Data Estel·lar gulliveresca Dimecres 20151216
Tuve la suerte de encontrarme con Gulliver en Liliput, el número 18 de la ¡Nueva! Colección LLUVIA DE ESTRELLAS de tapas de cartón azul, ilustrado a todo color. Ay, las cosas de las editoriales antiguas: publicar en colores. 1ª edición revisada. 1984. Con dibujos de Jan y textos de Consuelo Guisset.
Como es habitual en estas adaptaciones, se toma un cuento antiguo y le añaden detalles contemporáneos: camiones, etc.
Tampoco voy a pedir ni a rogar a ninguna editorial, y mucho menos a la que detenta los derechos de Editorial Bruguera, que publique. Sería, no sólo absurdo, sino inútil.
Conforme iba leyendo este Gulliver en Liliput, que en los cuentos suele también denominarse: Gulliver en el país de los enanos, noté algo que no logré aprehender de la versión de Alianza Editorial, o de otras. Allá se decía que Jonathan Swift era un escritor satírico y con intenciones políticas. Era de derechas de la época, tory y no whig, y no es que los whigs fuesen maoístas. Pero yo no podía identificar eso en sus historias. Tampoco podía identificar, ni yo ni las notas a pie de página de varios libros consultados, la mayoría de supuestas sátiras. Y así se decía: que era oscuro para hoy en día, aunque luego buscar por internet y parece que toooooodo esté muy claro. Ejem, ejem y ejem.
¿Qué noté en esta historia? Algo, tal vez impropio, tal vez imbuido por el tipo de adaptación, de dibujo que pone elementos y máquinas del siglo XX, contemporáneas, reconocibles, este cuento.
Resulta que me vino a la cabeza la filosofía inglesa de los siglos XVII y XVIII. Hobbes, Locke y Hume. Los dos últimos son meros ideólogos serviles del capitalismo: explican la ley del embudo cuando les va bien a ellos, claro.
Hobbes es más interesante, siendo el más antiguo. Se le supone ideólogo del absolutismo y hay quien lo justifica porque era miedoso y vivía en una época de guerra civil, con tiros por todos lados, mientras que él pide un poder central, que las armas las tenga el Estado, que se sepa quién te pega los tiros, y no cualquiera en lo que él denomina una "guerra de todos contra todos" que ningún vídeojuego ha sido capaz de llevar realmente a buen puerto, aunque muchos juegos de calle de "tiro y paño paño, polis y ladrones" sí.
Ay, chikichaku, no me has dado.
¿Qué vemos en las imágenes? Un niño cabezón gigante aprisionado por elementos pequeños y controlados por un rey.
¿Qué interpreto por el niño cabezón? El Leviathan del que habla Hobbes: hay que contener al Estado, que es una bestia (leviathan o leviatán, basado en la ballena bíblica de Jonás y tal).
Efectivamente ha habido explicaciones en Derecho Administrativo sobre la voracidad legislativa del Estado o de las Administraciones Públicas. Pueden regularlo todo. También pueden optar a intervenir sobre todo. O el Rey puede querer influir sobre todo. Hobbes, desde cierto punto de vista, habla de contrapoderes.
Gulliver sería el leviathan de Hobbes. Los habitantes aprisionan a Gulliver-Leviatán para evitar que aplaste todo a su paso y luego sabemos que tendrán que alimentarlo con grandes cantidades de comida.
Nunca me lo había planteado así.
Puede ser erróneo que Jonathan Swift pensara en el leviathah pero pegar pega.
20151216
Gulliver, Jan, Swift y ¿Hobbes?
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