20250113

Final: difícil lectura Bermudillo, Mortadelo, Tif y Tondu, Superlópez, Olé, Hierro

 Data Estel·lar Theèndica Dilluns 20250113

Me planteo muchas veces si es más fácil o más difícil o más interesante buscar los números uno o los números último de una colección. Si durante años consideré mejor los primeros números, luego pasé a pensar en cómo fue el último número del Capitán Trueno, de Pulgarcito o de TBO...o de aquella cole de manga...


En Comics Forum aparece aquel mensaje bastante sincero de "que no se vende, que no es negocio y que intentaremos meter el contenido como complemento en otra revista". 

Es desesperante, sin embargo, leer aquel "no es un adiós sino un hasta luego" con el que nos mienten a los lectores con tantas falsas expectativas. 

Pongo una foto de algo que me está costando asumir: números finales o casi finales de varias colecciones y que tienen varias implicaciones.

La primera implicación es que las colecciones acabadas de Bermudillo, Los Hombrecitos y Mortadelo y Filemón, además, cómo no, de El Corsario de Hierro, tienen un componente claro: sus autores fallecieron así que no hay más.

El tomo rojo es de la historieta inacabada, abocetada por Ibáñez que, mal que le pese a tanta gente, supera con sus bocetos a las obras completas de tantos otros, que igual se están ganando la vida la mar de bien por ahí.

El último tomo de Bermudillo... y encima me falta el anterior y alguno otro, recupera personajes anteriores, como el oso Torm, militar del Reino Secreto de los Animales, en una aventura que no es ni mucho menos nostálgica, cosa que se agradece, aunque uno quisiera ver más de aquel reino. Luego continúa con una historia en la que Bermudillo le cuenta a un guía montañero supongo que suizo un par de anécdotas, una de las cuales, y encima la última, va de la Princesa Paulina, primer personaje de la serie y que iba a ser la protagonista... una princesa maleducada que recorrerá su país con Bermudillo. No se puede colocar este episodio dentro de su propia aventura, porque en aquél resulta que Bermudillo es contratado y, al día siguiente, se lleva a la princesa de madrugada. Tendríamos que asumir que pasan unos día, pongamos una semana, antes del viaje, para colocar la anécdota... pero no desmerece el guion de Thom Roep.

Eso sí, el dibujo pasa a ser de Piet Wijn a Dick Matena, porque el autor gráfico original había sufrido un segundo ictus a finales de los años 1990, que lo dejaba inválido de ambos brazos... el derecho ya lo había perdido y había tenido que aprender a dibujar con el izquierdo. Cuando leais esas historietas de 1986 en adelante, tenedlo en cuenta o, simplemente pensad si hay o no diferencia con lo anterior: no la hay. Es magnífico el resultado. 

Pero ¿cómo llegar a leer esto? No quiero leer el final. No quiero leer la última historieta. 

El único recurso que tengo es de leer todo lo anterior... con Bermudillo hago trampa porque no leo lo que tengo en la revista en A5, Pulgarcito (seguramente procedente de Zipi y Zape) porque eso me obligaría a leerme YA el número 1 de Pulgarcito de 1981... ay, acabo de desvelar que lo he comprado, limpiado, guillotinado y arreglado, listo para ser leído. Ni así tendría toda la historieta del médico malvado, una aventura tenebrosa pero que, leída en origen, ya me parecía conocida, y eso que lei algún episodio con 7 años... es ese rollo Iznogud, esos complots contra el soberano legítimo... que nunca es el pueblo democrático, por cierto.

Tras leerme los 4 tomos que tengo, incluido el Gran Bravo Bermudillo de Editorial Bruguera de hacia 1984, me leo el tomo final. 

Antes ya he hecho lo mismo con los 4 tomos de Tif y Tondu por M. Tilleeux al guion y los dibujo por e eterno Will y , que dan paso a ¡la etapa anterior! en la edición de Dolmen Editorial, que no publican en orden. Así que fue otro final que no esperaba y que, en fin, podría haber sido de otra manera: el barbudo tiene todo el protagonismo frente al calvo, que lo pierde incluso cuando debería tenerlo en el caso de la historieta de ser el que pone en marcha el rescate de la chica portuguesa.

Si voy al Corsario de Hierro, es una revista que me apareció de la nada en una tienda de cuarta mano. Sin ser el último número, es uno de los cuatro últimos, con cambio en el diseño de las potadas... muy parecido al de la revista Esther de 1985, por cierto. No lo he leído pero es autonclusivo con ese toque y sensación de final de época, que es efectivamente lo que es.

Con Superlópez... el caso es triste. La editorial pierde la confianza y es imposible encontrar ni ahora ni cuando presuntamente se pusieron a la venta los antepenúltimos dos números (el tercero y cuarto antes del final). Los demás ya habían sido objeto de duras pesquisas antes de obtenerlos. La lectura del último tomo se me resiste no habrá más Superlópez. Solamente me importa a mí. No a Jan, quien sigue publicando y no a los no lectores. A mí se me ocurre alguna idea, claro... es un final semejante al de...

Los Hombrecitos. Intenté hacer la cole seguida. Me encanta el primer tomo porque tiene un toque futurista que lamentablemente se pierde con el guionista posterior. Para los años 1990-2000, la serie parece ser solamente de Seron. Tambien aquí la editorial pierde el interés por una colección que mantiene el toque. Como pasa con Superlópez, le faltan páginas: muchas ideas que se necesitan desarrollar. Seron acaba pareciendo el depositario final tanto de Franquin o Bercovici, como de Tome+Janry (homenajeados con un nombre para alguna localidad inventada), de guonistas como Cauvin. De nuevo, cada página es leída con fruición, esperando a la siguiente. Si puedo. comentaré el tomo final algún día. 

Al poco de abandonar la serie, el dibujante fallece: así que la editorial pasa de él, como sucede con Superlópez por Jan, el dibujante tiene una enfermedad tipo Piet Wijn y enseguida fallece, aunque con la idea de mantener la serie en activo, tipo Ibáñez. El lector, es decir yo. sale perdiendo por partida triple: pierde más historietas, más aventuras, un dibujo estupendo y un autor con su capacidades y sus ganas de dibujar y guionizar intactas.

La Colección Olé de Bruguera: esa foto indica uno de los últimos números de la etapa Bruguera, el número 302. Aunque faltan algunos números, y es del 1985, contiene historietas extrañas tipo "días de humor y risas" que se publican en las últimas revistas Bruguera y cuyo tono es agridulce, un poco de fin de etapa, de nostalgia pero con las revistas en activo, nostalgia de un presente que se deshilacha ante el lector. 

El caso es que he aprendido que ya no hay posibilidad de encontrar ni Olés nuevos ni Superhumores y que no ha habido interés (como se demuestra en el caso de Los Hombrecitos) desde los años 1990-2000, no ya los lectores, sino los editores, las editoriales y los fondos buitres que controlan desde Le Lombard, Dupuis hasta Bruguera, TBO, etc porque el panorama es idéntico en España o Francia-Bélgica.