Data Estel·lar solemne de fireta Dijous 20180517
Voyez, lecteurs: c'est si incroyable que c'est parfaitament que on lui rend toute la crédibilité.
Me he pasado un par de siglos soñando con la libertad de circulación de tebeos por Europa, una mentira que leí como desideratum en una revista del Saló del Comic allá de inicios de los años 1990. Ellos hablaban de "libertad de circulación de fotolitos".
Nada.
Seguramente, por conversaciones libreras que uno oye de refilón, algunos tipos que no se merecen ser del gremio, pagaban los derechos de colecciones para no ser publicadas por nadie más, ni siquiera por ellos.
Por lo vivido, este nefasto panorama habría durado desde el final de Bruguera a principios de los años 1980 y hasta entrada la depresión económica eterna post-estafa inmobiliaria hacia el 2010. Entonces, Dolmen, Dibbuks y algunas otras empresas siguen la estela de NetCom2 (ahora Coeditum) para publicar integrales. Podemos hablar de los precios, e incluso de la selección de series pero un "por fin" no estaría de más.
De todos modos, a buenas horas, pan caliente. Lo lógico sería que Dupuis, Lombard y las demás publicaran directamente al sur de los Pirineos y en francés sus publicaciones. Puedo asumir un punto de libros como el de Ediciones del Prado para el vocabulario complejo página a página. Nada más es preciso. Vendido a precio francés o belga, nos saldría rentable.
Serviría para aprender un poco de francés, para mejorarlo (pour l'améliorer) y para sentirse cercano del mundo de lenguas románicas en un entorno globalizado.
Nada de eso fue posible.
Uno se conforma con lo que le lanzan las editoriales o toca comprar por Internet. Eso está pasando también con Topolino (Don Miki) y otro material de ese fastuoso planeta italiano repleto de fumetti despreciados por los editores españoles y desconocidos por los lectores. Luego llega el Jerónimo Stilto, el Gol o lo que sea y se come el mercado de la literatura infantil y juvenil... Ay, todo tan previsible.
¡Pero resulta que sí que fue posible! Mirad esto: publicado y vendido en España. Más aún: confeccionado por una editorial española, Planeta De-Agostini, y en Barcelona, que es España porque lo dice el Grupo Planeta y punto.
Unos pocos ejemplares de una colección de kiosko de Bob Morane para Francia, realizada en la sede de Planeta-DeAgostini, mientras a los pobres lectores catalanes y también a los españoles nos dejan con hambre de esa serie.
En Francia tuvieron la extraña idea, absolutamente opuesta a lo vivido en España, como veremos más adelante, de lanzar colecciones de kiosko de álbumes y todo eso. A veces, con la prensa (se veía en tiendas playeras pero sin los tebeos, snif) y a veces en formato más pequeño...
En Francia tuvieron la extraña idea, absolutamente opuesta a lo vivido en España, como veremos más adelante, de lanzar colecciones de kiosko de álbumes y todo eso. A veces, con la prensa (se veía en tiendas playeras pero sin los tebeos, snif) y a veces en formato más pequeño...
Lo sacaron en el 2013 y en el 2018 vimos una parada del Saló del Comic con 3 o 4 álbumes distintos al razonable precio de 2€ o algo así.
El precio original era de 7.99€, que ya es otra cosa, aunque inferior a los navajazos de los editores hispanos, dedicados a pegarse lingotazos de pelotazos uno tras otro y a llorar cuando les dejan. La senda la marcó Norma en los años 1990 o puede que antes. En los primeros tiempos de Internet era habitual -MLComics- leer sobre "los careros de Norma" pero, siguiendo una firme gráfica de Introducción a la Economía vieron el precio máximo al que podían vender para que una cantidad aceptable de consumidores compraran su producto. De hecho, así se minimizan las tiradas, no es necesario aumentar la calidad del producto porque se efectúa bajo la idea psicológica del consumidor cautivo en régimen de monopolio (tal serie solamente la publica tal editor en tal espacio geográfico). Y prefieren vender seguros X ejemplares antes que uno X+N, porque los "N" "N"o se sabe si lo compraran ni con el precio más bajo. Elitismo que vence a la tradicional idea de venta de tebeos como algo popular.
Y solamente se vende en según que sitios a los que hay que peregrinar, así que el coste de transporte y logística y distribución es inferior.
Panini aprendió de ello justo tras decir en sus inicios que iba a usar la capilaridad que le permitía el mundo de los cromos y pegatinas: están hasta en las tiendas de pakistaníes y en los Calbrabos para coleciones de stick&stack o de álbumes de crmos pero nunca de tebeos, salvo -Carrofules o Aloscampos- que se trate de tomos de respetable precio y sin continuidad entre ellos. Nada de revistas. Lo popular, como decimos, desterrado. Lo popular, puede, que es que no sea popular.
El caso es que, por una vez, de manera insólita, hemos podido acceder a comprar unos álbumes en francés pero por estos lares. a precio imbatible y además hemos podido tocar los ejemplares o ver si los bordes están desgastados, cosa que, en la compra por correspondencia (lo que ahora llaman "ámazon") pues no se puede. Puedes luego pero no antes.
Y un día a ver si entendemos si los títulos publicados fueron todos, solamente los ahí señalados que no parecen ser todos, o los de la contraportada que son el de 17 al 36.
Menos da una piedra punto com.
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