o en Grecia, que no pasa en España, que se independizan países o surgen países nuevos como Bélgica o Países Bajos, etc, parece que no va con nosotros. Se atonta al alumnado por parte de los profesores con un lamento que demuestra la falta de comprensión de los propios docentes, también universitarios, y de muchos libros y fotocopias y artículos que te hacen leer: "como en España no ha habido revolución burguesa". Y no lo entienden, oiga, y se saltan párrafos, páginas y episodios completos de la Historia de Catalunya, de España y del mundo... de todo, para que cuadre con el slogan de Fraga, "Spain is Different". En realidad, la alianza entre la burguesía alta, media, gente rica con industrias y los grandes terratenientes, los latifundistas, la gente con tierras, agricultores que se convierten en empresarios agroindustriales puede que origen aristócrata, con una importante bolsa de propietarios absentistas pero que arriendan tierras de manera lejana, en un precedente claro de la globalización informática, del Uber, del Airbnb... no necesitan revoluciones: se intercambian dinero, familiares, bodorrios, acciones, empresas, policías, ejército y leyes.

Impiden las revueltas obreras o de otro tipo con facilidad. 

Dominan los medios de comunicación de manera efectiva y eficaz. 

Si encima tienen unas verdaderas revoluciones en forma de guerras civiles como la española que otorga monopolios de información, de sanidad, de educación, de empresas, de estancos... a los amigos del régimen, miel sobre hojuelas. El control es perfecto. Si encima logras que el cine o las series de televisión, o los libro: (no hay más que ver el perfil social, demográfico, cultural de los protagonistas y ambientes de los catálogos de libros (ejemplo: revista Leer y Más, que se reparte por librerías denominadas, ojo al dato, "independientes", pero que son las grandes librerías locales o comarcales que han existido siempre, implantadas con solera y dinero). No saldrá nunca un barrio corriente y moliente si puede salir el Soho. No saldrá una costurera si puede salir una mujer de clase alta que hizo Medicina en un presunto mundo de hombres. En realidad, en un mundo burgués, con coordenadas burguesas, de igual manera que así ha seguido la universidad y lo demás, con sus cambios de peinados y de vocabulario, porque las clases medias se renuevan parcialmente con nuevos elementos. Si sale la costurera, tendrá lío con un ricacho, claro. Si se ve que es pobre, magnificarán la sensación de tristeza y de suciedad, porque no entienden que hay alegría y limpieza en todos sitios.

Con el Covid-19, hemos asistido a algo muy típico de la sociedad burguesa: su capacidad de huida y de necesidad de diversión. Se fueron "a la sierra de Madrid en marzo". Se fueron a Puigcerdà el 8 de diciembre. Y no pocos han ido dando vueltas por el mundo como turistas, entre ellos, el rey Juan Carlos I de Borbón y Borbón, que entra en el grupo de "sociedad burguesa". No es que lo diga yo: es que siempre hay que regresar a Qué es una Constitución, del prusiano Ferdinand Lassalle. Escribir "decimonónico" ha sido pensado como insulto demasiadas veces. Hay que regresar al siglo XIX para descubrir cómo se construyó el mundo y como se fraguó la destrucción del planeta. Para eso, el libro de La Guerra de las Salamandras del checoeslovaco Karel Čapek.

Su capacidad de huir y de llorar es amplísima. La de ser protegidos y amparados por esos medios de comunicación que han repetido mil veces lo de "pobres negociantes, pobres negocios, pobres empresas que han tenido que cerrar tres meses". Aún espero que lloren por los años que yo he estado en paro. Y tanta gente. 

Estamos ante un virus que se han denominado "chino" pero no es menos cierto que la China de la República Popular China es un artefacto capitalista inmenso, aliado y competidor a la vez de todas las empresas y empresarios y directivos de origen y destino burgués (oh, concepto antiguo, pero es que es la manera de unificar vocabularios), de gente que ha ido en manadas en buenos viajes, buenos hoteles, buenas comilonas, a cualquier ciudad perdida de China, como la Wuhan de 9 millones de habitantes que ningún periodista ni geógrafo parecía conocer, que ningún univesitario ni docente universitario ni universidad parece conocier pese a su gran cantidad de universidades... pero que es un importante nodo del comercio internacional implantado en el centro de China, cuando nos están diciendo las cámaras de comercio y los que dicen conocer la Economía y el Comercio Internacional y Mundial que lo de China es en la costa Este... pero se callaban que había miríadas de empresas que iban a muchos kilómetros al Oeste; miles, tal vez decenas de miles de comerciales bien nutridos que iban y venían y que siguieron yendo y viniendo cuando la pandemia ya estaba declarada, porque ellos se lo merecía y no se podían salir de su carril. El dinero es lo único importante. 

Así que esa alianza entre la empresa china/comunismo chino y la empresa del resto del mundo/que no sabe a veces que es capitalista, pues aumenta las características de estar una sociedad burguesa. Ni aunque el Covid-19 sea un arma montada por China, el Partido Comunista y sus miembros han decidido desde 1980, y más desde el 2000, ser capitalistas, ganar dinero, machacar el planeta, nada de hacer las cosas distintas, sueldos bajos, pocos o nulos derechos laborales, dumping social, sanidad privada, nacionalismo porque la bandera es lo que hacer tapar que otros se llevan la cartera... China es una de las puntas de lanza del neoliberalismo. Es dudoso que abandonen el capitalismo. 

Y entonces se lanzan proclamas inverosímiles: habrá una vacuna "para final de año". Putin en Rusia anuncia su éxito en agosto. Trump la anuncia para noviembre, y acierta porque tendría datos, aunque la empresa decide ser del grupo pro-Biden, y dice haber obtenido éxito tras las elecciones presidenciales. El juego sucio no lo hacía, durante años, solamente Trump, e incluso puede que Trump fuera una sardina en un mar de tiburones. Europa se rinde y decide comprar en vez de investigar. El Reino Unido del Brexit logra su primera victoria: sí pueden sacar adelante una vacuna, y su investigación es de las pocas con algo de transparencia: han tenido muertos en sus pruebas, cosa que los demás niegan o callan. Eso sí muertos de Brasil, que será un BRICK (Brasil, Rusia, India, China) pero es un país despreciable, llenos de pobres y un presidente y unas instituciones que optaron por expandir la epidemia al máximo. 

Hubo vacuna. O dicen que la hubo. O la tenían preparada de antes y se han esperado meses para quedar bien. O no hay vacuna pero dicen que la hay para ganar tiempo y evitar que una población atontada y atorrante que quiera todo ahora, ya, barato, con click y que el repartidor del Glovo traiga el producto de Amazon o de Alibaba  en un abrir y cerrar de sesión. 

Se comienza a fabricar. Se dice desde la primavera que lo difícil es fabricar los recipientes, las agujas, etc... y sabíamos desde siempre que un medicamento tiene un proceso de fabricación de diez años, de ensayos, de pruebas y demás. 

¿Han servido de algo los superordenadores que computan ultra-rápido o el foldingathome?


We are focusing the Foldingathome compute power on SARS-CoV-2, the virus that causes COVID-19, and the human proteins the virus interacts with.

First, we uncovered novel protein structures that were previously inaccessible to the research community. 

With your help, we are now screening for potential drugs to target these structures as a part of the COVID Moonshot Collaboration.

Aquí estamos antre otra fulera partida de poker: las empresas de biotecnología y farmacia llevan décadas buscando que se acorten los plazos de poner en el mercado una medicina, pese a los gravísimos fallos y enfermedades y muertes que han creado muchos medicamentos, pomadas, cremas para el Sol incluso durante todo el siglo XX. 

Eso es permitido por el choque del Covid-19 contra los hospitales, debido a la infrafinanciación de la Sanidad Pública, la privatización desde sus inicios del sector de las curas paliativas y de los cuidados de la tercera edad (residencias mugrientas con dueños malvados y personal insuficiente, que cobra poco y que no está preparado: hemos asistido tantas veces en directo que no nos extraño que una de esas apareciera en las noticias en primavera, de manera tan breve que solamente denota el poder crudo del que disponen esas empresas). Téngase en cuenta que hay hospitales de referencia, como el Taulí de Sabadell (de referencia porque no hay más para quinientos mil habitantes) que llevan colapsados desde el 2003, con viejos hacinados con fémures rotos y enfemos con el corazón lleno de sal en pasillos por los que no se puede pasar, siempre a la espera de quitar de enmedio a muertos de las habitaciones en las que está prohibido llorar, para lo cual tienen sus drogas. Llorar está mal porque hace salir del carril a la sanidad macdonaldizada. Y con plantas de hospital cerradas, con plantas abandonadas por humedad en plena Barcelona o con plantas privatizadas para clientes ricos de pago de todo el planeta, también en esa Barcelona que ha optado por olvidar a su población desde hace tantos alcaldes.

Sea como sea, el caso es que puede que estemos asistiendo a una INMENSA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA. 

Es un "puede" que está apoyado en que realmente haya habido investigaciones científicas, claro, y que no haya sido todo una pose.

Las investigaciones de tantos institutos sobre el Covid-19, incluidas la del CSIC muerto desde noviembre 2020 o cuya web está muerta: la última noticia es de 20201030). Se fueron a dormir cuando les dijeron que había vacuna en Estados Unidos o que me cuenten por qué no me cuentan nada como contribuyente suyo que soy vía impuestos y sin haber visto nunca ofertas de trabajo.

Toda esa información científica, toda esa documentación, todos esos esperimentos, es posible que sirvan para una nueva revolución médica y farmacológica que afecte a otras enfermedades, a otros virus o coronavirus. 

Puede que los años después de las vacunas traigan cambios en la medicina, aun en el caso de que lo que nos den sea agua con lejía contra el Covid-19, porque lo que sí se ha hecho es escudriñar como nunca en los tres millones de años antes en las estructuras internas de los virus y coronavirus. Es decir, deberíamos estar más cerca científica, que no económica ni social ni culturalmente, de paliar o de evitar epidemias olvidadas porque sucedían en países pobres tropicales pero que ya están subiendo por la Península Ibérica. 

Como nota final: las vacunas son preventivas así que sirven para evitar enfermar pero sigo defendiendo que lo importante es la investigación para curar la enfermedad cuando se tienen. 

Esperemos que abran las bibliotecas digitales de artículos y todo eso para todo el mundo. Es la siguiente necesidad para ampliar la investigación fuera de las instituciones.