Data Estel·lar fandefulletons Dimarts 20201229
Coleccionista de folletos. Lector de folletos. Me encantan. No los colecciono. Los guardo un tiempo, los leo, los miro, señalo páginas y marco con fosforitos cosas que nunca compraré, como sofás, libros o mermeladas ¡o juguetes! El catálogo de más de 300 páginas del centro comercial cuyo nombre no se puede mencionar no sé por qué y cuyo símbolo es un triángulo isósceles... ¡brutal!
Entre esos, hay unos folletos o revistas corporativas de marketing en el punto de venta para dar a conocer libros que hay en las librerias llamadas "independientes", que son, pues librerías, las corrientes, grandes empresas de muchos metros cuadrados en los centros de las ciudades, de las que hay una cada doscientos mil habitantes y hablo por mí.
Tengo una relación de amor-odio con ese tipo de publicaciones. En una que tuve guardada mucho tiempo, publicada allá por el 2017, parloteaban de editoriales de libros de bolsillo. Mencionaban unas cuantas y ¡adivinad cuál no existió jamás! Bruguera, efectivamente. Pagad a la dama. Años después me compro el libro de La Guerra de las Salamandras que es de bolsillo y de Bruguera. Como otras editoriales innombrables y defenestradas, no es mencionada porque se ve que no viste. Imbéciles.
En cambio, en otra revista de esa familia, me topo con el artículo Maldito Sea el Siglo, en el que la escritora Carmen Molas le cuenta al que lo quiera leer que a ella le hubiera gustado que su personaje, Elena Blanco, fuera como la señora Fletcher pero que las circunstancias sociales o (in)culturales lo impiden... que hay móviles, prueba de ADN y cosas así. En realidad, lo básico es que quiere histories con sangre e higadillos, cosa que las inteligentes teleseries clásicas eran capaces de eliminar para quedarnos con la reflexión de lo que ha sucedido o con el chafarderío de los que estaban alrededor.
No voy a recomendar libros. Buenos estaríamos. No recomendamos tampoco tebeos. El que quiera, que se esfuerce un poco y pase de prescriptores, que suelen ir de parte de algún recomendao.
Me recuerda un poo a una cosa que el profe de Lite no supo contarnos del todo: un escritor o varios o un cuento o varios sobre un escritor que pretendía reescribir el Quijote en el siglo XIX o XX pero no lo conseguía. ¿Qué había pasado? Pues 3 o 4 siglos. Pero no es el tiempo lo relevante, sino el contexto en el que se mueven los personajes, las situaciones. ¿Cómo trasladar aquello a otro ámbito? No es solamente meter motos o vespas con sidecar en vez de caballo y asno. Es que hay que cambiar lo de las galeras, lo de los rebaños de oveja. Es un reto apasionante pero es que igual hay muchos más detalles que se nos escapan para trasladar las chiquicientas páginas a otro contexto, que no sea un resumen y que lo tenga todo. Se supone que el escritor abandonaba el proyecto. Pero uno, cuanto más lo piensa...
Pongo una foto con parte del artículo que no puedo localizar por internet de la Revista L.
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