Data Estel·lar filemona Dissabte 20210109
Rompetechos es un tipo que básicamente basa sus chistes en la visión: confunde objetos, personas y rótulos grandes, es decir, elementos que el lector puede leer para comprobar el error del personaje. Se ve que el documental Imprescindibles sobre Ibáñez de TVE lo ve como un solterón enfadado con el mundo y que solamente décadas después estaría basado en los problemas de visión.
Que además tenga un elemento de "querer tener siempre la razón" es posible. Lo describo como una especie de Don Quijote de la Organización de Consumidores y Usuarios.
A eso se añade que no se entera muchas veces ni de que ha sido castigado ni de que está en la cárcel: a la que confunde con un hotelito o con otro lugar que le va bien para seguir en su ficción visual pero también mental. En las historietas de una página, que además aparecen en montones de portadas de los años 1960, o sea, no precisamente en la evolución de los años 1980, 1990, 2000 o 2010, sino en los más o menos primeros tiempos.
Rompetechos se suele defender de lo que considera ataques, lo que implica la misma agresividad que tantos otros personajes del siglo XX. Es una agresividad que los aleja del rebaño. La nueva censura que se puede camuflar de mil maneras, como buena educación o como "eso no se tiene que hacer" eliminar esos elementos considerados negativos de muchos personajes que se inventan ahora o que fueron inventados y aún hoy existan. Eso pasa aquí y allende el charco. Así que igual lo sacan "incapaz de hacer daño a nadie".
El Rompetechos invitado especial en muchas historietas desde los años 1980, sean historietas de Ibáñez como de otros autores como Rovira, me es simpático. Tiene el papel justo: confunde a los miembros de un barullo brugueril o de una carrera de viñeta final con lo que él tenga en la cabeza: una foca dando de comer a su hijo, lo que sea. No cansa. Es un espectador que interpreta el entorno que le rodea a su manera lo que genera situaciones cómicas rápidas de leer, difíciles de pensar o guionizar pero siempre sorprendentes.
Hay quien considera que Filemón lleva una ropa ajena a los cambios sociales, que su ropa es un tanto ridícula. Lo de la ropa incoherente: pajarita, etc. Bueno, el caso es que ya está bien que los personajes cómicos vayan vestidos como les de la gana al dibujante. Que encima haga gracia. El otro día veía un anuncio de champú H&S y salía un tipo con un tatuaje más largo que el brazo que lo contenía. Será muy habitual, cosa que, por estadística visual, conocemos, pero también es MUY prescriptivo: es obligatorio llevar tatuajes, está bien y es lo correcto y te tienen que gustar. No quiero que me manipulen. Cambié de canal.
Hacer que un personaje vaya con pajarita, pantalones, camisa y/o americana, en contextos que no lo admiten de manera cotidiana, para mí, a día de 2021, me resulta un acto total de libertad por parte del personaje porque no va vestido como la ultima moda impuesta ni como la penúltima. Va como le da la gana, como todos tendríamos que ir. "Huy, el guiri que va con chancletas y calcetines, qué cutre". Pues que vaya como le dé la gana. A ver si solamente va a poder ir con clavos por la cara y una sudadera y el tattoo del nombre de hijo de su nueva pareja en swahili.
Por otro lado, un personaje tiene que ser básicamente icónico; misma ropa y mismos colores identificables para el lector siempre que sea posible. En ese sentido hay varias webs con combinaciones de colores que nos permiten adivinar enseguida a superhéroes.
Filemón ha pasado de tener un papel importante en la agencia de información a "perder la chaqueta" tanto real como metafóricamente. De ser el contrapunto o Clown serio y formal, dentro de que es cómico, al Augusto que es Mortadelo. Ambos pasan a ser parte de una empresa más grande. El papel del Jefe para al Super. Filemón pasa a ser Jefe solamente de nombre, pero su poder queda ensombrecido: no tiene tanto poder para mandar sobre Mortadelo porque ambos colaboran en las mismas misiones. Ya no se queda en el despacho mientra envía al detective del traje negro en misiones estrafalarias. Filemón obedece al Super y encima Mortadelo lo deja mal buscando, por ejemplo, la cuadra del Super para encontrar el burro del Super que le ha comentado Filemón. Más que nunca, Filemón es el elemento para que Mortadelo no haga monólogos sino diálogos. La mayoría de las veces no Filemón sino Mortadelo es quien sigue teniendo "las ideas de Mortadelo" para acceder a la guarida del sospechoso. Mantiene los disfracdes y encima las revistas llevan su nombre. Para finales de los años 1980, tanto el Bruguera Equip como el Equipo B como los primeros años del regreso de Ibáñez, anulan casi por completo a Filemón, en tanto es Mortadelo quien tiene viñetas o páginas en solitario o chocando con el resto de personajes de la TIA en aquellas interminables escenas de oficina.
Los cambios sociales en España: dudo mucho que hubiera muchos Don Pantuflos en 1950, 1960 o 1970. E incluso los métodos educativos de Don Minervo en 1970-1980 eran más modernos que los muchos libros de texto, pedagogos y maestros de los sistemas educativos públicos y privados. Aún recuerdo a un alumnos de los años 1980 que me dijo un día de 2006 que había tenido profes de los que pegaban. Yo esto lo tiraba hacia atrás a los años 1920, 1930 o, como mucho, 1950 pero no en un mundo con democracia, coches, tele en colores, colegios construidos en todas las ciudades (no así en todos los barrios, cuidado porque eso no ha llegado ni en el 2021). Dudo mucho que hubiera muchos individuos con pajarita en España. No así en otros países, por cierto, o en ciertas profesiones de ciertos países. A veces vemos series o entrevistas estadounidenses en las cuales aparece alguien con pajarita, o con chaleco o con ropas que no nos son habituales, ni en las calles ni en las tiendas de ropa.
Sí que veo que Filemón debería tener algo potente tipo los disfraces de Mortadelo.
O los inventos de Bacterio. Ni dgamos más o nos comemos el blog con este super-personaje.
O la racanería del Super, que es la racanería de las empresas y administraciones públicas españolas y de los superiores jerárquicos, directivos, alcaldes, presidentes, consjeros, ministros, altos cargos... que aceptan tener super-sueldos y lloran porque son bajos pero que dotan insuficientemente a los asalariados, sea con sueldos, derechos laborales, sociales, material para ejercer el trabajo, para parar una pandemia o para evitar el colapso por nieve o lluvia torrencial.
Ofelia también tuvo diferentes etapas: era la secretaria que estaba enamorada de Mortadelo o eso pensaba ella, pero que, ante su negativa, pensaba "bueno, Filemón, que tiene más pelo: dos pelos en concreto". Luego pasó a ser pasto de chistes sobre su gordura, hasta llegar de manera un tanto excesiva. Gordura convertida en fealdad. Y, encima a mediados-finales de los años 1980, a ser considerada, fea en contraposición a Irma como guapa oficial (se usarían vocablos más vulgares pero convertidos en obligatorios en el siglo XXI , cuyo nombre exótico por entonces supongo que parecía como de azafata del UnDosTres, exitoso programa de TVE por aquellos años. El caso de Irma como puro objeto sexual se ve como un avance social, aunque es caspa total y lo era ya en 1987. Desde el 2018 o por ahí, lo que se consideraba una renovación social se ve como un acoso a la mujer: el feminismo se contradice, seguramente. De hecho, revisando nombres de hijos e hijas nacidos desde los años 1990 en adelante hasta el 2021, es razonable pensar que les ponen nombres propios pensados de gente atractiva sexualmente para los progenitores, lo cual debería llevar a estudios psicológicos y psicoanalíticos de gran calado. Ya había habido un cambio y es que Ofelia no es precisamente dócil: puede sacar una pistola de su bolso para replicar a alguna impertinencia. En eso entraba perfectamente en la guerra total de los personajes de la TIA.
En algún momento hacia 1991 o 1992 y sobretodo luego, se opta por eliminar al máximo las referencias a la obesidad alias fealdad. Seguramente que tendrá relación con la epidemia social llamada "anorexia" pero dudo mucho que las anoréxicas leyeran mortadelos. En fin, el miedo guarda la viña y la editorial y el guión se autocensuran. El resto de la ficción así como las noticias, presentadoras de la tele, modelos y prescriptoras de la prensa del corazón, anuncios de la tele, radio o prensa, o internet... mantendrán que la delgadez es el valor máximo y único por el que hay que luchar. Los recetarios y los programas de cocina se convierten en el siglo XXI en una pesadilla de calorías; se habla de niños obesos cuando la bruja de La Casita de Chocolate los despreciaría a todos desde 1980 en adelante. Pero igualmente, el guion mantiene a Ofelia vinculada al cuerpo y, olvidada y desaparecida Irma, a la objetivación sexual sobretodo de los pechos en demasiados gags.
En todo ese tiempo, es Filemón quien, es cierto, tiene un papel más flojo. O lo podemos considerar un personaje máscara: el lector es Filemón, quien acompaña en sus aventuras y desventuras a Mortadelo y al resto de personajes. Esa argumentación, que se me acaba de ocurrir, podría ser muy útil. Si los periodistas, la editorial, los agentes de prensa, el propio Ibáñez la piensan usar, que me llamen para que firmermos un contrato. 20200109.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada