20110629

Carpanta: portada e hipo

Data Estel·lar hic Dimecres 20110629

Revista Super Carpanta, 42, Año IV, 55 pesetas, 19801027. Editorial Bruguera. Personaje: Carpanta. Autor: Escobar. Numerito: 23729 (creo, porque el 29 está muy destrozado)
No se suele hablar apenas de las portadas de Escobar. Yo las considero bastante interesantes.

Conocemos las de la revista Zipi y Zape. Un breve resumen de las mismas sería que las primeras de la revistas, a primera mitad de los años 70, son manifiestamente mejorables, y la mano de dibujante, entintandor y guionistas podrían no ser las de Escobar en ningún caso... para llegar a las de mediados-finales de los 70 y años 80, incluidas las de Ediciones B-Grupo Zeta, donde el dibujo, puede ser mejor o peor (1987 en adelante) pero parecen estar bastante bien pensadas.

Las portadas para otros personajes, como Carpanta, aún son más desconocidas. ¿Alguien ha visto exposiciones en alguna feria, salón o similar con portadas de Escobar? 

Pero sobre Carpanta, por lo menos, como vemos, hubo 42 portadas, que no son precisamente pocas. El dibujo parece claramente de Escobar. Como últimamente vamos aprendiendo que aquello de Bruguera era una merienda de talleres de negros, es lícito sospechar de todo... Peor para los autores-enseña pero las editoriales, editores y gestores de derechos se lo buscan cuando no han querido nunca desvelar quién hizo qué: que al final sospechemos de todo... como aquella duda razonable sobre Hergé: ¿dibujaba algo aparte de los puntos de los ojos de Tintín? El cajetín de Marvel o de DC, indicando quién hace qué, me parece bastante más honrado y realista. En resumen: si fueron negros, se adaptaron muy bien al estilo reconocible como "de Escobar".

El chiste no está nada mal. Cuando lo veo, le doy vueltas. En estos tiempos, no quisiera convertir a Carpanta en "los mercados" para no insultar a este gran personaje. Pero parecen las propuestas de la CEOE a punto de merendarse los poquísimos derechos laborales que nos quedan. Ya lo he dicho.

Nótese el uso de varios planos: la chica del primer plano (sí, lo sé... que aún no manejo bien una cámara que no se deja manejar tampoco). Es un personaje curioso en el mundo de Escobar. Son estas mujeres guapas-feas. Como sus coches mal dibujados. 

El apartado costumbrista está bien reflejado: la silla, el traje del camarero, con su servilleta, la copichuela, el tapón de corcho del vino, los cubiertos (en el centro de la página, para que se vean bien como protagonistas que son de la escena).

Me gusta ver comer a Carpanta. Así que igual es por eso por lo que me gusta esta portada. Y un pollo asado como no hay restaurante que lo sirva. Ñam, ñam, ñam.


Me he pensado mucho si poner toda la historieta que al final sí he puesto (a continuación). Se titula Carpanta: El hipo. Es una de esas historietas de Escobar de los años 80, que van de un tema a otro (ya ofreció alguna en los Zipi Zape Especial, en historietas de varias páginas). Digamos que no ceñir los personajes a una única acción en una historieta es lo que, para mí, los convierte en personajes con capacidad de estar vivos. 
La v1: tiene un dibujo icónico de Carpanta: se utilizó para un pin de cuando se pusieron de moda para 1992 (decían que donde hay Juegos Olímpicos -BCN'92- se ponen de moda las insignias -nombre de los años 70 y antes- o los pins -nombre de 1991-1992- prestado del inglés en la aculturación incultural) . Me he dado cuenta al leer la historieta ahora. Podría servir de modelo para un almohadón o una colchoneta, porque parece bastante estrujable ese Carpanta.. 

Me veo venir que, de seguir escribiendo, voy a hacer un página a página y tampoco es eso: el que la lea, que se fije en detalles costumbristas como las antenas de la tele o el buzón (p1v1). 

Aparece uno de esos extras que suelen saber que lo son y que intentan aparecer presentables en las historietas de Zipi y Zape. Alguno de los blogueros colegas -no recuerdo cuál- habló sobre el tema: los trabajadores de la calle, los transportistas de vidrios y colchones, etc. Era un artículo bueno porque la idea es, efectivamente, muy típica en las historietas de Escobar. Y aquí tenemos un ejemplo con el ¿repartidor-transportista? de embutidos. 

Me encanta p1v11, la última viñeta de la primera página: aunque yo en vez de "no exageres, Carpanta" pondría "no seas tan comediante, Carpanta". 

La historieta continúa en la casa de Protasio. Estoy casi seguro que se basa en alguna historieta antigua. a ver si alguien me lo confirmara, que no lo voy a hacer yo todo, carape.


Y lo que me ha hecho interesarme en esta historieta a efectos blogueros es la p2: p2v6 a p2v11. El tema es muy profundo.

A Carpanta no lo vemos comer casi nunca. Hacia 1980, de manera explícita (véanse las historietas de Zipi y Zape en su propia revista), Escobar desarrolla la Teoría del Sino. Los personajes tienen un sino (=destino) que les hace ser como son. Trasciende el chiste. Hacen el chiste o gag final, no por falta de ideas del guionista, y no por imposición del editor o los lectores, sino porque existe una fuerza superior que les impele a llegar a ese final. Zipi y Zape no pueden tener la bicicleta (o tendrán ceros, o perderán los vales). Peloto no ha de tener revista propia. Carpanta no puede comer.

Cuando falleció Escobar en 1994, varios intelectualoides olvidaron a Zipi y Zape. Y se centraron en destacar a Carpanta como personaje que pasaría a la Historia. Mal lo tiene nuestro amigo para estar junto a Julieta, si apenas le publican un tomo cada cuarenta (años). Pero el rollo postguerra y sociológico pesa mucho. Ya sabemos de antemano qué va a ser premiado en el Premio Nacional de Historieta sólo viendo el argumento. Nunca será una historieta sobre gente que vuela, sino sobre la Guerra Civil y esas cosas, aunque técnicamente hayan cosas mejor dibujadas y mejor pensadas. Lo que cuenta es que "sea real  y no tonterías" (como esa gente que muere en el Informe Semanal o como ese hambre que pasan en Supervivientes). Pero, ojo, lo mismo hemos podido notar en el mundo friki y fan, que mira con condescencia (nostalgismo de lágrima fácil y olvidable) "aquellas cosas de cuando eras crío" (la palabra "crío" me da grima porque ya le asocia el que la pronuncia un estigma), y luego vuelven a ver tal cosa, o una nueva edición de tal cosa, y no les gusta "porque es mú pá críoh"... Claro: he ahí su gracia, que era para niños. Y, claro, le falta profundidad y no sé cuántas cosas más. O, al revés, que ven muy bien, que la adaptación de un tebeo infantil (puede ser un libro infantil, un cuento, etc.) no sean "tan infantil"... ya sé que yo últimamente parece que flipo mucho y que me indigno mucho, y que además lo escribo mucho, pero es que, vamos... Adaptar Mortadelo y Filemón para mayorzotes con chistes de humor sucio es de imbéciles que se aprovechan de las marcas, y que saben que aún hay más imbéciles que ellos a los que poder esquilmar. Es un ejemplo, entre varios..

Pero Escobar ya había trascendido mucho tiempo antes la parte sociológica, sin eliminarla, pero la había reconvertido: Carpanta no comía en la Postguerra porque había hambre generalizada, escasez, control y corrupción por parte de los falangistas a la hora de acaparar productos agrícolas, etc. Pero Carpanta, en épocas de crecimiento económico generalizado, donde puede haber paro e inflación (¡bicocas!) pero no hay hambre diaria, o la misma es muy reducida, sigue, sin embargo, con eco en el estómago. Y es por el sino.

Pero, ¿no puede comer? Sabemos que Escobar y Carpanta y los lectores llegan a un acuerdo: de vez en cuando, Carpanta come alguna avellana o nueces o almendras, porque tienen muchas proteínas e hidratos de carbono, o sea, energía en cantidad.

Pero alguna vez tiene que comer... entonces, ¿qué? Como aquí: no lo vemos comer. Es duro, para mí, no ver comer al pobre Carpanta. Ha comido, pero se ha ido la luz. Y se dice a sí mismo: "a mi entender es como si no hubiera comido".

¿Realmente "está cargado de manías"? (gran frase que magnifica el costumbrismo de Escobar y su maestría en el uso de frases cotidianas).

¿Suceden las cosas en los tebeos cuando no los miramos? ¿Pasa algo en las calles de las viñetas? Entre viñetas... fuera de las historietas, después de las mismas. Al día siguiente del día siguiente. Antes del título... ¿Existe lo que no está en la viñeta? Scott McCloud se preguntaba algo parecido en el primer libro (El Arte Invisible)... el niño que se piensa que sólo existe lo que tiene ante él en aquel instante. Inquietante. Estremecedor. No pienses más en eso. ¿Dónde y cuándo se existe? ¿Sirve de algo marearse con este tipo de preguntas que no dan pan ni pollo asado?

No hay una respuesta fácil. Incluso yo diría que no hay una respuesta unívoca. Por ejemplo, Protasio es evidente que, con la luz apagada, sí ha comido (por eso pesa más de 90 kg), pero Carpanta igual no ha comido porque así lo piensa. Aunque si Protasio y algunos lectores bienintencionados piensan que sí que ha comido, pues ha comido. Es evidente que leemos el "¡ñam!" pero no lo vemos masticar. Si un tebeo es algo visual: ¿ha comido?  Come pero no come: su sino le impide comer aunque come. Una genialidad. Lo mejor del número.

Luego, de golpe, la historia pasa a un tema laboral. Es como que acaba una historieta y comienza otra sin solución de continuidad (locución que nunca he comprendido bien, la verdad). Y es interesante: con frecuencia pasamos de un tema a otro. Te das un golpe con la mano en la puerta de un armario que no tenía que estar abierto y luego se pasa a "por cierto, que Noséquién se casa". ¿No pueden los personajes de las historietas vivir igual? ¿Tienen que estar encadenados a un guión que dicte sus pasos hacia la viñeta final? ¿No tienen derecho a la vida propia?

El tema elegido es buenísimo: el de los sopladores de vidrio. Antaño solían hacer ocasionalmente reportajes en la tele sobre esta profesión. Pero a mí me extrañaba mucho que las botellas, vasos y aceiteras se hicieran todas así... o algunas... o alguna... Y eso de que soplaran el vidrio en Mallorca... tenía pinta de ser como atracción turística y poco más. Pero sería bonito un mundo donde las botellas salieran así.

El final de la historieta es brutal... y, con los años pasados y las relecturas realizadas, es brutal y tristemente realista. Evidentemente, no son temas a tratar en un tebeo infantil-juvenil: así que algo como Carpanta jamás tendrá premio.

En la última viñeta, tenemos tal vez al Doctor Pildorín (a veces, al principio llevaba luenga barba de gnomo).

El numerito es el 24114. Estamos en el año 1980. Y anunciaré que para diciembre de 1982 ya se reinicia la numeración desde cero. Osea, que esta historieta, que podría ser un refrito, no lo es, por varias pruebas circunstanciales:

1.-Historieta protagonista de la revista.
2.-Numeritos correspondientes a la época. Y no lejano del de la portada (23729, aproximadamente).
3.-Cuatro franjas de viñetas.
4-El personaje emresario del vidrio soplado en p4v3, con su botella artística en la mano se parece mucho al de cierta historieta de la revista Zipi y Zape del mismo año 1980. En aquel caso, el actor que aquí hace de empresario del vidrio allí es un barrendero..