20071113

Solaris de Stanislav Lem

Data Estel·lar Nidiürnaninocturnaperò+nocturna Dimarts 20071113

Me gustaría hacer uno de esos mensajes largos e ilegibles que tanto me van pero me temo que no tendré tiempo.

El libro es Solaris. El autor es Stanislav Lem. La editorial es Minotauro.

No sé cómo empezar porque parece que es un libro que hay que leer.

La humanidad ha llegado a los confines del espacio. Allí se ha encontrado con Ego, el planeta viviente, eeeeerr, que digaaaa, se ha encontrado con un planeta al que llaman Solaris. Los científicos sospechan que está vivo. Intentar otorgarle sentimientos o razonamientos humanos o terráqueos a un presunto ser vivo no humano y no terráqueo está fuera de lugar y a eso le dedica el autor montones de páginas. Lo hace de una manera que a mí ya me había parecido atractiva en Provocación y es haciendo reseñas y comentarios de libros que sólo existen en la novela Solaris. Para mí, Lem se convierte en el autor cuyo género es La Literatura Imaginaria o Los Libros Inventados. Todos los volúmenes de una biblioteca que trata el tema de la ciencia o disciplina llamada Solarística son refutados en años posteriores. Ningún experimento da ninguna guía. Ningún prejuicio sirve y ninguna deducción es posible. La ciencia humana fracasa.

El objetivo de los humanos es contactar.

Inciso y destripe: cuatro personajes. Tres que se ven y uno, Sartorius, del que sabemos cosas por una pantalla. No hay más. Preguntas sin responder: ¿por qué los robots están encerrados? ¿Quién es la giganta negra? ¿Sobreviven los fantasmas en el espacio? ¿qué es lo del sombrero de paja? ¿Cuál es el fantasma de Snaut?

Y uno de esos personajes, el llamado Snaut, que se nos presenta para el protagonista, Kelvin o Kris, hace llamar, de manera tal vez algo cínica, a los empleados en Solaris, como los Caballeros del Santo Contacto.

Un tercer personaje aparece: Harey. Pero ella es un fantasma o una proyección mental de Kelvin. No destripo nada: enseguida el lector sabe que esto va de fantasmikos.

Y, a partir de ahí, Lem intenta no dejar un cabo suelto: la proyección mental corporizada que cobra conciencia de lo que es y que intenta actuar por su cuenta, alejándose del personaje al que está unida. Interesante: los pensamientos que intentan ir por libre.

Los personajes, que hacen una última hipótesis. No sabemos si será verdadera pero sospecharemos que también es falsa.

Y todo eso, que leído no es poco, está intercalado de las lecturas sobre la Historia de Solaris y sus exploradores y científicos, entre los que destacaría Gibarian (me gusta el nombre), alguien que une las exploraciones precedentes con el momento actual. Aparece un libro llamado El pequeño apócrifo... Son cosas sueltas pero es que, no acabo de entender cómo, Lem lo une todo.

Y aún se nos explica una especie de geología o biología de Solaris: los mimoides, unas figuras que aparecen y desaparecen continuamente, y que imitan elementos reconocibles por los humanos, en el fondo del mar, en algo parecido a icebergs (o así me lo parece)... "Así me lo parece" porque, si algo tiene Solaris es que me da la sensación de saber qué es lo que hay en ese planeta, en esa base científica, qué caras tienen los personajes, y hasta en qué año se tuvo que hacer la película (1973... luego resulta que es 1972, así que no me equivoco tanto).

Lo peor: leer la contraportada... y luego el final, en realidad casi todo el último episodio ("El viejo mimoide": directamente, que no lo entiendo). No hay un final. No hay ninguna conclusión: seguimos sin saber qué es Solaris, si está vivo, si quiere morir, si va a crear más ilusiones, si va convertir en elementos físicos más pensamientos de Snaut o de Kelvin... el porqué sucede eso, si tiene alguna utilidad para los humanos... Está claro que el escritor lo deja así porque quiere, por aquella cosa tan tonta de los finales abiertos, pero yo preferiría saber qué pasa luego.

Lo cierto es que, una vez que Kelvin ha leído todo lo que ha sucedido con los humanos en las expediciones solarísticas, y las hipótesis y experimentos que se han llevado a cabo, se acaba el libro.

Resulta que una semana después de leerme el libro, me encuentro con la que puede ser la persona que más sabe de tebeos de los que conozco y comenta, como de pasada, algo sobre Las Ciudades Oscuras: La Frontera Invisible (de Schuiten y Peeters). El día de antes de escribir este mensaje me leo tomo y medio en la biblio... y, sobretodo, con el inicio del primer tomo, yo veo un paisaje solarístico. Una especie de ambiente, tanto fuera como dentro del recinto humano, que parece peligroso pero que se convierte en cotidiano enseguida. Lo temible no es el desierto inmenso, lo temible no es el planeta con dos soles, lo temible no es la base científica voladora, lo temible no es el edificio de estilo neo-Moebius en el que hay una cartoteca inmensa, sino que lo temible son las incomprensibles faltas de comunicación entre la gente, los silencios incómodos y los tejemanejes subterráneos que separan a la gente.

Seguramente que no hay relación entre ambas obras pero de alguna manera se me mezclaron en la cabeza.

Lo que sí que sospecho que pueda tener relación es un título que conocí dos días después, en otro libro que no es el del título que sigue: El mundo como voluntad y representación, del filósofo Schopenhauer (¿o debería escribir Schpenhauer, hijos?) Se trata del famoso filósofo plastón. Directamente, cito de la wikipedia:

Según Schopenhauer, la voluntad —en su modo de ser objetivado— se manifiesta en todos los estratos del mundo natural, desde la simple piedra hasta el hombre, en quien alcanza su grado máximo al adquirir la forma del deseo constante —en cuyo único caso pasa a identificarse con la noción corriente de voluntad—. En sí misma, sin embargo, la Voluntad no es otra cosa que "un ciego afán (Drang), un impulso (Trieb) carente por completo de fundamento y motivos" (El mundo como voluntad y representación, II. ii, 28). En otras palabras:

Bajo tales aspectos, entonces, resulta evidente que yo, con razón, haya puesto a la Voluntad de vivir como lo ulteriormente inexplicable, o más bien, como fundamento y base de toda explicación y que ésta —muy lejos de ser un palabrerío vacío como 'lo absoluto', 'lo infinito', 'la idea' y demás expresiones similares— sea lo más real (das Allerrealste) que conocemos; más aún: el núcleo de la realidad misma (der Kern der Realität selbst). (Ibid.)

Recordemos que Stanislav Lem es conocido en Alemania como intelectual o como filósofo, más que como escritor... De todos modos, no encuentro ninguna página web donde se comente una posible relación. Da igual: yo lo pongo. Lem no me va a replicar.
En la web citada: "El mundo es mi representación", la de cada uno. Solaris reproduce el mundo que cada humano querría ver o el que sus pensamientos inconscientes le incitan a reproducir con los mimoides.

Aquí tenemos algo para aquéllos a los que les encantaban los estúpidos debates sobre el suicidio de Lite en BUP:
El suicidio, lejos de negar la voluntad, la afirma enérgicamente. Pues la negación no consiste en aborrecer el dolor, sino los goces de la vida. El suicida ama la vida; lo único que pasa es que no acepta las condiciones en que se le ofrece."
Y ese debate mantienen Snaut y Kelvin tras el [AVISO DE DESTRIPE]suceso de Harey[/AVISO DE DESTRIPE].

Aquí se habla, con documentación, de cosas que suenan cuando uno lee la novela: lo de André Berton y André Breton... Pero también me vuelve a recordar las ciudades mencionadas en Las ciudades oscuras: La Frontera Invisible... ciudades con reminiscencias fonéticas a ciudades europeas.

A nivel cronológico: ¿en qué año nos encontramos? ¿en qué siglo? ¿Verdad que parece que vuelan en helicópteros, y encima anticuados?

Y ya está.
Si miro para arriba, sí que noto que me he enrollado.

2 comentaris:

Kaximpo ha dit...

El recuerdo que tengo de la interpretación que le di en su momento es que "el planeta" quería comunicarse y no sabía cómo. Aparte de las dificultades de la comunicación entre seres tan distintos (la forma del mensaje) pensaba también si de verdad sería útil o beneficioso para ambos (o alguno de ellos) que lograran comunicarse (el contenido del mensaje). ¿Tendrían algo común que poder transmitirse? ¿Podrían llegar a entenderse dos "inteligencias" muy distintas ya no sólo por la dificultad de encontrar la forma sino por el contenido? "Fiasco" es otro de Lem que abunda en ese tema del idem que puede suponer el intento de comunicación con una inteligencia extraterrestre.

Cuando lo iba leyendo, yo me imaginaba Solaris (el planeta) como una bola enorme de chicle rosa. :/

maginelmago ha dit...

¿Se quiere comunicra? ¿Por qué? ¿Quiere que lo maten, como se dice en algún sitio? ¿Por qué? ¿Es una unidad o una civilación? No hay manera de saberlo.

El libro me deja con las ganas de un segundo volumen que nos explique cosas sobre Solaris y la Solarística. A la vez, me queda muy claro que la Solarística es la típica disciplina científica que uno se pregunta "¿pero esto para qué sirve?¿Por qué no se gastan ese dineral en evitar el hambre en el mundo?"

Es un libro para irlo digeriendo poco a poco: ¿tiene que ver el hecho de ver sentimientos y capacidades con, por ejemplo, el hecho de que se diga que los delfines o las orcas se sienten felices o tristes en los acuarios? A los cetáceos les atribuyen cualidades y defectos humanos en los documentales pero he visto interpretaciones opuestas del mismo comportamiento en diferentes documentales. ¿Tiene algo que ver con Solaris?

No descarto volver a hablar sobre Solaris.

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