20080302

Del Capitán Trueno a Agent 327: Mora, Burns y Lodewijk

Data Estel·lar noestanincreíbleno Diumenge 20070302

En este blog sobre tebeos que también habla sobre tebeos, no se podía pasar por alto la extraña relación entre Víctor Mora y Martin Lodewijk. Ya he hablado sobre ambos... en especial sobre el autor holandés del Superagente 327 (Agent 327), personaje que evidentemente no es francobelga porque no es del TFE (Territorio Francófono Europeo), sino del TFE (Territorio Flamenco Europeo). Me he dedicado más al holandés porque es del que hay menos información. Como me dijeron hace nada: "uno de esos comics que sólo conoces tú".

En principio, un lector del Capitán Trueno y uno de Agent 327 no tendrían nada en común porque, tradicionalmente, parece que existen unas barreras de poliestireno transparente
que impiden el contacto entre lectores de diferentes géneros. Quiero creer que actualmente hay más lectores interesados en varios géneros y estilos pero...

Hacia 1991, en plena expansión de Ediciones B-Grupo Zeta, se intentó un relanzamiento del personaje del Capitán Trueno. Se le dio mucho bombo: un especial de la remozada revista Mortadelo, donde publicó por entregas, así como en el Dominical de El Periódico de Catalunya, en un encarte interior, entrevistas a Víctor Mora (incluso en Informe Semanal, que lo tengo grabadoen VHS aún) y al nuevo dibujante, un tipo para mí absolutamente desconocido llamado John M.Burns. El Dominical de El Periódico de Catalunya es el suplemento en formato revista equivalente al de otros diarios y que se entrega los domingos (otros diarios lo llaman Magazine o de otras maneras).

¿Quién era Burns? Se veía claro: el típico dibujante de bárbaros (aquí la barrera de poliestireno tuvo su efecto preventivo en mí)... pero que utilizaba el color de una manera muy vistosa. Le gustaba mancharse los dedos y eso se veía en las fotos de una entrevista que seguro que tengo guardada en papel pero que no me apetece escanear y bitacorar o bloguear a día de hoy.

Los dibujos de Burns no estaban mal. La aparición del Capitán Trueno y de Goliath en una míticaXD escena de esclavos en una galera pirata nos avisaba de que sí, de que estábamos ante los dos personajes de siempre, que se divertían en medio de un gran peligro, que arriesgaban sus vidas por la diversión de la aventura y para eliminar de enmedio a un miserable traficante de esclavos. Puede ser lo mejor del número, que digaaaa, lo mejor del álbum: ahí tanto Burns como Mora nos pusieron al inicio de una aventura que, en realidad y por suerte, era nos pillaba ala mitad porque venía de algún otro lugar, porque el Capitán Trueno y sus amigos van desfaciendo entuertos continuamente y viajando incansablmente por el mundo.

Pero eso fue lo mejor y casi lo único destacable. El resto del álbum La Reina Bruja de Anubis cae en la apatía y en el anti-Trueno (y el Anti-Jabato), porque se le da importancia a la magia cuando todo el mundo que haya leído historietas del Capitán Trueno sabe que no existe la magia, sólo la ciencia, y tal vez la hipnosis, que no existe la brujería sino la superchería... por lo demás, la historia no permite definir en absoluto a los personajes, aparte de que cambia trajes y colores... y los personajes, mal que le pese a alguien, son elementos icónicos que se define tanto por su carácter como por su apariencia.


¿Fue la interpretación de John M.Burns que hizo sobre el guión y un personaje del que lo desconocía todo y al que seguramente que le dijeron que era una mezcla de Príncipe Valiente y de Conan El Bárbaro? ¿O fue un Víctor Mora en baja forma? Durante años pensé que era lo primero. Con el tiempo, he pensado que fue el guionista el que nos falló. Es triste pensarlo. Desconozco si la segunda aventura dibujada por Burns fue mejor. Lamentablemente es inencontrable.

Ediciones B decidió que había sido un fracaso y ni siquiera ha reeditado esos álbumes. Podemos pensar -y lo hago- que es un craso error pero no es nuevo saber que, para Ediciones B-Grupo Zeta es un fracaso todo lo que no venda de golpe tanto como un tebeo de Mortadelo y Filemón. No se molestaron en redefinir los conceptos, en ir paso a paso, por ejemplo, para convertir al Capitán Trueno tradicional en un personaje actualizado, cosa con la que yo estoy en contra pero que los editores quieren hacer una y otra vez. Una evolución progresiva hubiera mantenido al lector tradicional y hubiera ido atrayendo nuevos lectores, tal vez. Pero eso es inversión, y para cualquier empresario español una inversión es un gasto innecesario que conviene evitar. Y así desapareció el Capitán Trueno de Mora y Burns, y dejaron el espacio desertificado para que López y Gálvez hicieran su versión del 2006, sobre la juventud al cabo de tantos años que nadie recordaba que hubiera habido un paladín medieval con centenares de números semanales a sus espaldas.

¿Por qué se eligió a un inglés, a Burns? ¿No había ningún dibujante de Estepaís que pudiera haber dibujado al Capitán Trueno? Pocos años atrás lo habían intentado Luis Bermejo, Jesús Redondo o incluso Jesús Blasco (¿el peor dibujante para el Capitán Trueno? bueno en otras cosas, malo en esta serie). No fueron los únicos. Los hubo que incluso cobraron por dibujar historietas del Capitán Trueno que ni siquiera llegaron a publicarse porque los derechos pasaron de ComicsForum (Planeta deAgostini) a Ediciones B-Grupo Zeta. En ambos casos, el guión era de Víctor Mora. Y aquí me vuelvo a plantear si fue Mora el que quiso irse a Ediciones B, o es que, realmente, los derechos del personaje, por más que nos digan, eran de Bruguera y pasaron a B, so pena de pasarse la vida en los juzgados. En cualquier caso, es evidente que fue una mala decisión. En Ediciones B sólo sabían que no querían que el Capitán Trueno molestara, mientras que en Planeta deAgostini sabían qué hacer con el personaje, aunque yo pueda objetar ciertas decisiones de guión y de aspecto de los personajes en esa versión, como un Crispín que parece un pre-delincuente y un Goliath que no acaba de entender que el Capitán deje con vida a los enemigos, lo que es grave tras cientos de aventuras juntos... Errores de coherencia, guión y continuidad que en este caso no dan lugar a buenas historias (esto ultimo es un debate privado; no quiera el lector entenderlo).

Entonces se fueron a buscar al tal John M.Burns. Se nos dijo que procedía de un ambiente celta, que vivía cerca de las ruinas artúricas... pero su dibujo no tenía nada que ver con el del Capitán Trueno, con ninguno de los dibujantes... ¿Qué pasaba?

El domingo 20070224 vi por primera vez algo que es habitual descartar tantas veces como veas, así que lo compré: Zetari, un tomo de la colección Grandes Autores Europeos, Toutain Editor. Toutain, Josep, editor mítico para los tebeos que ha sido objeto de exposiciones... Dibujante, guionista, agente, editor, creador de Selecciones Ilustradas (la agencia de exportación que permitió publicar en el exterior a historietistas españoles), y creador de la Editorial Toutain, en cual realizó la magna obra Historia de los Comics, la enciclopedia de comics en castellano (ahora están haciendo otra pero espera a que la acaben y que sea la mitad de rigurosa que la de Toutain... al menos, que sea más amena)...

La portada es uno de los dibujos de la Sigrid de Burns. El estilo es prácticamente el mismo que luego utilizaría para el Capitán Trueno. Y los colores. La única diferencia real con su versión del Capitán Trueno es la disposición de las viñetas que, en el Trueno, son menos cantidad por página y suelen ser menos tiras. Es más ilustración que historieta. A mi eso me suele molestar porque afecta a la legibilidad. La explicación que yo mismo me daba es que ese tipo de dibujo es tan complejo, tan realista, exige tanto espacio que las viñetas han de ser mayores. Falso. Y el propio Burns, en Zetari lo demuestra. Si se hubiera hecho este tipo de viñetas tipo Zetari, más parecido al Capitán Trueno habitual, con una base de cuatro tiras por páginas, aunque sin excluir páginas con menos tiras (3 o menos) y algunas viñetas más espectaculares (splash-pages, páginas-portadilla, páginas-viñeta con grandes panorámicas de paisajes detallados), la historia de La Reina Bruja de Anubis hubiera salido ganando... para comenzar, hubiera salido ganando en profundidad porque, hasta el momento de escribir esto, casi ningún dibujante es capaz de escribir o plasmar mejor una historia con menos viñetas. Un número excesivo de ellas puede llegar a agobiar y a ser innecesario para la explicación pero, en un álbum tipo europeo de cuarentaytantas páginas, entre 8 y 12 viñetas por página, no hay posibilidad de exceso de viñetas que lastren una historieta. En cambio, puede ser que usar 7 viñetas en vez de 8 o 9 marquen la diferencia entre conocer un personaje, o desarrollar una subtrama o explicarnos bien qué pasa y no hacerlo. Aunque Zetari es algo mejor que lo que se realizaría luego en el Capitán Trueno, sin que eso signifique el dibujo del segundo sea malo porque no hablo del dibujo o del trazo sino de la secuencia (el comic como arte secuencial, no como ilustraciones adosadas), también en Zetari tenemos esos problemas de que a la historia le faltan detalles. Y es porque muchas veces usa esas 7 viñetas... La viñeta final, por ejemplo, está separada por un abismo de las anteriores. Es claro que faltan algunas páginas en el álbum, si asumimos que sean páginas de 7 viñetas... o algunas viñetas en esas páginas.

Podría tratarse, no obstante, de un efecto del guión: la protagonista obliga a avanzar la historia hacia donde a ella le conviene: la estrategia de defensa de un monasterio-fortaleza encerrado en unas montañas perdidas. Cada vez que el monje del monasterio, de hecho, el único monje que conocemos (los demás sólo salen ensangrentados y muriendo, nunca hablan ni sabemos nada de ellos), cada vez que ese monje aparece para decir algo interesante en lo que detenerse, ella, Zetari, impele hacia la defensa. Ni el paisaje, ni la biblioteca, ni las entrañas del volcán de los sueños... nada hace detener a Zetari que nos lleva a la última página sin querer detenerse, ella, en detalles. Para nada. Las relaciones entre personajes se reducen a un par de frases y un par de obviedades. Sólo queda la estrategia militar.

Sin embargo, es precisamente eso lo que convierte a Burns (luego hablaré del guionista, claro, que nos falta el guionista) en el artista apto para ser dibujante del Capitán Trueno. Por un lado, "si lo ha publicado Toutain es que es bueno" (que ya sabemos que la manera de actuar en este país es a base de copiar al de al lado, como se deduce de miles de exámenes de todos los niveles educativos). Por el otro, Burns nos muestra paisajes exóticos que hace aparecer como extrañamente familiares, que no chirrían: un monasterio que parece tibetano en unas montañas alpinas, con puentes que parecen sacados del Señor de los Anillos, bárbaros de Conan, monstruos, dragones, bibliotecas (pienso que es un elemento importante para un dibujante del Capitán Trueno, que el dibujante se detenga una viñeta en unos libros)... y una protagonista que nos describe (a veces con imágenes pero siempre de palabra) sus actuaciones a nivel estratégico.

Zetari es una estratega de igual nivel que el Capitán Trueno, o que el Príncipe Valiente. Pienso que este detalle pudo ser decisivo para la elección de Burns como dibujante: no sólo el guión dice que se lance aceite bajo una puerta, sino que Zetari lo ordena, y el estratega de la parte contraria lo intenta contrarrestar con arena (aunque no se ve pero lo dice), en un par de viñetas. Toda la historia de Zetari: El Demonio Rojo, que es sobre la que estoy escribiendo, es la historia de una estrategia militar de defensa. Eso es muy del Capitán Trueno, como también lo es que el motivo de la protagonista, mercenaria, no es económico, sino algo intangible que el Capitán Trueno hubiera interpretado directamente como la defensa del más débil. Aquí eso no queda claro pero es lo único que puede ser, aunque exista una recompensa final (no destripo nada ¿y qué, si lo hiciera?). Sin embargo, da la sensación de que vamos a tener un Efecto Hamelin en cualquier momento, desactivado al ver las pocas páginas que nos quedan.

Efecto Hamelin: Se trata de lo que hizo el Alcalde Hamelin a aquel flautista al que luego no quiso pagar por eliminar una plaga de ratas y ratones.

Yo creo que está a punto de suceder un Efecto Hamelin pero las páginas de las que disponen lo desactivan. Está claro que el Monje no es tan buena persona como nos hace creer (de hecho, sólo lo conocemos de un par de viñetas del inicio, luego todo es correr) y la propia protagonista lo sospecha al final.

Pero, en todo esto, no está sólo la mano del dibujante... Es el guión y el guionista quienes definen a Zetari, su mundo y sus estrategias. Desde mi punto de vista, si querían contratar al autor de Zetari para el Capitán Trueno porque Zetari se parecía en su visión global estratégica, algo altruista, necesariamenta aventura e independiente, tendrían que haber contratado, tal vez al dibujante pero sobretodo al guionista.

El guionista es, claro, Martin Lodewijk. Está claro porque sino no lo habría citado al inicio del artículo. Es un guión al que no veo nada parecido a Agent 327. Y por eso me fascinó. Me dije: la portada es la Sigrid de Burns... El dibujante lo era... Por cierto, creo que las piernas no están proporcionadas entre sí, una le toca al suelo con la rodilla. Un dibujo realista no tiene por qué ser un dibujo proporcionado. Pero es que leí: "Martin Lodewijk"... ¿Puede ser el del Superagente 327 de FueraBorda? Igual el apellido se le parece... pero es que es un apellido tan raro que, o es él, o lo he leído mal y no tiene semejanza con aquel apellido... Pues bien, sí, bien, muy bien, lo era. El mismo guionista. Leo la contraportada de Toutain Editor: biografía del dibujante y del guionista. En el guonista, se nos dice que holandés. Habla de la revista "Eppo", que me sonaba de algo... pero no se cita a Agent 327, cuando parece que es el icono del stripj nederlandse.. Malo... El mejor editor "se olvida" ese dato, de una historieta que había sido editada apenas dos años antes, 1984 de ser dibujada ésta en 1986, y apenas 4 años antes de ser editada en esta colección Grandes Autores Europeos. La barrera de poliestireno ya no es transparente: se convierte en opaca y se nos esconden datos. Se ve que no quedaba bien citar obras publicadas en revistas infantiles o juveniles (SuperAgente 327, en FueraBorda), frente a lo que tiene que ser el comic, una cosa pá'dultos. Son esas cosas que me dan pinchazos en la barriga. Son cosas de la Prehistoria Pregafapasta.





4 comentaris:

Kaximpo ha dit...

Se podría haber sido más conciso: ¿sabíais que el dibujante del Agente 327 es guionista de una serie que dibujó otro que también dibujó "El Capitán Trueno"? pero desde luego así, al estilo bitácora río de La Maginoteca, es más interesante y se aprenden más cosas.

Últimamente este blog me ha superado, no doy abasto. Empecé a escribir algo para contestar lo de Eurovisión pero me quedé a medias. A ver si lo retomo porque quería sacar el tema del "bizarrismo" (o no sé cómo llamarlo) que puede parecer una corriente contragafapastista pero que en realidad es más de lo mismo.

maginelmago ha dit...

Sí. Es más de lo mismo.

¿Más conciso? ¿Aún más?

Anònim ha dit...

¿Sabías que Martin Lodewijk escribió para Morris una historieta corta de Lucky Luke? Se titula "¡Ajuste de cuentas!" y se publicó en el nº 42 de Fuera Borda.

Fuera Borda... Eso me recuerda que tengo que volver a quedar con Kaximpo antes de que se vaya a Barcelona. Nada, cosas mías.

maginelmago ha dit...

Por lo que voy viendo, Lodewijk ha guionizado personajes de lo más variopinto (y valdemoro).