Volvemos a El Tebeo del Saló, la publicación preparada para el Saló del Comic de 1988 aunque esto no nos sirva para ser acreditados en los próximos. C'est la vie!
El título del artículo es del Nuevo Testamento: Dejad que los niños se acerquen al (buen) comic.
Lo escribe un tal Alfons Moliné, así que otra vez tengo que denotar que siempre son los mismos los que están en los mismos sitios, y el ejemplo son las firmas de esta publicación: Pepe Gálvez, Alfons López, Antonio Martín, Carles Santamaria, Joan Navarro, Antoni Guiral, Jaume Vidal... y me dejo a fallecidos; lo curioso es que muchas veces parece como si todos estuvieran de paso o en precario, que acabaran de llegar o que hubiera cosas que no les sonaran.
Moliné fue el introductor del manga de Dragon Ball en España directamente por contactos japoneses hacia 1992. Es una enciclopedia con patas. Ha estado en todo tipo de proyectos. Sí: no necesita regenerarse al contrario que el Doctor Who así que siempre permanece con el mismo aspecto. Insólito.
No menos insólito es el artículo por la mera razón de que es de los poquísimos que, en las otras revistas saloneras, de cuando las había, y en los debates, tertulias, mesas redondas, conferencias o incluso paradas-stands-tenderetes, la presencia del comic infantil o juvenil ya era escasa hacia 1989. No voy a contar los superhéroes como infantiles: que los guiones sean de pegarse y eso no sea muy civilizado no obsta para que no sea lo primer que a uno le apetezca mirar; están pensados como para que los lectores se piensen que son "grandes".
Destaco cuatro detallines de un artículo que, en el 2015, conviene ser leído, si no se ha hecho con regularidad en años anteriores. Yo no necesitaba leerlo antes de hacerlo al encontrarlo en el 2015 más que por pensar. hombre, por fin alguien que opina lo mismo que yo.
Parece como si se tendiera a considerar el "comic para adultos" como sinónimo de "comic bueno" y al "comic para niños" como sinónimo de "comic malo".
Esta idea se desprende de casi todas las decisiones editoriales de los años 1980 en adelante. Desde que alguien sin personalidad decidió decir: "llamadlo comic y no tebeo porque tebeo es infantil y comic es internasional y moderniskis".
Esta idea se palpa en el montón de exposiciones de salones y del resto de los año 1989 en adelante: los tebeos infantiles son los viejos y muchas veces junto a o enfrentados a comics para adultos porque el autor no se durmió en los laureles.
Sé que decir esto es chocar contra lo que cree mucha gente: que en los comics y en su divulgación se está haciendo todo chupilerendi.
No: se ha hecho orillando el comic infantil-juvenil en el mercado, en los gustos de los lectores, en el producto fabricado, en la publicidad que a veces es vía ferias, salones y exposiciones.
Lógicamente, el comic de superhéroes ha sacado versiones para niños más pequeños: ha ocupado el mercado que durante 20-30 años autores y editores han evitado cuidadosamente ocupar o que no sabían cómo abordar.
Cuando oigo o leo que según qué autores se ven descendientes que algo que no piensan continuar ni en sus peores pesadillas, o cuando dicen que El Jueves es una especie de heredero de la revista Pulgarcito me quedo ojiplático: pero si es sólo comic de adultos para adultos que además compartan un tipo de lenguaje facilón y soez en muchas facetas con referencias que suenen a cultas en otras. El Jueves sólo hizo una incursión en el mundo infantil: Mister K, y no funcionó. ¿Llegaba a las tiendas? ¿Entró en los canales adecuados para llegar al público intantil? ¿De verdad sólo era posible imitar a los Simpson, a caras de ojos gordos de mangas y parodiar a Harry Potter? Pulgarcito lo puede leer cualquier individuo al margen de su edad, aunque unos puedan sacarle más jugo si lo hubiera, pero la otra revista la puedes leer si sigues la actualidad, los telediarios y modas de los adultos, entre otras cosas.
El crack de cierta popular editora de revistas juveniles hace ya un par de años [Bruguera'96:1986] hizo imaginar a algunos que originaría un boom de nuevos editores dispuesto a ocupar el vacío existente, llenándolo con publicaciones nuevas, diferentes, inteligentes... y que dieran a los autores no sólo sus royalties, sino además libertad de creatividad. Pero las ilusiones se vinieron pronto abajo: (...) mismas fórmulas (...) mismos estereotipos(...). Quién sabe si porque la creatividad de éstos, al contrario de lo que suponíamos, no daba para más o acaso porque los directores de estas "nuevas" publicaciones, procedentes de la difunta editora [Ediciones B-Grupo Zeta 1987-1988], dictaron a los autores las mismas normas draconianas del "antiguo régimen" respecto a tal creatividad. fue, en suma, una oportunidad perdida.
¿Creemos acaso que a los más jóvenes no debería ofrecérseles educación artística e ningún tipo? ¿Que ésta ya les brotará de la nada cuando sean ya mayores?
Este magnífico párrafo de Alfons Moliné me hace sospechar por qué desaparició el interesante El Tebeo del Saló: Ediciones B y Tebeos S.A. insertan una página de publicidad a color en la página interior de la contraportada... ¿van las editoriales a tolerar que se las critique pagando ellas? Yo creo que para 1997 ya no había revistillas del Saló del Comic de Barcelona ni del manga.
Dice cosas terribles. ¿Puede que no fueran tan imaginativos?
Puede que lo hubieran sido o lo hubieran podido ser o que simplemente copiaran fórmulas o que les hubieran matado la creatividad, sobretodo con la experiencia del cierre editorial y del no-acceso a sus propiedades intelectuales: ¿para qué crear si te lo roban de inmediato?
Sobre los editores que iban a innovar pero odiaron intentarlo,se parece a lo que unas páginas más adelante cuenta Pepe Gálvez, periodista y coordinador de El Tebeo del Saló, en el artículo A cavall del canvi:
aquell directiu de Bruguera [¿Rafael González?] que sostenia la tesi que donat que que cada cinc anys canviaven els lectors de les revistes, es podia tranquil·lament tornar a repetir cíclicament el material.
Aunque Gálvez considera que denota un desconeixement "celtibèric" del mercat, lo cierto es que Bruguera, MC/Emecé (Pecosa) , Compañía General de Ediciones (Garibolo), Junior/Grijalbo (Guai!) y Ediciones B-Grupo Zeta lo que hicieron fue sobrevivir exactamente así. Las innovaciones, que las hubo fueron lo mínimo. Y al final llamaron innovar a importar manga o algún gran éxito estadounidense que no siempre funcionaban pero que eran más baratos que fabricar por ellos mismos.
En los superhéroes se ve que pasa lo mismo: la renovación de los lectores provoca la repetición de temas y personajes, de eternos retornos. La no-renovación conlleva asimismo un estancamiento en lectores que piden lo mismo.
En las revistas femeninas se comprueba, como el caso de Lily, que la repetición o refrito es continua, sin pausa, cada dos o tres años. Se ve que las niñas se cansaban antes.. ¿por edad o porque les repetían lo mismo enseguida? El caso es que la revista dura centenares de números (lo de más de mil lo pongo en conserva).
Por lo visto, Moliné realiza el mejor análisis y opinión mientras está sucediendo: en el artículo anterior comentábamos que El Tebeo del Saló publicaba una espectacular anuncio con montones de revistas. ¿Oso fijasteis que salen 12 revistas, de las cuales 5 son reediciones en todo su contenido (Jabato, El Corsario de Hierro, El Capitán Trueno, El Hombre Enmascarado, Heidi)? Del resto, una (TBO) contiene media revista de reedición en la sección que va encartada en el centro de la revista y que está desordenada por épocas llamada "El TBO de siempre" y además hay historietas estadounidenses viejas también reeditadas. El TBO de siempre, además, más bien parece un refrito del refrito ya realizado por Ediciones TBO entre los años 70-80 y no una elaboración original de Ediciones B-Grupo Zeta. Refritos en Super López, Mortadelo y Super Zipi y Zape, como en la antigua Bruguera, además de las fórmullas o personajes ya conocidos. Guai! repite de forma fallida el esquema de Gran Pulgarcito: dura mucho más en el mercado pero hace aguas enseguida. Los dibujos, la presencia de negros de Ibáñez (7 Rebolling Street, Chicha, Tato y Clodoveo) hunden las serie; y los guiones (Mirlowe, y Raf que desevoluciona del trazo suelto a la desgana en dos números) o la no-continuidad (Cleopatra por Schmidt).
Moliné ve el problema: aunque hay muchas revistas y eso nos emociona a algunos, no hay renovación ni voluntad de renovación ni de continuidad.
La sensación que uno tiene sobre el único comic infantil que quedaba (ja, el Cavall Fort... ai, quina gràcia! cuando en 1988-1990 aún debatían sobre si había demasiadas historietas en una revista tan seria y rimbombante) es que había un pacto: el Grupo Zeta aguantaría las revistas hasta la jubilación de los autores, que cotizaría por los empleados. ¿No era mejor eso que unos juicios interminables y unas inseguras reediciones con royalties?
Para acabar, algo sobre el estilo del artículo: a veces releo o leo por primera vez viejos articulos y me suenan a amanerados, a que usan fórmulas vacías pero que suenan bien. Me ha pasado últimamente con alguno de Comcis Forum, incluso alguno que me había encantado hacía años. Son más sencillos de lo que recordaba, o igual su impacto permitió que uno fuera más allá, no en el tema comic sino en alguna cuestión comunicativa o algún tema secundario (y ahí su importancia). En cambio, este artículo de Alfons Moliné me sigue pareciendo vivo y apto para ser debatido.
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