Los 2 Prince Valiant de Víctor Mora

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¡Cómo no escribía un Mensaje Maginotécnico el día con más doses que me encontraré y con la misma cantidad de doses y ceros en la parte del año: 2022: 222 0, y en la de los días y meses: 22 02: 222 0!

Los 2 Prince Valiant de Víctor Mora son el Capitán Trueno y el Jabato. No solamente el primero. Nunca he leído que se considere al segundo de esa manera.

Prince Valiant in the Days of King Arthur es la gran aportación a la Materia de Bretaña que realiza Harold Foster, quien firma Hal Foster, desde 1930 en adelante. Cualquiera de sus bocetos vale por la obra acabada de otros artistas. Su visión de aventuras, con comedia estadounidense, con personajes que enseguida se hacen conocidos y reconocibles, sean buenos o malos, y con una complejidad fuera de lo común en los tebeos pero, sobretodo, fuera de ellos, en el cine, la tele, el teatro o las novelas... simplemente hay que ver el regreso al trono de padre del Príncipe Valiente y cómo el anterior usurpador abandona el poder.

Es sabido que esa serie había sido leída ávidamente por el niño exiliado en Francia que se convertiría en Víctor Mora, inmenso guionista de aventuras siempre con un trasfondo ideológico y ético claro (véanse las primeras páginas del Jabato y sus revueltas de esclavos con conciencia de clase.

¿Hasta qué año pudo leerlo antes de ser guionista de los que cobran? A mí me cuadra que sea hasta 1954, que son muchos de los primeros años, la etapa más clásica del personaje, con la creación de escenarios y el paso sucesivo de Val por sus pantanos, por la corte del Rey Arturo, por Thule, por el Mediterráneo, el desierto arábigo, y otros lugares, hasta llegar a descubir América.

La influencia es tan tremenda que es una evidencia muchas veces escrita que la reina Sigrid de Thule es una variación de la Aleta aunque en la versión de Víctor Mora es ella la reina del reino norteño mientras que en la de Hal Foster es la consorte procedente de tierras sureñas.

A mí no me cuesta nada comprender la evidencia: Sigrid de Thule reina en Sigridsholm porque es descendiente de Val y de Aleta, y de su hijo Arn, seguramente, o de alguna de las gemelas... si no les ha pasado algo posteriormente porque mis conocimientos acaban antes de los años 1960. Paciencia.

El Capitán Trueno, como serie y como personaje, vive aventuras cercanas o paralelas a las del Príncipe Valiente. El caso más claro es una de las aventuras que más me impactan: la del Halcón, el señor feudal castigado por sus malos tratos, en una guerra, al que todos creyeron muerto y olvidado, antes de que Sigrid y Trueno se conocieran, hará unos cinco años... sin embargo, regresa, EN UNOS BAJELES CON CARACTERES DE LOS INDÍGENAS de la Península del Labrador o de Terranova... barcos con navegantes indios que atraviesan el mar de Oeste a Este para descubrir Europa, años después de rescatar al Halcón. A partir de ahí, se realiza el viaje hacia el Oeste. Es la versión de Mora de la aventura impactante que había escrito Foster... pero no menos impactante y con un dibujo impresionante de Ángel Pardo, un dibujante que no es muy apreciado por los fans truenófilos pero que dota a ratos de la primera cara de manga, similar al Marco de los dibujos animados pero 15 años antes de su producción y emisión en TVE en los años 1970 o en otras cadenas lustros después. Y la aventura anterior, cuidado, que no es menor. Y la anterior de la anterior, ojito.

Hablo de todo esto como si se conociera... dudo mucho que gente menos de 55 años haya leído al Capitán Trueno poco o mucho, de igual manera que dudo que haya habido curiosos que se dicen aficionados al comic menores de 70 años que se hayan acercado a esa maravilla de la aventura sin respiro que es El Guerrero del Antifaz de Manuel Gago.

Ese sería el primer Prince Valiant de Víctor Mora.

El segundo... no es medieval sino de la época romana. Es el Jabato. El Capitán Trueno recoge aspectos formales del Príncipe Valiente: ambientación medieval, piratas, vikingos, castillos.

El Jabato es el traslado de la idea de novela río durante muchas pero muchas páginas, en un esfuerzo que Víctor Mora tuvo que realizar... tengamos en cuenta que Víctor Mora no tiene ni idea de cómo acabar una historia. Le dan X páginas y ¡catapum! final abrupto. Así que la novela-río le permite evitar el abismo de la conclusión de sus guiones. 

Van saliendo personajes carismáticos uno tras otro, con frecuencia sin desarrollar porque no da tiempo, porque el Jabato y Taurus tienen que salir pitando a otro lado. Pero les ponen nombre y alguna característica y se te quedan... tienen algo que contarnos que muchas veces se quedan para ellos.

Si realmente hubiera sido una industria, en Editorial Bruguera hubieran desarrollado esos personajes secundarios que aparecen de refilon en nuevas aventuras, en nuevas series o miniseries. 

Como cualquier empresario español, el pelotazo era la único y principal. 

He leído menos de todo de lo que quisiera pero, sobretodo, menos del Jabato de lo que sería menester. No se acaba. El Jabato dice ser cristiano. Se enfrente sin parar a los romanos que lo persgiuen por sus ideas religiosas, en un cambio que podría ser desde persecución religiosa a persecución ideológica, dado que, encima, Víctor Mora trabaja para el PSUC, así que está en es famosa clandestinidad con algunas entradas en las cárcel. Leo por ahí que no sé qué prisiones de qué episodio del Jabato estarían basadas en su pase por la Modelo. A saber si es cierto y en qué sería igual, si no en lo banal de la suciedad, los malos tratos, el miedo y el abuso de los carceleros. Lo de siempre en todos lados.

Además, el Jabato es íbero... (aunque yo he leído por ahí que era cántabro, así que no sería íbero sino cántabro, puede que celta; a lo sumo, celtíbero, si no es una recreación poética esa unión de celta e íbero. Íbero significa que el Jabato se enfrenta a los romanos por ser invasores. 

Continuamente alza a los esclavos en armas por la libertad. Intenta ayudar a los cristianos perseguidos por la Roma de Nerón, al principio del emperador Sulla del primer episodio... aunque luego hay otro que es un general Sulla dependiente del emperador Nerón. 

Nótese que me faltan episodios intermedios del principio.

Eso no impide disfrutar de las aventuras que encima tienen como varios niveles. 

1-Nivel macro. Acontecimientos digamos "históricos" aunque sean inventados. El ataque romano contra una ciudad cartaginesa. La invasión de Roma por Kimberlan y su gran frase: "vale la pena morir por la noche si por la mañana se sido emperador de Roma"... y entonces uno se da cuenta de que Víctor Mora pone grandes frases escondidas por las viñetas de El Jabato... en la mejor influencia que puede tener del estilo de Hal Foster, al que intenta en sus dos famosas series, la medieval y la romana, de imitar a ratos con páginas o escenas sin bocadillos pero sí con textos narrativos que a mí me gustan pero que sospecho que a los que mandaban en la editorial les molestaban porque les parecerían erróneamente estáticos. Es decir, si les hubieran gustado, le hubieran obligado/permitido a Mora realizar más de esos textos, que también hubieran servido para que el dibujante se hubiera lucido al no tener su dibujo roto por los bocadillos de diálogos.  

En ese nivel macro tenemos grandes acontecimientos que nos contarían en los libros de Historia o en los documentales.

2.-Nivel micro. Historias de gente sin poder político. El caso de la griega Taís, en la ciudad de Zaal, es tanto emblemático como realmente triste. El médido íbero... los esclavos germanos cristiaanos liberados en una galera romana. La Historia les pasa por encima. De hecho, son ajenos a esos vaivenes, salvo que les puede pillar en medio de una guerra o del sitio de una ciudad. Quieren e intentan vivir su vida. En parte los carceleros o los capataces entrarían en eso.

3.-Nivel de aventuras en las que el Jabato arrastra a los del nivel micro en sus aventuras o desventuras o en sus rebeliones de liberación... y a veces se ve arrojado al nivel macro como salvador de una ciudad, o como el que puede cambiar el curso de la Historia frente a reyezuelos, señores de la guerra, emperadores y otros mafiosos. El Jabato y Taurus aprenden rápido, y Taurus con gusto, que esa es su vida, la de enfrentarse en proprorción uno (íbero) a seis (romanos) y doblegar rinocerontes en el anfiteatro. ¿Y Claudia, la patricia romana que luego nos enteramos que es cristiana? ¿Entraría en ese nivel? Por lo poco que sé, su nivel de aventurismo es menor que el de Sigrid.

Este esquema lo vemos en el Príncipe Valiente con frecuencia. Ante las invasiones bárbaras y de más cataclismos, la gran boda de Val y Aleta se celebra. No cuento más porque es delicioso. En un celebración de combates entre caballeros muere un joven. Ante un acontecimiento grandilocuente es habitual que Hal Foster inserte en el centro de su interés una historia cotidiana o costumbrista o de personajes que podrían ser cotidianos o costumbristas para la época tratada, y sabiendo siempre que no estamos ante un completo  ni complejo tratado sociológico, como no lo hay ni lo habido ni con encuestas de por medio... al menos yo me pego unas hinchetas de leer "encuesta sociológica aunque no refleja a la sociedad en su conjunto pero sí que nos permite vislumbrar algunas pistas".

Y ese esquema se repite en varias aventuras, que a veces quedan colgadas porque la nave los lleva a otro lugar y a otro hasta que el guionista y el director editorial dicen que hay que hacer aventuras más cortas.

¿Y cómo hacer una película o una serie del Jabato? ¡Está hecha! Como siempre digo y nadie se quiere creer porque seguramente cobran más si alteran lo escrito, es tan sencillo como ir plano a plano viñeta a viñeta y diálogo a diálogo. A veces se le puede dar un poco más de papel a algún personaje esbozado. Pero está todo ahí... ¿Y dónde acabaría? Oh, si es una película... acabar, acabar... con un texto o monólogo del escriba al principio y al final, del que recogió los datos hace siglos, tal vez ese Fideo de Mileto que pudo escribir poemas al respecto pero que no aparece en las primeras aventura...  y otro texto o monólogo del que leyó los legajos en épocas más cercanas, un trasunto de Víctor Mora.