Cuatro líneas para decir que me he leído Provocación, libro de Stanislaw Lem, escritor polaco y además judío, que aparece homenajeado varias veces en Superlópez (por ejemplo, en la historieta del camello que iba en un tranvía, etc.)
La verdad es que me esperaba algo de ciencia ficción... pero lo que me encuentro es más de mi estilo. El tío desarrolla un género que es como de recensión y resumen de libros imaginarios... del que ha escrito más obras, y que es parte muy importante de Solaris, libro que también estaba en la biblioteca cuando me llevé éste. Aunque Solaris será un libro bastante más conocido, creo que Provocación es más relevante.
Lo que dice en ese libro puede sonar provocador (¿se dice también "provocativo"?) para mucha gente que aceptan lo primero o lo último que les explican sobre cualquier tema de índole social. Para el que esto escribe, lo más provocador es que diga que lo del nazismo, genocidio, etc. hay que aceptarlo como parte de nuestra cultura mediterránea (cito de memoria). Eso me sorprende porque eso significa que lo mediterráneo llega hasta el Mar del Norte y Dinamarca, como quien dice...
Y que Varsovia es una ciudad mediterránea... Curioso...
Dice cosas bastante relevantes. En p57, de la edición de la Editorial Funambulista, dice que el siglo XX ya no conoce a Gengis Khan y que nadie quiere ser conocido como el Azote de Dios (Atila), por lo tanto, cualquier acto destructivo es enmascarado bajo unas palabras más adecuadas. Tengamos en cuenta que el ministro de Propagada de la Alemania nazi fue Goebbels, personaje que es tenido por una de las mentes más capaces en lo relacionado con la publicidad política. Aunque su nombre siempre es usado en negativo, como símbolo del engaño a las masas, lo cierto es que la forma de ordenar la información, emitirla o tergiversarla, la publicidad o propaganda que emitía, cómo y cuándo lo hacía, ha sido incorporada por regímenes posteriores, como el que nos toca vivir (lo que algunos han denomnado como Democracia Capitalista Avanzada, o la democracia representativa de partidos, etc.).
Tanto es así que ese libro, escrito en ¡1984! (como la novela que también trata sobre la contaminación del mensaje con fines ideológicos) parece escrito en el 2003, cuando teníamos que aceptar, créanme, que había armas de destrucción masiva donde no las había. Pero lo mismo tenemos para los que hablan de los cruzados que invaden Palestina... Ninguno de esos energúmenos quiere ser visto como el gran destructor, aun siéndolo, así que seleccionan lo que dicen y lo que no dicen, para conseguir aceptación. Lem dice que "el mal siempre constituye el medio para algún bien". Se necesita una justificación para ejercer el poder sobre aquél que no lo admite: se necesita una legitimación (ya hablé de esto en un mensaje anterior, sobre los gafapastas).
Lem no insulta a Hitler, cosa habitual en muchos escritos. Lo analiza. Describe una parte no negativa, incluso positiva: "era bueno de veras con los perros, las secretarias, los lacayos", era "vegetariano" (existe una especie de idea vaga de que los vegetarianos son pacifistas o, por lo menos, pacíficos). "Esa faz de hombre decente sólo aparecía en la esfera privada; en el juego del poder y en el fervor de la guerra era un mentiroso, un intrigante, un chantajista..." [p40]
Me parece difícil decir lo positivo de un personaje al que se tiene que poner verde por consenso.
En la página siguiente, dice algo que nunca había leído antes: cuanto más poder hubiera tenido Alemania, cuanto más hubiera tardado en ser vencida, peor hubiera sido su derrota. Sostiene que "en el año 46 o 47, Alemania se habría convertido en polvo radioactivo" porque las bombas atómicas de Estados Unidos no hubieran ido hacia Japon sino hacia Alemania.
Y de aquí surge algo que me recuerda una asignatura tonta pero entretenida llamada "Teoría de Juegos": Hitler rompía pactos, así que EUA hubiera tenido que atacar con armas atómicas antes de que Alemania, controlando gran parte de Europa y Asia, lanzara una bomba contra EUA, pese a tener un pacto de no agresión mutua... [p42] "como su capacidad de expansión no tenía límites reales, sólo era cuestión de tiempo el que una estrategia eficaz se convirtiera en una estrategia suicida". De alguna manera, de las palabras de Lem, o del autor al que él dice que comenta, también surge el concepto de la guerra preventiva. Si Irán tiene un arma nuclear, la lanzaría contra EUA, por lo tanto, hay que evitar que la tenga a toda costa. Si la tiene, hay que destruirlos antes de que Irán destruya a EUA. Si en el caso de Hitler, la hipótesis parecía posible, si la expansión parecía continua (¿lo era? ¿o tenía límites? No se quedó con España directamente, por ejemplo), no es claro que eso suceda en el caso de Estados de límites definidos.
Además, indica Lem, "el componente racista de la doctrina nazi no fue accidental ni indiferente para la derrota de Alemania, ya que precisamente este componente hizo que la expansión resultase autodestructiva": fueron los exiliados alemanes (judíos; "judíos blancos", que incluía a todos los que discrepaban del nazismo) los que hicieron la investigación sobre la energía nuclear y sobre las armas atómicas en Estados Unidos. Interesante idea.
Luego pasa a hablar de las organizaciones terroristas posteriores y lo vincula a lo anterior: "En cuanto a la similitud entre el terrorismo y el nazismo, consiste en que los asesinos vuelven a erigirse en tribunal de justicia". La casualidad hace que tenga tiempo de escribir esto el día de Todos los Santos (1 de noviembre), fecha en la que las sociedades de origen católico/cristiano recuerdan a los muertos, y fecha también posterior a la de la sentencia por el atentado de los trenes de Cercanías del 11-M (20030311), donde el Poder Judicial, establecido por la normativa del Estado votada por la sociedad, juzga a los que juzgaron a la sociedad. Es un juego de palabras pero la idea está ahí.
De alguna manera, Lem lanza una flecha en un esquema del tiempo y los conceptos que lleva desde las instituciones sociales que profesionalizan la muerte y el asesinato (hospitales, verdugos, etc.) hacia el nazismo como movimiento que decide lo que es justo para la sociedad, basado en ideologías y movimientos pre-existentes (una de las causas por las que Lem denomina "kistch" al Nazismo; ¿antes de 1984 ya se lo había denominado así? [p100], y lleva esa flecha desde el nazismo hacia los terrorismos "de postguerra" que atentan contra el Estado o contra "el sistema", ideológicamente de izquierdas según ellos mismos (Lem habla, básicamente de "facciones del Ejército Rojo" y similares). En todos los casos, son gente que absorven el mal, que matan para que los demás no sean heridos por ese mal, matan como un deber. Podemos hacer evolucionar esa idea hacia los "paramilitares" (terroristas de derechas en Colombia, por ejemplo, contra las FARC, guerrilla-terrorista-narcotraficantes de izquierdas), es decir, podemos traspasar esa fachada ideológica. Más allá, podemos lanzar una flecha ulterior hacia el terrorismo islamista, el cual sigue siendo una parte del Islam, la que encara los hechos de manera directa y pasa a la acción para defender la Fe del Islam frente a los infieles (palabra que no existe en el Corán, por cierto) y contra los cruzados. Aquí el mártir mata y muere a la vez, si cabe. El bien superior es ejecutado por él. El mal es amplísimo, como corresponde a una "facción" o a un "brazo argelino de Al Qaida" (por ejemplo): son todos aquellos que se oponen a la ideología religiosa wahabbita de la forma y manera que decide tal o cual personaje (Bin Ladin, o quien sea, un tío con mucha pasta que haya por ahí que es quien decide). Y a todo aquel que no elija lo que ellos proclaman, han de ser eliminados, de alguna manera la idea es genocida. Las opciones son "destrucción o asimilación" pero es posible que un asimilado, que un islamista sea ejecutado accidentalmente, puesto que los atentados suelen ser masivos, para ser portada de los medios de comunicación, los cuales, seleccionarán aquellas imágenes y hechos que les permita, de manera goeebelesiana, decidir que el terrorismo o la compra de armas o la imposición de controles exhaustivos a la entrada de los cines, es un tema clave. A su vez, también, por supuesto, los terroristas islamistas han usado medias verdades y mentiras totales para lanzar su mensaje: tergiversan la palabra "yihad" para darle el significado de eliminación del adversario, es decir, mienten para evitar decir la verdad a su grupo-objetivo (target-group), que podría opinar de forma contraria a sus acciones, viéndose el grupo terrorista deslegitimado.
Por lo demás, la p105 está más de actualidad que nunca. Nos hemos hartado de oír y leer en la prensa lo de "seguridad" contra "derechos" a raíz del 11-S (atentando Torres Gemelas 2001) pero jamás he oído lo siguiente: "la agresión asesina es rechazada por la represión asesina; la policía dispara antes de pedir la documentación" (bueno, esto es válido para movimientos ilegales antiterroristas, como el GAL; o para aquel caso de la policía británica, que siempre nos han dicho que es tan civilizada, cuando disparó a un ciudadano de origen brasileño porque le pareció un terrorista islamista del metro de Londres). Pero lo relevante viene luego:
la democracia , para salvarse, tiene que renunciar a una parte de sí misma; por lo tanto, el extremismo basado en razones espurias provoca finalmente una acusación que convierte lo que era una acusación fingida en una acusacion justificada. el mal resulta pragmáticamente más eficaz que el bien, porque en esta disposición de fuerzas el bien tiene que contradecirse a sí mismo para contener el mal [algo hemos dicho al final de hace dos párrafos], es decir, que en estas contiendas no existe ninguna estrategia de éxito inmaculada: la legitimidad vence en la medida en que ella misma se asemeja a la ilegitimiada que combate.
Es decir, que Lem se adelanta 17 años a lo que sucede en los Estados Unidos de América de Bush Segundo, y en casi todo el planeta, por lo menos a nivel de aeropuertos.
El libro continua con una parte alucinante pero fascinante: ¿Vale la pena un libro que describa lo que sucede en un minuto humano? Es curioso porque siempre he pensado que sería interesante hacer una serie de cómics basados en algo que sucede en un día, por personajes independientes, de diferentes lugares del mundo, donde se pudiera meter, ocasionalmente, algo de contacto... Y Lem se ríe de esa idea, coge la parte de las muertes y de las catástrofes y la comenta, de ese libro que él dice haber encontrado. Es un libro de esos tipo "Libro Guinnes" o un Anuario, o una serie de tablas o bases de datos, como las que se puede conseguir en CDs o en Internet. No sé si los datos son reales o no y no creo que lo pueda saber.
La primera parte del libro sería la muerte por motivos políticos, ideológicos o sociológicos (de la Sociología Política). La segunda parte, la del minuto humano, es la de la muerte por hechos biológicos, digamos, no planeados por alguien de antemano, aunque evitables utilizando la voluntad política y la gestión pública (muertes por hambre, más que por exceso de comida...). Lem habla de que ese libro tuvo influencia y generó opiniones diversas entre los intelectuales. Es curioso, pero nunca se habla de qué opinión tuvo en la población corriente, en el comprador habitual, en aquel al que los Reyes Magos le trajeron ese libro.
Es curioso que Lem se pase más de medio libro hablando del Mal y del Bien. Pensaba que eso era cosas de de los tebeos de superhéroes, pero los intelectuales reconocidos también utilizan esas simplificaciones, que luego se convierten en palabras de impacto político en manos de los presidentes de EUA o de otros países, como ya sabemos.
Pensé que, si no tenía tiempo, al menos, tendría que colocar lo de la p112. Ahora que estoy acabando, es justo que escriba algo que ya ha escrito alguien más antes que yo, y en este mismo blog: "ya está en plena vigencia la llamada Ley de Lem ("Nadie lee nada; si lee, no comprende nada; si comprende, lo olvida enseguida"), debido a la habitual falta de tiempo, la oferta excesiva de libros y la publicidad demasiado perfecta. La publicidad es ahora objeto de culto como una Nueva Utopía. (...) La Arcadia ya sólo existe en los anuncios".
Varias cosas: da demasiada importancia a los libros y la lectura, algo que no importa a casi nadie de los que habitan mi país. Supone que la Arcadia esa existió alguna vez Y sobre la publicidad, vendían un libro en la Casa del Libro a finales de octubre de 2007, que decía lo mismo pero con 300 páginas, que si la publicidad es magnífica y que es una evolucion de la filosofía.
1 comentari:
"pero lo que me encuentro es más de mi estilo."
XD Te aseguro que cuando lo leía estaba pensando: esto es un post de magin.
"Lem no insulta a Hitler, cosa habitual en muchos escritos. Lo analiza."
Aunque hable del Bien y del Mal, intenta adoptar un punto de vista más elevado. La conclusión que creo que saqué es que los nazis alemanes no podían haberse comportado de otra forma.
Un minuto humano: el libro que todo el mundo compra pero nadie lee. XD
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