España,Gran Bretaña, Grecia, Croacia... Pero a mí falta el dato de la République Française Nucleaire. Es posible que ahí el propio gobierno y la propia ENA ya sean un lobby nuclear-eléctrico en sí mismos.
Estos días la Unión Europea está actualizando las normas de contaminación del aire en las instalaciones industriales.
Esto se conoce como el “proceso de Sevilla”, pues se desarrolla
mayormente en el Instituto de Estudios Tecnológicos Prospectivos de
Sevilla.
Este proceso es absolutamente oscuro, porque no hay lugar para la participación o el seguimiento ciudadano. Sin embargo, una investigación de Greenpeace ha revelado cómo las compañías eléctricas interfieren directamente en el proceso. Su
propósito es que las nuevas normas sean lo más permisivas posible con
las emisiones de las centrales térmicas de carbón que contaminan el aire
en la Unión Europea.
En este proceso normativo, España lidera las garras del lobby energético.
Cuenta con el mayor número de representantes de la industria
enmascarados como delegados gubernamentales: de las 12 personas que
conforman la delegación española, ocho son de la industria. Están
presentes Iberdrola, Endesa, Gas Natural, Elcogas y HC Energía, así como
la patronal de las grandes eléctricas, Unesa.
Es inadmisible que los límites de calidad del aire no se rijan por
criterios ambientales y de salud. La quema del carbón y del petróleo son
la causa principal de las emisiones de CO2 que producen el cambio
climático y provocan la emisión de gases tóxicos y partículas en
suspensión. Ello supone una gran amenaza para la salud en Europa, pues aumenta el riesgo de muerte por enfermedades del corazón, respiratorias y cáncer de pulmón, además de acortar la esperanza de vida entre 6 y 12 meses en la mayoría de países europeos. Así es como las eléctricas juegan con nuestra salud.
Basta ya de normas hechas por y para la industria.
Basta de escándalos y de escuchar a los que contaminan. Necesitamos
gobernantes que regulen por y para las personas, que velen por nuestra
salud y por nuestro derecho a un medioambiente saludable.
Mientras tanto, los partidos siguen dando largas a las energías limpias, incluso los que dicen que sí. Es lo mismo: los formalmente más ecologistas no ganaron.
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