Renfe: Operación Memoria Olvidada

Data Estel·lar aixísónlescoses Dimecres 20081210

Pensaba que la próxima vez que hablaría de los trenes de Cercanías sería para hablar de cómo la censura se implanta para impedir fotografias mientras se sigue fomentando la drogadicción en los intervagones, o cómo se ponen trenes Avant mientras los trenes de Cercanías vuelven a ser de una unidad y no de dos (pese a lo que implantó Víctor Morlán bien entrado el 2008... pero el virrey ya se fue a su nuevo señorío feudal y sus prebendas acabaron con el fin de su misión en la tierra).

Pero no... resulta que tampoco voy a poder hablar en el sentido positivo de las obras en diversas estaciones. Para empezar porque llevan 15 días para poner una valla de esa red de plástico naranja clavada al suelo por unas 30 o 40 estacas de metal para las cuales cualquier individuo con un taladro habría tardado una mañana. Pero, piensas, parece que por fin van a hacer algo positivo.

Estación de Montcada-Santa Maria. Una pequeña estación en la que casi todos los trenes paran desde el 2007-2008. Antes paraba uno de cada dos, uno cada media hora, aproximadamente. Tiene pocos pasajeros (es una zona de torres y casas, y además los trenes no paraban, con lo que la gente se busca la vida por otros conductos, como el coche, o se van a otra estación de Montcada). Cuando digo pocos pasajeros, me refiero a unos 20 en hora punta (no es nada, si tenemos en cuenta que se han montado 200 en Cerdanyola, pero recordemos que hacia 1993 no había muchos más en otras estaciones de Cercanías que no fueran estrictamente céntricas). La primera semana de diciembre de 2008 ponen una extraña escalera de metal para atravesar la vía. Se trata de una estación elevada sobre la calle, porque Montcada i Reixac es una localidad construida sobre cuestas y montículos. Para mí lo lógico es haber hecho un túnel para atravesar la estación por debajo. La opción de un país civilizado y avanzado del G-7 es soterrar la vía, claro, pero, bueno, a mí me gusta ver el paisaje... y los de la Renfe odian, desde siempre, soterrar y eliminar peligros a los viandantes.

Mi primer pensamiento, tonto, lo sé, fue: "es una escalera para usar por la gente que está haciendo obras". Pero es una escalera bien montada, de metal, amplia (amplia si no pasa mucha gente).

Evidentemente, al pasar los días me di cuenta de que esa escalera es para atravesar la estación.

No es la mejor opción pero pase.

Comienzan las horripilancias el martes 20081209, primer día de trabajo tras la fiesta del lunes previo... Los árboles han sido talados. Estoy convencido de que disfrutaron. En este país cuando más disfruta un ayuntamiento o una empresa o un organismo informe como la Renfe-ADIF-GIF o sus empresas subsubsubcontradas es cuando asesinan árboles. No me sorprende nada que no sea delito ecológico ni sea terrorismo lo de matar del tiro en el tronco a un árbo, porque la cultura imperante es que los árboles son enreos, y cosas que no hacen más ensuciar.

Comentado hoy, alguien me dice que "estaban enfermos". O igual no. Sabemos del ya olvidado caso de los árboles de Cerdanyola del Vallès, talados por el Excelentísimo Ayuntamiento. Los árboles son fáciles de olvidar para los humanos.

Pero es que esa conversación ha venido tras la siguiente horripilancia: LA RENFE-ADIF-GIF-MINISTERIO DE FOMENTO Y SUS EMPRESAS SUBSUBCONTRATADAS HAN DERRUIDO EL ANTIGUO Y PEQUEÑO EDIFICIO DE LA ESTACIÓN DE MONTACADA-SANTA MARIA.

Estamos ante la Operación Memoria Olvidada. Es un ejemplo de lo que nos ha ofrecido el gobierno (no)liderado por Zapatero: una serie de expectativas continuamente incumplidas. Como lo de la ley de la memoria o la ley de la dependencia o las buenas palabritas hacia los catalanes esos raros que no hacen más que pedir (sin contar con que somos más pobres que el resto de España, al menos por Barcelona no hay tanto megaAudi y ultraMercedes como por ahí fuera).

Ya en tiempos del final del infame Aznarato, hacia el 2001-2002, la desidia hacia la Renfe se comenzó en una creciente actividad por pintar de azulado lo que antes había sido rojo (color de los elementos de las estaciones puestos por los socialistas anteriores). Claro, el rojo, color maligno para los del PP, había de ser eliminado de nuestra visión. Es un color, no sólo luminoso, sino ideológicamente de izquierdas, y por eso había de ser liquidado. No lo consiguieron. Pero, en la siguiente etapa con nuevo gobierno, los colores corporativos de Cercanías pasaron a ser granates, que son más oscuros y pega mejor con estaciones sin luz, trenes sin bombillas y ZPs apagados y Ministras-señoritingas sin luces. La vertiente política de los colores y de la luz es un tema a estudiar. Entonces, el Aznarato intentó liquidar la memoria previa de lo positivo que se había realizado en Cercanías, convirtiéndolos en un embrión de tranvías metropolitanos que a los de la (ultra)derecha (ultra)liberal no les interesaba. Luego nos enteraríamos de que los otros tampoco les interesaba.

Y así, han tirado abajo la primera estación del siglo XIX. Bueno, aunque fuera de 1942. Es el final de la memoria.

Las estaciones de la Renfe suelen ser lo único por lo que vale la pena coger los trenes.

Las estaciones de Renfe suelen ser el único patrimonio arquitectónico destacable de la mayoría de localidades.

Sabemos, porque nos conocemos, que el nuevo edificio de la estación (y de todas las estaciones que serán derruidas y borradas) será feo, horrible, con luz artificial y para el cual su estructura externa será lo más distinto posible a esos edificios que tienen un lado pobretón pero resultón, pero con algo de aspecto suizo, alemán austriaco o alpino, en fin, de lugares civilizados, algo que la cultura y la sociedad de este país ignora y odia.