Data Estel·lar salamandrina Divendres 20201113
Procede de:
20201107 Libro 2020: La Guerra de las Salamandras
y de 20201108 Un extracto de la Guerra de las Salamandras
Pero además conviene repasar: 20171014 Julio Verne decepcionante en La Invasión del mar
De Zuiderzee a IJsselmeer
La recuperación de tierras, que comenzó en 1924 y dio lugar al lago IJsselmeer, fue un proyecto de enorme envergadura. Primero se construyó el dique Amsteldiep, de 2,5 km de largo, entre la tierra firme de Holanda Septentrional y la isla de Wieringen, y después el gran dique de cierre, el Afsluitdijk. En 1932 terminó la obra, y el «mar del sur» Zuiderzee se transformó en el lago IJsselmeer.
Aunque desde el siglo XII e incluso desde los romanos se hacían presas o se levantaban montículos llamados "terpen" por los frisios para asentarse sobre las zonas inundables. Para eliminar el agua se usaban molinos de viento (apogeo en el siglo XVII).
Ese trabajo de ganar tierra al mar es la gran obra de las salamandras porque...
Me he acabado de leer La Guerra de las Salamandras de Karel Čapek ¡He puesto la "ch" mayúscula con el teclado checo de la función de Blogger! ¡Gran idea, Blogger!
Andrias Scheuchzeri es el nombre científico que se da la salamandra grande que con habilidad manual, capacidad de aprendizaje, de repetir palabras o aprender idiomas como el Basic-English o el Pidgin-English.
Andreas Schultze es un sargento de la Primera Guerra Mundial
Mi consejo: abandonar los tres últimos episodios. No es que estén mal, sino que hay que leerlos cuando no estés melancólico, triste ni depresivo.
Una vez leído, queda claro que es un libro perfecto para el 2020, sea por su vertiente Covid-19 y cómo todos los Estados, sus líderes, oposiciones, gobiernos multinivel, altos funcionarios así como los de talla media en la nómina, la Unión Europea, los medios de comunicación que parlotean sin afinar, y grandes partes de la población se comportan a lo tonto.
El libro de las salamandras también sirve, evidentemente, para el tema del Calentamiento Global. Para eso sí que hay que leer los episodios antepenúltimo y penúltimo.
Tengo el libro señalado con esquinas dobladas allá donde hay pensamientos, reflexiones, frases o escenas memorables.
Parece claro que el escritor checoslovaco está pensando en una próxima Segunda Guerra Mundial.
El último episodio titulado "El Autor Habla Consigo Mismo" es de esos que nos obliga a retirar el saludo a todos los que deciden los planes de estudio de literatura y lengua en España y en sus comunidades autónomas, así como a todos los críticos, analistas, periodistas especializados y comentaristas. Todos ellos han evitado hablar de ese fundamental episodio donde el autor ejecuta un diálogo para decir por qué la novela no va para tal o cual vereda o por qué sucede esto o lo otro o por qué no hay una catástrofe natural. La respuesta es: "demasiado fácil" y añade al contertulio (él mismo, recordemos) que él tampoco ve una solución desde los humanos, sino una solución externa. Deus Ex Machina, que dicen los que no quieren ser entendidos. Así que es un episodio fundamental en la Historia de la Literatura.
¿Qué pasa? Que si no lo ha hecho el ganador estadounidense de un Pulitzer, un escritor latinoamericano plomizo o un francés encantado de escucharse no vale la pena comentar dicho episodio.
Que está pensando en la Segunda Guerra Mundial montada por Alemania y Hitler... porque nos habla sobre el origen del Chief Salamander y también habla de un sargento de la Primera Guerra Mundial que podría ser un cabo que luego se convierte en Führer.
Hay un dato que pasa desapercibido: las salamandras son "feas", cosa que dicen los humanos todo el rato pero son agradables. J.van Toch lo nota. En un momento determinado, mantienen conversaciones con determinados individuos... pero luego, de improviso, no solamente son vistas como peligrosas, sino que hay indicios de que lo son. Me recuerda a una explicación que lei hace años en no sé qué libro sobre "lo bien que caían los alemanes" hasta mediados del siglo XIX, gente agradable, amable, alegre, pero cómo los adiestramientos militares de Bismarck y compañía los fueron convirtiendo en una especie de huraño ejército básicamente pendiente de maniobras o de actuar de manera rígida y marcial.
Intenta hablar de todo, y las Relaciones Internacionales, una disciplina de las Ciencias Políticas y de la Administración que integran desde un presunto Derecho Público Internacional basado en tratados y convenios interestales, reglamentos organizativos de organismos intergubernamentales, reuniones de comités a niveles regionales, entendiendo como región los segmentos de un continente o de unos Estados vecinos con un mar en común, por ejemplo... pues todo eso acaba saliendo en esos episodios finales de manera dramática, aunque se arrastran desde la mitad del volumen.
La cronología es breve: pueden ser unas décadas. Pongamos desde 1890 hasta 1945, aunque no se haga referencias a esos años. Al final se dice que las salamandras tapa-boys de la isla de Tana Masa descubiertas por el capitán J. van Toch aún siguen vivas. No se cuenta si recuerdan a aquel marino que les daba alimentos y herramientas para sacar ostras del fondo del mar.
Me cuesta pensar que todos los resúmenes que leo por internet o el de la contraportada del libro de Editorial Bruguera de 1982 se centren la conquista del mundo por las salamandras pero no en sus causas.
La portada es engañosa pero seguro que es la deseada por editores, ilustradores, aficionados, lectores... las salamandras rompen el suelo y salen con armas de fuego de aspecto avanzado. 3 salamandras, una de ellas con un subfusil espacial.
Karel Čapek no es tan simplón. Hasta el final cuenta que son los humanos los que lo montan todo, e insiste en grandes empresas, bancos, Estados, y cita ese concepto extraño de "razón de Estado". Incluso durante la guerra, siguen vendiéndoles armas, no por miedo a la amenaza de Chief Salamander sino por avaricia y por competición con los otros Estados.
Critica el individualismo de los Estados. Las Relaciones Internacionales consideran que no hay un poder que pueda mantener a raya a los Estados más allá de su auto-contención a unas reglas, que no leyes y que no tienen un policía ni un juez (no hay un monopolio de la violencia legítima) a nivel mundial por más intentos que se hagan. Las relaciones son las de una guerra hobbesiana (filósofo Thomas Hobbes) de "todos contra todos". En el caso del Covid-19 ha sido así en muchos aspectos: carreras para sacar a los nacionales que estuvieran en Estados con epidemia: sacar a los españoles de China. China imponiendo restricciones a los extranjeros de manera dura, aunque muchos nos preguntamos qué demonios hacía tanto extranjero en China y cuánto dinero fácil se ha estado llevando tanta gente. Luego hubo la carrera insolidaria por las mascarillas y otras medidas de protección, en las cuales se vieron las vergüenzas de un gobierno español que las compraba trucadas, con precios inflados por la competencias entre Estados y entre ellos y las empresas que también las querían adquirir. Eso llega hasta la corrupción de los altos cargos del independentismo catalán, con terroristas de Terra Lliure metidos en ello, por supuesto, para comprar y vender y estar cerca de la Administración Pública y de los negocios sucios en relación con el coronavirus.
La competencia soez entre Estados Unidos de Trump saliéndose de la Organización Mundial de la Salud, de quien no vamos a decir que sea la mejor OIG del mundo, y saliéndose del grupo de Estados que compartirían ciertos beneficios de la vacuna, de tal manera que excluía a China de los beneficios y se excluía de una posible vacuna china.
La investigación sobre vacunas lanzada como una ridícula carrera entre empresas y países y bloques económicos, Rusia, Reino Unido-UE, Alemania-Estados Unidos, China, en vez de distribuir información y tipos de investigación entre empresas, acumulando todo el capital disponible con un beneficio global: el de parar una enfermedad y el de lograr resultados que hubieran permitidos hacer avanzar décadas a la investigación biomédica, volviendo a repartir entre todos los contenidos de cada investigación.
El resumen ha sido que el dueño de la farmacéutica Pfizer ha vendido un superpaquete de acciones tras lanzar que su vacuna es correcta y cura al 90% de los infectados. ¿Y al 10%? ¿Los mata, los deja igual, les salen verrugas? Hay que creérselo y hace subir las bolsas.
Así que el contenido verdadero de La Guerra de las Salamandras, bajo un aspecto cómico, si se consigue una traducción adecuada, es el de un libro que trata sobre males sociales, políticos, culturales y de civilización que se arrastran durante la Era Industrial, desde que el Capitalismo corporativo de grandes empresas lo controla todo.
No es una novela de ciencia ficción sobre unas salamandras que montan ejércitos y matan gente. Solamente al final sale un grupo de terroristas con gran capacidad de destrucción pero Karel Čapek repite al que lo quiera entender que siempre hay quien vea de la destrucción la oportunidad para un nuevo mundo.
Es duro darse cuenta de la incapacidad para que cualquier otro, salvo el señor Povondra, comprenda la gravedad del asunto. El Señor Povondra fue el portero del empresario G.H. Bondy, y fue el que permitió que el viejo capitán de barco mercante J.van Toch, le contara sus proyectos sobre los tapa-boys. Ni siquieras su hijo, Paquito, ni nadie más de su familia, es capaz de atisvar el peligro que lo ha visto recopilar recortes de noticias de las salamandras sin parar durante toda la vida, y eso que saben que viven una situación dura de guerra, de escasez, y con el hijo diciendo que las salamandras ya han llegado a... Que no haya protagonistas pero que sea un portero, acaso el mayordomo de un tío rico, el que más páginas disponga es algo novedoso, casi inédito en la Literatura Mundial. Es alguien que acaba siendo jubilado con su pensión. No es el científico que va corriendo con los hijos adolescentes y las nota de su mujer, quien murió por culpa de unas investigación que ella llevaba a cabo, y que ahora tiene que conseguir que sus hijos acepten a la nueva novia, recorriendo los Estados Unidos, y con acceso a todo tipo de maquinaría y políticos.
El libro es prolijo sobre Geografía: se señalan lugares de todo el mundo, incluida Nueva Iberia, o New Iberia (Iberia Parish o Parroquia tipo condado o comarca) localidad fundada en 1779 por malagueños de Alhurían de la Torre en Louisiana. Importante mapa para el libro. Sale Portugal pero no se menciona a España, salvo una vez. Es un libro que intenta ser lo más internacional posible en sus localizaciones, cosa que no sé si era habitual en 1936. Se mencionan lenguas y hay una serie de nombres de intelectuales de varios países, entre los que sale un tal S. Madariaga, autor del libro Las Salamandras y la Civilización. Sin mencionar a España, sería la única mención directa a ese país, importante por su cantidad de costas tanto en el Atlántico como enel Mediterráneo. Sospechamos que es Salvador de Madariaga, intelectual que fue embajador en la Sociedad de Naciones (SdN, precedente de la ONU, creado tras la Primera Guerra Mundial), organismo muy citado en la novela de Karel Čapek. Seguramente el resto de nombres también están basados en otros personajes históricos, y alguno de ellos están puestos con sorna, como los nombres de ministros británicos. Aparece el autor, junto a otros, en la Nota 1 del Libro Segundo Por las Huellas de la Civilización. En la edición de Bruguera, página 220.
¿Qué se olvida Karel Čapek? Muchas cosas pero es que otros ni llegaron entonces ni décadas después tan lejos. Por ejemplo, se olvida de que un cambio en las costas originaría un cambio en las mareas y en los climas, lo cual podría haber afectado directamente a las población de las salamandras.
Pero sí que habla de la superpoblación como un problema para mantener los niveles de alimentación y de densidad de población de manera adecuada, digna y apta para la vida.
Otros libros son famosos por su frase inicial.
Hagamos famosa a La Guerra de las Salamandras por la gran frase final de Karel Čapek:
-...La continuación ya no la sé.
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