20210109

Cuando B aún era Bruguera pero no lo decía

 Data Estel·lar transicional Dissabte 20210109

En 1986 se acaba Editorial Bruguera. Si me pagan por cada vez que lo he escrito, ya no tengo que levantarme temprano nunca más.

En 1987 comienzan las revistas del Grupo Zeta bajo el nombre comercial Ediciones B. 

"B" de Bruguera".

 

Ha pasado mucho tiempo para los lectores pero nada para la empresa. Retoman el material no publicado pensado para las revistas de Bruguera que nunca salieron a la venta pero no se lo comentaron a los lectores. Cambiaron los nombres de las primeras aventuras largas de los personajes Mortadelo y Filemón para que pareciera, no México-86 sino una nueva historieta como de fútbol y política exterior argentino-británica. Esto último ya suena tanto exótico como extemporáneo para los niños pero se ve que los guionistas trabajan para ellos mismos, para hablar sobre la Guerra de las Malvinas de 1982... en una aventura pensada y ambientada para 1986, toda una vida infantil, y publicada en 1987. 

En ese sentido, hay que felicitar la buena transición entre Comics Forum de Planeta-DeAgostini Comics del Grupo Planeta hacia Panini Comics. Se mantiene numeración, no hay tajos y queda claro que es otra empresa con otras formas de actuación y que irán cambiando cosas cuando les convenga. Otra cosa es que a mí no me gustasen muchos de sus cambios.

Estamos ante una nueva editorial, un nuevo año, una nueva época y hay nuevos autores. Todo es nuevo... pero hay cosas raras. Por aquí y por allá salen firmas con el año "86" o "1986". 

No hay pistas y no hay textos explicativos: Miguel Pellicer o Mercedes Blanco siguen una ley de la omertà brutal. 

Solamente tenemos la pista de los numeritos: numeraciones de cinco cifras que comienzan por cinco: "5XXXX" y que nos habla de la numeración desde 1983. 

 

Aquí tenemos el numerito del final del episodio de los agentes de la TIA: 54375. Revista Mortadelo número 8. Ediciones B-Grupo Zeta. Historieta apócrifa del Bruguera Equip. Gran entintado, viendo los años que vinieron después. Uso atractivo de la tipografía mecánica de la presunta IBM Selectric: negritas y letras normales.


 

También hay historietas antiguas, que se distinguen porque son de cinco o seis franjas de viñetas y porque las hemos visto mil veces en historietas. Los lectores son niños pero, pese a lo que piensen los adultos, varios metidos a empresarios, directivos y editores, LOS NIÑOS NO SON TONTOS, y se dan cuenta de que son historietas viejas.

La duda surge, como decimos, con las historietas que parecen nuevas. 

El problema vendrá luego, cuando las historietas nuevas de verdad parezcan no profesionales y de contenido más pasado de moda que lo visto en Bruguera: el Equipo B iba a entrar como un elefante en una cacharrería.

En Ediciones B, las numeraciones no aparecen o no se ven: serán números de tanta cifras como el que representen: 1 al 9, una cifra; 10 al 99, dos cifras; 100 al 999, tres cifras, 1000 al 9999, cuatro cifras. La sensación que uno tiene es que el grueso se compró en los primeros tiempos previos a la salida de la revista porque hay combinaciones de historietas numeradas con dos cifras o con tres. Desde 1988-1989, lamentablemente desaparece ese mínimo control de cronología que nos aportan los numeritos. 

Esos numeritos no se ven apenas. Te tienes que fijar expresamente o haber leído varias veces cada revista. 

Es la única pista.

 B aparentaba ser una editorial nueva pero la B era de Bruguera, el contenido de sus publicaciones era de Bruguera, la presentación era de Bruguera, la mayoría de autores, dibujantes, ninotaires, guionistas y editores eran de Bruguera, los anagramas y logotipos eran de Bruguera y las ideas de las revistas eran de la Bruguera de principios de 1970, y las nuevas historietas de Mortadelo y Filemón y otros personajes como Segis y Olivio estaban pensadas para la Bruguera de 1986. Pero Ediciones B-Grupo Zeta no decía nada de esa dependencia, salvo el haber puesto el anagrama del gato negro junto al amarillo y negro de B en la Colección Olé y los superhumores, que a su vez también eran del almacenaje no vendido de los talleres gráficos de Editorial Bruguera.