20181005

Supongo que Bulgaria no es miembro de la Unión Europea

Data Estel·lar mirat Divendres 20181005

Lo he tenido que mirar porque no me lo puedo creer:

De los datos de la Unión Europea:


Bulgaria en la UE

Parlamento Europeo

Hay 17 diputados de Bulgaria en el Parlamento Europeo. Descubra quiénes son.
Oficina del Parlamento Europeo en Bulgaria


Pero es indudable que un Estado de corte mafioso, con esclavos y mano de obra infantil, y la gente atemorizada no puede ser miembro de la Unión Europea porque ni su candidatura habría sido tenida en cuenta:

O, si no, leed Pernik, la maldición del carbón, un informe de Greenpeace que pondría los pelos de punta si no supiéramos que la Comisión Europea tiene mucho trabajo ayudando a los malos, castigando a los buenos y colocándose en empresas de mala reputación. Por cierto, que la noticia sobre las altas de contaminación y destrucción social ya han sido expuestas en novinite donde se habla de socios inversores de Bélgica o Grecia aparte de Bulgaria.

Sí: aún esperamos un Spirou que nos hable de la parte tan sucia de Bélgica en el mundo aunque sea con sentido del humor. La visión idílica de Bélgica como un entorno rural pero moderno cuyos aventureros encuentran problemas por el mundo ya había sido criticada con El País de los Soviets, cuando Tintín y Hergé y el diario en el que trabajaba obviaba la realidad belga... pero también en tantos otros casos: eran los estadounidenses los que creaban problemas en Sudamericana en el subgénero de dictaduras sudamericnas tan caro a los belgas o eran los propios sudamericanos los que se metían en líos. Ídem en África... de empresas propias o de monarquía (Congo) sucias, ni hablar. Pues eso también es ideología transmitida por un medio de comunicación como es la Bande Dessinée.

Pernik,
la maldición del carbón

En Pernik (Bulgaria) el carbón no solo provoca contaminación. Su extracción ilegal también ha creado mafias. Muchos habitantes tienen miedo a hablar. No es el caso de Galyna que, acompañada por Greenpeace y otras organizaciones locales, lucha para que esta situación cambie.
Galyna Gerginova: Su lucha contra la maldición del carbón
“Vivimos en un estado sin ley ni garantías. Y sí, me siento vulnerable pero no podemos detener la lucha”
“Ahí se puede ver por dónde se extrae el carbón. Cavan con sus propias manos, muchos son niños. Todos los años muere gente. Para asegurarse, a veces meten un perro y si no se derrumba, entran. Es peligroso, para ellos y para quienes vivimos cerca”, denuncia la activista búlgara Galyna Gerginova. Mientras habla, mira a los lados consciente de que la presencia de un grupo grande puede atraer a quienes quieren silenciar lo que allí ocurre. Aún así, continúa.
“Como la minería ilegal es propiedad de la mafia, no hay estadísticas de víctimas, pero hay decenas de muertes y explotación infantil. Todo es visible, todo el mundo sabe lo que está pasando”, prosigue junto a la mina ilegal a cielo abierto, propiedad de uno de los hombres más ricos del país. Allí, protegiéndose del frío y de los visitantes indeseados, explica a la delegación internacional de Greenpeace cómo este combustible fósil, que fue el sustento y motor de la ciudad, es ahora su peor maldición.
Con solo 100.000 habitantes, Pernik es una de las ciudades más contaminadas de la Unión Europea. Sus habitantes sufren los estragos de la central térmica cercana y de la quema de carbón en sus hogares para cocinar y calentarse, que generan partículas tóxicas que los especialistas asocian con la alta tasa de cáncer y de enfermedades respiratorias (una de cada dos habitantes de la ciudad las ha sufrido). Galyna y su familia no son una excepción.
Además de destruir el bosque por la tala de árboles, la excavación de túneles para la extracción del mineral ha convertido el subsuelo en una especie de queso gruyere en el que cualquier construcción corre peligro de derrumbe, algo que ocurre a menudo. Las enormes grietas en muchas de las casas son un recordatorio del peligro que les acecha.
Pero a pesar de todos los problemas, pocas personas se atreven a denunciar lo que ocurre en Pernik, y si lo hacen tampoco les escuchan. Desde hace tiempo, Galyna trabaja junto con Greenpeace y otras organizaciones locales para revertir esta situación. Sabe que no es fácil, pero es una mujer valiente. Ha recibido numerosas amenazas “señales que la mafia te está dando, pinchando ruedas o quemando coches” pero asegura que eso no la parará. “Vivimos en un estado sin ley ni garantías. Y sí, me siento vulnerable pero no podemos detener la lucha. Eso significaría que deberíamos irnos, y no quiero irme. Quiero tener una hermosa vista”, sonríe.
Aunque denuncia que el Gobierno y los medios no prestan atención a su situación, es optimista. “Creo que la solución vendrá con una ciudadanía activa, con personas bien informadas que cambien las cosas. La historia está cambiando y la gente con ella. Vivimos en el siglo XXI, con nuevas tecnologías que hacen que el carbón no sea necesario y es cuestión de tiempo que se vaya de Pernik. Ha llegado el momento de un cambio. Espero que estemos sanos y vivos para ver la solución”.


Adipiscing accumsan euGalyna Gerginova, Activista

“Creo que existe un futuro sin contaminación, mafias ni carbón y que la llave para el cambio está en la gente y su participación activa”Diseñadora de profesión, reside con su familia en Pernik (Bulgaria). Dirige el Consejo Científico y Técnico.
© Greenpeace
Texto: Marta



¡Suerte, Galyna Gerginova! 
San Román   Fotos: Greenpeace