20210605

El consumidor Rompetechos en Din Dan

 Data Estel·lar nada, nada Dissabte 202106056

Me acabo de leer el Superhumor 65 con apartado para las portadas de Rompetechos en Din Dan 2ª época.
Yo no sabía o lo habría olvidado lo siguiente:
Nombre y apellido: Rompetechos Dioptría.


Lo dice un alto cartero que podría haber sido dibujado por Jan. En otra historieta, por cierto, hay un dependiente con nariz afilada que recuerda al novio que va con su novia  a comprar un piso en Superlópez: Guerra en la Dimensión Oscura.

El Tío Lentejo: diferentes caras y narices. E incluso creo que hay uno que podría ser él pero con otro nombre. "Lentejo Bichez".
Así que es tío materno.
Rompetechos Dioptría Bichez.
Si no es el marido de la tía, la señora Bichez.
O si no es un tío abuelo de Rompetechos.
Así que Rompetechos podría no ser tan viejo como aparenta.

Creo que es la vez que he descansado mas leyendo historietas cortas de Rompetechos. Cuando era pequeño y me encontraba con un Colección Olé, en cierto superhumor, me desesperaba un poco. Me gusta Rompetechos y lo que le pasa pero se me hacía algo pesado, una tras otra historieta. Me ratifico en que Rompetechos tiene un par de obsesiones: los taxis o el transporte y, en estas portadas, los sombreros y boinas.
Además, no es que no vea, es que va el tío cegado por sus obsesiones: quiere un jersey, pues el tío ve jerseys en todos lados.
Es un consumista nato. Se supone que, cuando lo llevan a la cárcel le dirán que está encerrado, pues allí el tío plasta sigue con su obsesión. Rompetechos es casi el único personaje no anclado ni esclavizado al trabajo de entre los creados y desarrollados por Ibáñez. En cambio, es el más esclavizado al consumo, al nuevo consumo que trae la sociedad desarrollista postautárquica. Para unas clases sociales, ya hay calles adoquinadas, que son una minoría aunque las pelis españolas y los tebeos nos hagan pensar en otra cosa. Aún no son calles asfaltadas pero sí están adoquinadas, así que hay menos peligro de estropear la ropa con el barro. Hay un grupo creciente de familias pertenecientes a las clases medias. No son todas y nunca lo serán pero esos nichos son más ocupados que en décadas anteriores... aunque también hay muchos más obreros fabriles y de las obras. Los de las fábricas no aparecen NUNCA en los tebeos ni en las películas. Lo de las obras sí aparecen en los tebeos: el mismo Rompetechos trabajará en la obra. 

Sobretodo, es una sociedad y una ciudad, una gran ciudad que está casi construida o reconstruida del todo tras la guerra y con la llegada de nueva población inmigrada del campo. Así que hay más tiendas y más productos aparte de los básicos. Así que Rompetechos se enfrasca en una insatisfatoria búsqueda por el placer del consumo... "nada, nada... esos sombreros son los bueno", "nada, nada... las mesas de caoba son las mejores". Y se enfrenta a un mundo que no comprende porque los productos son tan variados y distintos que tienes que ser un especialista. Él no es especialista pero se hace el chulo, cosa que hemos visto con gente que nos habla de coches, de teles, de móviles, de ordenadores, de todo... y es más cegato de entendederas que de la vista porque un producto se confunde con otro totalmente distinto. 

Mención aparte tienen los amigos de Rompetechos: parece tener muchos y parece que ellos no lo conocen a él porque se enfadan por algo evidente como es que va a confundir cualquier objeto o persona o animal con otro.

Además, los depedientes tampoco tienen ninguna capacidad de empatía ni interés por saber lo que quiere el comprador, que es Rompetechos. Solamente quieren vender, con una babosidad agobiante que se convierte en las babas de la rabia canina cuando no logran vender lo que quieren o el comprador critica negativamente su producto: (lo hace porque no lo ve y lo ha confundido con otra cosa pero ¿acaso el vendedor no se ha encontrado nunca con compradores complejos o incluso confusos? No están preparados los dependientes para atender a los clientes, salvo que se lleven un carromato de productos pagados al momento. El negociete fácil. A lo demás, peleas. En realidad, Ibáñez refleja, puede que sin saberlo, lo que es el negocio en España para muchos empresarios y vendedores y lo que es el consumo para muchos consumidores: "quiero AHORA algo que no sé ni lo que es". 

Cuidado: del precio no se habla. 

Es fácil pensar en historietas de Rompetechos vinculadas a la compra online, peleándose con el transportista, enviando mensajes de queja al gran e-bazar. ¿Sería aceptado tal tipo de guiones? Yo lo dudo cada vez más: el humor quiere aplicarse contra los demás, no hacia uno mismo.


El archivo policial de Rompetechos tiene que ocupar un par de archivadores por lo menos.
Me sorprende mucho, en el 2021, aunque ya me había percatado un poco hace años, la cantidad de veces que sale Rompetechos hablando a un cerdo o a un bicho co algún aderezo y le dice: "señor guardia, denuncio..." .

Visto en una época democrática, pues es un chiste: el lelo de Rompetechos se ha confundido. 


Pero, con perspectiva histórica, es que eso lo colaba una y otra vez Ibáñez en historietas en la portada de una "revista juvenil" como decía ser Din Dan: confundía a un cerdo con un policía.  O llamaba cerdo al policía o gendarme o agente de la autoridad, que lo era por más semejante a un guardia de peli muda.
Y yo creo que es el único autor que hizo eso entre 1939 y 1975. Al menos, que lo hiciera de manera habitual. Y no veo làpiz rojo de la censura.
Más aún: sí lo veo en una historieta en la que la mujer del tío Lentejo le pide que no huya, cuando está claro que lo que hace él es tirarse para suicidarse. No eliminan el dibujo, que sería lo lógico, para poner uno menos incitador de la autolesión, y de algo pecaminoso, si intento averiguar los vericuetos de la censura infantil, de publicadiones y eclesiástica, sino que optan por alterar un poco el bocadillo. Como se supone que se lee rápido, nadie se fijaría, y ahí entramos en la mentalidad del editor que quiere ahorrar costes de producción antes de aumentarlos con un nuevo dibujo.