20170707

Don Salicilato: una tienda en una isla desierta

Data Estel·lar l'entenem i l'atenem Divendres 20170707

Si hay una serie rara, rara pero rara e hipnotizante es Don Salicilato

Don Salicilato SuperCarpanta número 50 de fecha 19810622


Aunque el nombre de su autor está escrito en grande, cuesta de encontrarlo e incluso de recordarlo: F. Camacho.

La página se dispone con grandes viñetas que no dejan espacio para el inútil margen que las historietas de Bruguera pero, de manera usual, las importadas de otros países, dejaban en la zona superior o inferior, con aquella característica franja amarilla.

En Don Salicilato no había nada de eso. ¿Tenía más libertad el dibujante?

¿De dónde había salido? Parece que era administrativo en Plaza&Janés, pero el tener otro trabajo, aunque fuera en otra editorial, era muy habitual. No nos explica el que lograra esa plaza de dibujante con serie propia.

¿Cómo logró que lo contrataran y colar una serie propia? Es meritorio, dado que muchos dibujantes, entre ellos el caso contado por el propio Casanyes, resulta que eran obligados a hacer historietas apócrifas (que significa "sin firmar") de otros personajes (fueran de Vázquez, Ibáñez, etc), a entintar para historietas de Raf, Schmidt, Escobar o Segura, etc. 

La historieta tiene un tono absolutamente distinto. 

Cierto que hay  una pareja de jefe y subordinado pero el subordinado tiene una especie de libertad mayor que incluso Olivio, el de los traperos de alivio. Y mira que...

Está lejos del esquema de jefe pega y abusa del subordinado o empresario explota al asalariado. Ese esquema lo vemos en todas la historieta de Ibáñez (Mortadelo y su jefe, Filemón; Otilio y su patrón, Pepe Gotera; Godofredo y Pascualino, los que viven del deporte fino, Sacarino y su jefe, el Dire, y su jefe, el Presi, etc.) y varias de Vázquez (Anacleto y su jefe, Rosendo Cebolleta y su jefe). 

De manera más sutil, en Sir Tim O'Theo, que no pega a su criado Patson pero al que no solamente no paga el sueldo sino que le obliga a pagar las pintas en el Crazy Bird o Ave Turuta, el ineludible pub cervecero de Bellotha Village, magistralmente presentado por Raf y (con frecuencia) equipo.

Cifré y sus sucesores -Torá-  en El Reporter Tribulete suelen mostrar más una vida atribulada de un empleado que recibe palizas del director del diario más que las andanzas de un periodista.

Don Percebe y Basilio, cobradores a domicilio, pueden salir ambos escaldados, pero el trabajo duro y muchas veces injusto lo vemos en un Basilio enviado a duras misiones de cobros por Don Percebe. O si el trabajo es justo, el moroso se sabe que supera en fuerza y bestialidad al pobre Basilio. Nos preguntamos qué se hubiera podido hacer con estos personajes en tiempos de microcréditos, de créditos por empresas usureras, de desahucios, etc, etc. La mayoría de estos personajes tienen muchas cosas que contarnos aún.

Por descontado, Conti ha usado durante décadas el esquema en su versión de la Oficina Siniestra. Apolino Tarúguez se pasa al máximo con su secretario Celedonio en una oficina en la que aparentemente no suele trabajar nadie más, aunque en alguna historieta playera hemos visto a dos empleados, que consiguen que les des dos días de vacaciones a los que el empresario les coloca unas mesas y les dicta cartas. 

Ese esquema de aplastamiento empresarial no es el que se sigue en Don Salicilato: el empleado es una especie de vago somnoliento, en una estirpe que se remonta a los años 1940 con Morfeo Pérez,  a los años 1959 del primer Mortadelo y a los 1960 del primer Sacarino, a Joe Marmota El Vago de Minnesota...) y que apenas consigue despegar del suelo ocasionalmente a su jefe. Es como si Don Salicilato estuviera noqueado a la primera de cambio. 

Otros personajes dormilones: el Pitufo Dormilón, o el propio Gaston Lagaffe.

Dormir, descansar y hacer el vago siempre han estado mal vistos, pero no se ha visto que la gente muy activa -ejemplo: Hitler, Franco- hayan llevado a la Humanidad a mayores cotas de felicidad. 

Hasta que la sociología-futurología-intelectualogía francesa no se sacó de la manga lo de la futura Sociedad del Ocio e hizo artículos y libros sobre lo que nos esperaba... llegaron hasta conseguir, a partir de los años 1990, la jornada laboral de 35 horas (que sospechamos que el ultraderechista neoliberal Macron suprimirá en cuanto pueda) y hasta el Elogio de la Vagancia de Guillermo Fadanelli o el libro de 1880, Derecho a la Pereza de Paul Lafargue (diremos que es yerno de Karl Marx para que no sigáis leyendo este blog), y que fue recuperado en tiempos de puesta en marcha mercadotécnicamente del "movimiento slow" o de la producción agropecuaria de kilómetro cero frente al just in time y la sociedad de

Trabajan en una tienda, que a mí siempre me ha parecido una farmacia, puede que porque van vestidos con bata blanca sus dependientes. La sensación es que es una tienda tranquila, con poco ruido y solamente de tanto en tanto vemos clientes: no en cada historieta.

¡Pero es que a veces esa tienda está situada ocupando toda una isla desierta! 

No siempre, aunque uno desea que así fuera siempre. 

¿Es una metáfora de algo? No parece que una tienda sea un oasis o una isla deseable en un desierto o en un mar que sería la ciudad. Hay muchas tiendas. En los años 1970 tal vez principios de los 1980 ya había muchas tiendas, y antes la típica bodega que vendía cuatro productos a granel porque no había dinero para más estaba en todas las barriadas, en todas las calles. 

Es una tienda en una isla desierta a la cual llega cualquiera y nadie, gracias F. Camacho, se sorprende. 

¿Merece una película, una obra de teatro una serie de televisión? Hombre, como mínimo merece una recopilación. Merece más historietas nuevas. 

Los diálogos no son usuales. Hay que leerlos con cuidado o uno se pierde, y eso que no es que haya mucha letra. Es el contenido.

La sensación es que el espacio de la tienda es inmenso y que los diálogos se pierden entre unas paredes que no generan eco.

Don Salicilato no pasó a ninguna otra editorial. No me consta que F. Camacho pasara ni a Ediciones B-Grupo Zeta ni a CGE (Garibolo) ni a Junior-Grupo Editorial Grijalbo (Guai!). Así que perdimos tontamente una gran serie que lanzaba sorpresas. 

Claro: no había porrazos ni bombas ni elefantes aunque lo de una tienda en una isla pueda parecer de Vázquez... era algo más pausado. 

El dibujo es más esbelto. No es realista, pero es menos caricaturesco que el de Mortadelo y es menos línea clara que el del Capitán Pantera

Sin embargo, a veces parece que el dibujo está realizado por un aprendiz, como que se nota que está dibujado, no sé si se entiende. Es raro, pero es que todo es raro e hipnotizante en estas historietas de dos páginas. 

Ignoramos hasta qué momento fueron publicadas historietas nuevas de Don Salicilato. Puede que hasta 1983, cuando la quiebra oficial y cuando se reestructuran las revistas. 

Es una lástima que se perdiera porque era algo de eso, junto, por ejemplo, a Alex Salas (Los Plumitas, etc.) que nos permite hablar de las revistas Bruguera como de algo realmente variado y diverso. Uno compra una revista y siempre hay algo que no ha visto antes, a veces ni en ninguna otra editorial posterior.

No nos constan más  historietas ni chistes sueltos ni referencias a F.Camacho.

¡Anda, dicen que es el dibujante de Tauro y Leo!  Es una de las últimas series que veo en Editorial Bruguera, allá por 1986. ¿Cuántas veces habremos repetido lo mismo? Pero es que son datos para el que solamente lea este artículo.

No fue reeditada, tal vez algunas páginas refritas, pero las historietas viejas no las conozco, porque debieron ser publicadas una vez y no en años posteriores. Eso también es anómalo.

Suelo considerar que F.Camacho tenía el derechos sobre la serie y los personajes, pero me baso en todo lo anterior: en que el formato de página así como el dibujo, el tono del guión, el tipo de dibujo era básicamente distinto del esquema básico de la Escuela Industrial Bruguera, sin la cual, sin embargo, esta serie NO hubiera existido.