20210913

Los Hijos del Capitán Grant no encuentran al Capitán Nemo

 Data Estel·lar grantítica Dilluns 20210913

 

AHORA CON DESTRIPES

Tras toda una vida de evitar ese título, tanto en novela como en adaptación a la historieta (Joyas Literarias), un día tuve que leer una mentira más: el Capitán Nemo aparece en la novela de Los Hijos del Capitán Grant. ES MENTIRA: ni Nemo ni el submarino Nautilus. 

Los Hijos del Capitán Grant son tres novelas, y no parece haber más de tres, una trilogía, que van seguidas y que fueron escritas por Jules Verne, alias español "Julio Verne". 

Los Hijos del Capitán Grant en América del Sur. Les enfants du capitaine Grant, à l'Amerique du Sud. Publicado en el año 1865 según el número 3 de la colección azulJulio Verne de Ediciones Orbis, Barcelona, 1986.

Los Hijos del Capitán Grant en Australia. Les enfants du capitaine Grant, à l'Australie. Publicado en el año 1866 según el número 10 de la colección azul Julio Verne de Ediciones Orbis, Barcelona, 1986.

Los Hijos del Capitán Gran en el Océano Pacífico. Les enfants du capitaine Grant. Océan Pacifique. Curioso que le pusieran el lugar separado por un punto en vez de ser una frase seguida. Publicado en el año 1865 ¿antes que el anterior y mismo año que el primer volumen? según el número 15 de la colección azul Julio Verne de Ediciones Orbis, Barcelona, 1986. Se podría denominar Los Hijos del Capitán Grant en Nueva Zelanda.

 No tenía interés ni tengo en seguir las aventuras de hijos o niños aventureros, adolescentes ni demás gente muy lista. Nunca me ha interesado. Los Cinco, Los Siete, y tanto niño abandonado por su familia de posibles y por los servicios sociales con permisos para sortear todas las normativas sociales y legales porque son los que valen y sin que los tiren nunca por un barranco. 

¿Cuáles eran mis expectativas? La idea, falsa, pero leída de que el Capitán Nemo podría aparecer pensé que sería en alguna de las novelas. Les pasan muchas peripecias. Los hijos, hijo e hija, con roles sociales muy claros, que se explicitan al final: el hombre/hijo se tiene que "labrar el camino" y la profesión será la del padre (marino) y la mujer/hija tiene que casarse y, a ser posible, vivir, en el palacio de los Glenarvan. La pareja Glenarvan son lairds escoceses y muy buena gente que tienen un superyate mejor que el resto de la marina británica. Les pasan muchas cosas por libro, así que el Capitán Nemo podría haber aparecido de manera fugaz: o el capitán Grant habría sido capturado y luego huido, o le habría ofrecido un puesto en un lugar liberado, dado que el Capitán Nemo es un líder políticoa y financiero de movimientos anticolonialistas, cosa que no parece negativa a cierta versión de Jules Verne (aunque la odia en el caso bereber), y que la búsqueda de una Nueva Caledonia, nombre latín para Nueva Escocia, de cara a salvar un presunto hambre escocés que desconozco y deshacerse del yugo inglé. Jules Verne se basa en la obra de su explícitamente admirado  Walter Scott, de quien no nos decían nunca que era un intelectual Verne del nacionalismo escocés. Verne no rehúye la Historia, al contrario, ni algunas opiniones, aunque otras las deja entrelíneas o se ve obligada a matizarlas. Así que él habla de política en una novela presuntamente juvenil, y se declara a favor de los escoceses nacionalistas. Y llegamos hasta el siglo XXI: referéndum Escocia en septiembre de 2014: sale NO por la promesa falsa de que el Reino Unido permanecerá en la Unión Europa. Al salir, Brexit, en enero de 2021 (en concreto, "23:00 2020013 GMT") hace lanzar un segundo referéndum, abreviado indyref2, para un futuro próximo durante la década 2020. 

El Capitán Nemo podría haber recogido a Ayrton en su isla o el mutismo de Ayrton, el malo pero que es un trabajador incansable (lo que pasa es que, se le ve el latón a Verne, no es de clase alta), podría haber sido un marino del Nautilus o puede que hubiera sido testido del embate de la punta narval del Nautilus contra el Britannia, que es el nombre  del buque del Capitán Grant. Por cierto, nombre extraño para unos que se están escindiendo del imperio británico a la chita callando.

El Capitán Nemo no aparece. Noticia falsa desmentida, como tantas. Hay que leer porque nos cuentan tantas mentiras sobre cosas presuntamente escritas que nadie ha leído.

El protagonismo no es el de los hijos... lo que es una suerte. Se hace énfasis en decirnos estúpidamente cómo Roberto Grant se "hace un hombre". Estupideces. Con su edad, en Escocia, en Glasgow, en Manchester, en todas las islas británicas y en el resto del mundo industrial, subindustrial y rural, los niños están trabajando en minas, en fábricas, de aprendices y de todo. 

La hija, Mary Grant, tiene 17 años... ha ejercido de hermana-madre del hermano. Nada raro. Se les murió una tía que los cuidaba. Y es llegar y que se enamore del "joven capitán" del yate Duncan, mano derecha, y criado a las órdenes del clan Glenarvan. Que no se enamora de un grumete ni de un remero. Arribismo social. Suena bien la historia, no está demasiado enfatizada, como casi nada en esta trilogía pero es que lo hemos leído en libros, comics y visto en series y películas tantas veces que ya cansa. Es el origen de las novelas románticas de "secretaria enamorada del jefe", "enfermera enamorada del médico". Siempre hacia arriba. Nunca se enamoran del que cambia los fluorescentes porque igual se pierde dinero. No es cosa de un mero Jules Verne sino algo consustancial a la industrial editorial y de ocio de masas, un algo del que Verne no se puede despegar. 

Lo intenta: intenta ser ecuánime con los zeolandeses, que es como llama usualmente a los maoríes (pocas veces por este nombre). Usa sus vocablos para accidentes geográficos, y describe sus costumbres intentando no dar sus opiniones, más allá de algún rasgo cómico: "el más ilustre es el más ilustrado", es decir, que los jefes llevan más tatuajes. Incluso describe sin atacar demasiado, el canibalismo antropófago. El propio jefe de los zeolandeses, Kai Koumou (a mí me suena a "qué cómo") parece apenas esbozado. Acaba de sufrir una gran pérdida ante una batalla contra los invasores ingleses, se menciona un posible conflicto entre dos jefes. Pensamos que es un primitivo intento de un jefe, digamos, "opositor", como el que veríamos en algunas películas del siglo XX que tiene ese tono un poco noble y justo dentro de su entorno. 

Los personajes van respaldados por un dúo cómico a la vez que fundamental para la acción: el Mayor Mac Nabbs, que parece ser un precedente, incluso por el vocabulario, del Capitán Haddock, aunque más reflexivo. Se cala al personal a distancia. Su contraparte es el geógrafo francés Santiago Paganel, eminencia geográfica pero despistado en su vida cotidiana. Aunque el mayor despiste que le vemos es el de meterse en el barco equivocado. ¿Relación de amistad o de pareja homosexual? Lo hace casarse con una prima de Mac Nabbs en las últimas páginas. Creo que un poco forzado aunque sirve para desvelar un gag cómico: lo han tatuado los maorís. Como hasta el 2010 era raro ver a gente tatuada que no fueran formalmente piratas o presos, es algo sorprendente. Es posible que el personaje cómico fuera francés para que no se le enfadaran fuera de Francia y otras tonterías de gente que se mosquea.

Los viajes por América del Sur, Australia y Nueva Zelanda siguen el paralelo 37º Sur según una pista escrita que intentan descifrar. Conociendo a Verne de El Rayo Verde o de 20000 Leguas de Viaje Submarino o de La Vuelta al Mundo en 80 Días, entre otros, sabemos que acabarán dando la vuelta al mundo que se menciona al inicio de la aventura. Como en Sin Arriba ni Abajo (Sans Dessus Dessous) y otras novelas, nos encontramos con algunos importantes equívocos de los personajes o de malas interpretaciones que afectan a la trama. 

Aparece por doquier el concepto de Providencia, "la Divina Providencia", una mano divina, que no se suele denominar "casualidad" ni "azar" ni "suerte" en este tipo de novelas.

No sé si Verne tenía algo contra España. No le gustan las Canarias y las despacha en dos líneas porque ya el Teide lo investigó un alemán. Se ve que no ha vivido ahí nadie desde la Prehistoria ni desde el siglo XIV tampoco, ni había un servicio geográfico o de lo que fuera español en el siglo XIX. La opinión sobre los españoles en América del Sur tampoco es positiva. De hecho, lo básico es que atraviesan la Patagonia (habla de esa zona separada de Chile o de Argentina, lo cual es importante) con un patagón llamado Thalcave que, como es indígena, no es de la aristocracia y no es estrictamente ario (europeo rubializante) no puede viajar en el barco y prefiere mantenerse en su tierra. Ingleses, franceses, holandeses, alemanes o rusos sí pueden viajar, colonizar y poblar el planeta. 

Así que Verne se mueve siempre en esa ambivalencia de interés por el mundo pero de contraerse ante los que no son europeos burgueses o aristócratas, aunque va pegando palos como la inutilidad de los blasones heráldicos. 

Los tres libros los tengo con páginas y páginas de aristas dobladas con frases importantes.

Me ha llamado mucho la atención el de Nueva Zelanda porque no he visto ni un documental sobre esas islas que cuente tantas cosas en toda la vida. Y será que no he chupado documentales... ni libros... ni reportajes (pero, claro, ya hace tantas décadas que los reportajes geográficos solamente son de propaganda turística dirigidos por negociantes y escritos por analfabetos...).

Por algún lado había leído que Verne tuvo que abandonar estas aventuras de los hijos del Capitán Grant porque no sabía por dónde tirar. Una vez leído cuesta creerlo. Si es cierto que se publica entre 1865 y 1866, que la aventura se habría iniciado en 1861, Verne resigue la Historia de esos lugares hasta 1865 y se intenta curar en salud al hacerle decir a un Paganel que parece el alter ego del escritor que no está seguro de lo que habrá pasado en tal lugar, en tal conflicto, porque llevan muchos meses de viaje, y la última vez que leyó la prensa fue en tal lugar de Australia... así que intenta evitar el gran problema de dar información muy actual que hubiera sucedido en medio de la travesía por alguien que no dispone de medios de comunicación externos, pero que el escritor sí que dispone. El escritor, por más omnisciente que sea, no aclara los puntos oscuros. 

Volviendo a Nueva Zelanda: acampan en un monte de origen volcánico del que salen humaredas con las que cuecen la comida. Si algún día tengo la obligación de hacer una versión en historieta o audiovisual, Paganel tendrá la idea de escapar, cercados como están por los zeolandeses, usando un globo aerostático que luego caerá unas millas lejanas. Dicho globo tendrá alguna expresión que asustase a los maorís.

Si todo el mundo lloriquea mucho por el Capitán Grant, de los dos marineros que quedan vivos con él no se preocupa nadie ni cuando los encuentran. Apenas son mencionados al ser rescatados. Del resto de la tripulación, no hay ni un responso por sus almas, aunque van muy de cristianos. No se menciona ni se busca a las familias. Estamos en lo mismo: son tropa, son asalariados, carne de cañón, los de abajo. No importan. El malo, Ayrton, que no ha tenido nada que ver con el naufragio ni con que el barco hubiera alterado su rumbo, por ejemplo, debido a un motín, suelta al final de la trilogía que el Capitán Grant tenía tela marinera, que no aceptaba otras opiniones, y solamente exigía obediencia. Esto queda meramente enunciado para pasar enseguida a "lo bueno que es mi padre" y "qué vamos a hacer sin él", cuando los hijos llevan como 5 años sin él. Todo el rato se bascula entre lo que Verne parece que hubiera querido escribir y lo que acaba escribiendo, entre lo que ciertamente escribe pero no acentúa y aquello que sí que queda muy señalado. Es decir, que el Capitán Grant no se dejó aconsejar, que obligó a que Ayrton se amotinara, para dejarlo luego tirado en Australia. Al final, la rigidez del Capitán Grant llevó al hundimiento de su barco. En todo esto queda como malo, Ayrton, al haberse quejado, amotinado (revolucionado) ante su superior jerárquico y social (el orden social no se puede alterar más que por los elegidos desde arriba) y encima, al llegar a Australia, tierra de presos ingleses, se junta con una banda de fugados. En todo el tránsit por Australia, Ayrton trabaja duramente en la caravana de los viajeros.

Con el jefe de los maorís pasa algo parecido, como hemos comentado: se deja intuir que tiene sus intereses y que no se le podría meramente de malvado, pero el volcán acaba con unos cuantos de los maoríes, que ya habían sufrido una dura derrota como tribu aliada de las que luchaban contra los ingleses, por cierto, ingleses con los que no se encuentran por Nueva Zelanda, y así no hay que argumentar que los escoceses se opongan a la invasión inglesa o, peor que la justifiquen porque eso pondría en tela de juicio su idea de montar una Nueva Caledonia como colonia que sugiere la independencia escocesa respecto de Inglaterra.

Existe un cocinero, como en tantas novelas de Verne, en las que las horas de la comida y los menús son importantes, como pasa en De La Tierra a la Luna y creo que en Cinco Semanas en Globo. El cocinero es del castillo de Glenarvan. Se llama Monsieur Olbinett. Tiene una esposa, Mrs Olbinett, que viaja en un barco que se supone que ha sido capturado, secuestrado y con la tripulación esclavizada o, lo que más bien se comenta, asesinada. De hecho, Ayrton es más bien condenado por ese crimen no cometido el de haber asesinado a la tripulación de un barco que no ha llegado ni a secuestrar. Ni siquiera sabemos que las intenciones fueran matar a todo el mundo. Mrs Olbinett permanece en el barco. Mr Olbinett viaja con la comitiva por la Patagonia y por Australia... al conocerse que el barco ha sido capturado y la tripulación asesinada, Mr Olbinett lo lamenta. No hay más referencias. Al llegar al barcot, Verne nos hurta un caluroso reencuentro entre Mr Olbinett que encuentra viva a su mujer, a la que creía asesinada y arrojada al mar. De nuevo, es otro rasgo del clasismo de este tipo de novelas, que se mantiene hasta el siglo XXI, en literatura escrita, comics, televisión, cine, vídeojuegos: los de abajo, los subalternos, los peleles tienen que trabajar, a lo sumo pueden tener un papel cómico y, ocasionalmente, morir en la gasolinera cuando llegan los malos, cosa que se ve claramente: "huy, es gordo, ese muere fijo", porque ser pobre, gordo o no cumplir los criterios estéticos del nazismo imperante en cada momento obliga a ser maltratado por la narrativa. Hablamos de una trilogía que se lee de manera más ágil que lo que un sospecha para ser unas 600 páginas en total, y que es bastante prolija en detalles de todo tipo, meteorológicos, de costumbres, de características de los personajes. Los acompañantes de las expedición, dos marineros, lo mismo: apenas tienen voz y, menos aún, voto. Uno de ellos tendrá más papel porque, lógicamente, es disparado y herido. El otro, ni eso.

Al final dejan en una isla desierta al malo oficial. Había una gran oportunidad para soltarlo porque, sin su ayuda, voluntaria y también involuntaria, no hubieran nunca llegado a... pero, claro, es un pobre diablo, un marino, no un industrial, no un comercial, no un aristócrata, no un heredero. De igual manera, viajan con unos marineros ávidos de dinero: hacen cabotaje entre dos puertos. Se conocen el viaje de memoria pero el libro insiste en que no saben, en que se van a estrellar, sucede, naufragan y huyen sin salvar a los pasajeros para supuestamente fallecer sin que veamos más que la barca de salvamento pero no los cuerpos. También eran de clases bajas. En otro par de ocasiones, en Australia, ya se ha dicho que tal y cual con la cara pagan. Eso sí, en una hacienda australiana, regentada por dos hijos de un banquero que les dio dinero para que se buscaran la vida por su cuenta (por el monte las sardinas lalalá) y se van a hacerse ganaderos, esos tienen todos unas caras y expresiones agradables. El clasismo supura y choca mucho porque Verne introduce elementos muy interesantes, tanto geográficos como de costumbres como ideológicos de varios tipos. Seguramente es una lucha soterrrada de clases en una época de ascenso del movimiento obrero sindical y socialista, temas que jamás aparecen en Jules Verne.

Que nadie se espante si me pongo a poner extractos de estas tres novelas que ni habéis leído ni tenéis interés en leer porque no salen en Noteflix.


Tengo el interés por comprobar si hay una especie de cronología verniana. De manera usual, se puede leer un impreciso "corría 187..." pero en Grant son precisos: 1864-1865. Pensé que, de haber aparecido el capitán Nemo, podríamos haber afinado las fechas. 

También sería interesante comprobar si los personajes de la antigua serie La Vuelta al Mundo de Willy Fog se podrían adaptar a otras novelas de Verne, en el bien entendido de que no me da la gana de que se crucen en el mismo tiempo y hubiera que desplazarlos de fechas. Y en el mejor entendido aún de  que la factura debería ser muy bien hecha, y no la birria que hicieron con "Willy Fog 2" en la que hasta el título, como se puede leer era cutre.