20200930

Títulos publicados: La Colección Orbis de Emilio Salgari

 Data Estel·lar sampanera Dimecres 20200920


Colección Orbis de Emilio Salgari según los datos aportados por el lector y comentarista de este blog, Hannes: 


El Listado completo de Emilio Salgari - Orbis es el que sigue:


1 Sandokán
2 El Corsario Negro
3 El Desquite de Sandokán
4 La Carabela Española
5 A la Conquista de un Imperio
6 A Orillas del Brahmaputra
7 El Rey del Mar
8 Por el Mar de la Sonda
9 Yolanda
10 La Hija del Corsario Negro
11 La Reconquista de Mompracem
12 Al Asalto de Varauni
13 La Capitana del Yucatán
14 La Rebelión de Cuba
15 Los Tigres de Mompracem
16 La Última Batalla
17 El Capitán Tormenta
18 La Defensa de Chipre
19 El León de Damasco
20 La Galera del Bajá
21 Los Misterios de la India
22 La Jungla Negra
23 Las Hijas de los Faraones
24 El Sacerdote de Ptah
25 El Continente Misterioso
26 El Brick del Diablo
27 La Cimitarra de Buda
28 La Ciudad de Irawadi
29 La Reina de los Caribes
30 La Venganza de Wan-Guld
31 Los Hijos del Aire
32 Una Máquina Maravillosa
33 La Costa de Marfil
34 La Capital de Dahomey
35 Las Águilas de la Estepa
36 Aventuras en el Turquestán
37 El Último Tigre
38 El Rey de la Montaña
39 La Perla del Río Rojo
40 Las Últimas Aventuras de Sandokán
41 El Desierto de Fuego
42 Los Bandidos del Sahara
43 En los Junglares de la India
44 El Desquite de Yañez
45 Los Misterios de Than-Kiu
46 Los Horrores de Filipinas
47 Flor de las Perlas
48 Los Cazadores de Cabezas
49 La Favorita del Mahdi
50 El Profeta del Sudán
51 El Rey de la Pradera
52 Aventuras entre los Pieles Rojas
53 En la Selva Virgen
54 El Hombre de Fuego
55 En las Fronteras del Far West
56 La Cazadora de Cabelleras
57 La Soberana del Campo de Oro
58 El Rey de los Cangrejos
59 La Perla Roja
60 Los Pescadores de Perlas

 

Por supuesto no tengo los 60 números. Dudo de que los obtenga. 

En un primer momento, asusta ponerse a leer esto pero realmente, si uno es lector habitual, es bastante chulo. 

Tengo por ahí leído que Emilio Salgari no era un gran escritor, etc, etc. 

De los mayores disgustos educativos como alumno tengo la ausencia total de que Julio Verne o Emilio Salgari fueran mencionados, no ya explicados. O el fundamental Alejandro Dumas, cuyo Conde de Montecristo, leía en un artículo de XLSemanal que eso y La Cenicienta son las bases de muchos culebrones.

No puedes contar la industrialización y el capitalismo y no decir ni mú sobre Julio Verne, hombreeeeee... Que se puede ser cateto y analfabeto universitario

Luego te coges textos intelectuales y te cuelan que no sé qué cosa sí que ha sido fundamental. Hay una dualidad total entre lo que sucede de verdad para todos, y lo que no sucede o sucede para una élite, que puede esconder lo primero con consecuencias negativas y catastróficas.

Aún recuerdo a una chica de un polígono de viviendas, algo que debería ser tomado como común y corriente, pero que se pensaba que era un barrio de clases medias y que cómo vivirían en otros sitios. No era el peor sitio pero había habido etapas chungas en aquellas plazas como para evitar pasar por allí (localidad: co-capital vallesana). La universidad con sus élites intelectuales y una mala digestión de la educación secundaria habían realizado su tarea en aquella chica.

Si te lees el Sandokan, por ejemplo la primera novela, a ver si lo puedo comentar en algún momento te encuentras con explicaciones claras pero de cultura enciclopédica sobre animales, ambientes geográficos, clima, utensilios... y encima, cuidado, los protagonistas no son jóvenes eternos, sino gente de edad avejentada, cosa que se repite a lo largo de las novelas: habían pasado muchos años, habían tenido grandes batallas, no sabían si volverían a su reino. Si eso no es suficiente para considerar válido a un escritor, hijos míos, cuénteme qué es lo que cuentan más allá de que diga que estuvo emborrachándose en alguna revolución burguesa en París.

El caso es que esas novelas llevan un orden y pueden quedar cortadas. Cansa que la lectura quede cortada sin tener la continuación y cansa leer antes lo que va después, al menos en la publicación, porque igual el orden cronológico interno sospecho que puede cambiar. No me extrañaría que haya novelas que cuenten "lo que pasó antes", la precuela, vamos.

 

 Os pongo el artículo de Carmen Posadas para XL Semanal, sacado de la web: La Sombra de Edmundo Dantés

 

¡Os sonarán los nombre, el de ella y el de él! Las negritas y los fosforitos son míos pero los cedo gustosamente por el bien de la legibilidad, ese bien máximo que hay que fomentar:


Hace unos años conocí a un famoso guionista de telenovelas que me contó cómo se había hecho multimillonario contando sólo dos historias. «No fallan –me dijo– y se pueden replicar todas las veces que uno quiera. Basta con cambiar la edad de los protagonistas, su profesión, su aspecto físico y su nacionalidad, y éxito asegurado». «¿Y qué arquetipos son esos? –pregunté asombrada–. ¿Alguno de los que recoge la tragedia griega quizá?». «Más sencillo que todo eso –me respondió él–. Las dos historias que funcionan siempre son La Cenicienta y El conde de Montecristo». Le contesté que comprendía bien la fascinación por La Cenicienta. Al fin y al cabo, las andanzas de una chica muy pobre (o chico, seamos políticamente correctos) que logra enamorar a un príncipe o a una princesa está en el imaginario de todos. Pretty Woman, Betty la Fea y casi todas las heroínas de Jane Austen no son más que el cuento de Perrault reinventado con mínimas variantes. «En cambio –argumenté a mi amigo guionista–, me cuesta más comprender el atractivo de El conde de Montecristo: al fin y al cabo, Edmundo Dantés no es más que un rencoroso que busca vengarse». «¿Hace cuánto que no la lees?», preguntó él, y ahí no tuve más remedio que confesar que sólo la había leído cuando tenía diez años en una versión infantil. Este verano, en cambio, decidí leer la novela completa y ahora ya entiendo por qué su historia es imbatible. Puede parecer que las aventuras de Edmundo Dantés sean una apología de la venganza, la revancha de un hombre que, después de que le quitan todo lo que más ama, logra hacerse con una descomunal fortuna y vuelve para ajustar cuentas con sus enemigos. Pero esa es una interpretación demasiado simple. El irresistible atractivo de esta historia es que conecta con el deseo que todos  tenemos de poner orden en un mundo en el que, según vemos todos los días, los malos ganan mientras que a los buenos les llueven las desgracias. Por eso, si La Cenicienta se ha replicado en cientos de otras historias, El conde de Montecristo se ha reencarnado en muchas más. Desde Ben-Hur hasta Harry el sucio, pasando por El Zorro  [añadamos: por tanto, Batman y tantos super-justicieros] o incluso El gran Gatsby, tras todos ellos se adivina la sombra de Edmundo Dantés dedicado a hacer el bien, a veces por métodos no del todo ortodoxos, pero muy eficaces. Se calcula que la propia novela de Alejandro Dumas ha sido llevada a la gran pantalla nada menos que treinta veces, eso sin contar las innumerables reinvenciones del personaje de Dantés en esos culebrones que han hecho multimillonario a mi amigo guionista.

Cuento todo esto porque El conde de Montecristo ha sido uno de los clásicos más leídos en Europa durante el confinamiento. La explicación que se ha dado a tal fenómeno es que muchos se han sentido identificados con alguien que, forzado a pasar mucho tiempo en un espacio minúsculo, decide aprovechar el parón involuntario para cultivarse y reinventarse. Pero yo pienso que la razón tiene más que ver con las mismas particularidades que han hecho de esta una historia imbatible. Ahora que da la impresión de que en el mundo reina el disparate. Ahora que parece que todas las normas, leyes y líneas rojas que con tanto tiempo y esfuerzo hemos acordado no son más que papel mojado. Ahora que los tipos menos recomendables campan a sus anchas y en muchos casos, y para colmo, convertidos en mandatarios de países claves, ¿a quién no le gustaría convertirse en «agente de la Providencia» (así se autodenomina Dantés en la novela) y permitirse el lujazo de poner a cada uno en su sitio? En otras palabras, enmendarle la plana a la vida y hacer que se parezca más a lo que debería ser y no a lo que es. Lástima que tan útil personaje pertenezca al mundo de la ficción y que la vida real vaya por otro lado. Pero, aun así, yo, al ver el renovado interés por la novela, quiero quedarme con una frase que le dice el abate Faria a Dantés al revelarle la ubicación del inmenso tesoro que le permitirá convertirse en el conde de Montecristo. «Recuerda que la luz de la inteligencia y el ingenio resplandece aún con más fuerza en las noches oscuras».¹

¡Las ganas...

 eso no era de Pérez-Reverte.



Nota ¹ [¿se parece bastante al juramento del cuerpo galáctico que nos protege desde tiempos inmemoriales? el de los Lintenas Verdes]

 

In brightest day, in blackest night,

no Evil shall escape my sight.

Let those who worship Evil’s might,

beware my power–Green Lantern’s light.