20111124

Shenzen dejà vu

Date Stellaire chinoise Jeudi 20111124

Veamos, me leí el libro de Guy Delisle sobre Korea del Norte. Y ya di mi opinión: el autor emite una opinión desfavorable desde antes de llegar al país.

Con China no hace lo mismo, por supuesto

 Las experiencias son de finales de los años 90.

Tiene la osadía de hacer un libro de viajes con una estancia de un mes o poco más en una ciudad. Supongo que conoce a alguien gordo, algún editor o algo, para que le publiquen este tipo de tebeos gafapastillas. 
Y con ese dibujo que ni son bocetos ni son figuras acabadas, en una perenne niebla de polígono industrial. En su descargo, él mismo nos muestra un par de páginas con un dibujo más perfilado, que no fue aceptado por los editores. Es decir, que los editores actúan como prescriptores de los gustos de los lectores, diciendo qué estilo de dibujo y de guión hay que publicar. En eso acaba resumida realmente la novela gráfica: en un producto industrial decidido desde arriba pero mostrado al público objetivo como una obra puramente personal. Tan personal era llevar un diario con miras a convertirlo en una novela gráfica de sus experiencias como personal era confeccionar un álbum. Al final, el editor es el que decide que sólo una de esas vías es la aceptable... y elige la fea.

Pero lo más asombroso del tomo es cómo nos muestra algo que no es un viaje exterior, ni siquiera un viaje interior. Narra lo inenarrable: el tedio, el vacío, la anomia, experimenta gráficamente (poco, pero algo) sobre la repetición de los días idénticos... en fin, que se va a China a decirnos lo que ya sabemos: que el trabajo y la vida laboral en la que es convertida la vida cotidiana es monótona, bastante gris y repetitiva, aburrida... Un tebeo sobre el aburrimiento... que es precisamente lo que lo hace no aburrido, sino estrictamente interesante. 

Me compro un libro que pienso que me va a hablar sobre Shenzen... la gran ciudad china, porque tengo curiosidad general, sociológica, económica y me gustan la literatura de viajes... y resulta que me encuentro con algo que no es una obra maestra sobre el aburrimiento pero que es una buena aproximación a lo que sucede o puede suceder en tu ciudad, y no únicamente en una ciudad que sólo vive para el trabajo en un entorno absolutamente artificial.

Lo que pasa es que, como ya en Pyongyang, está pasado por el lastre eurocéntrico (canadocéntrico, ocdecéntrico, etnocéntrico), de clase bien, neocolonial, hedonista, que mira bastante desde arriba todo aquello que no comprende. Son tan lejanos los chinos para él, como a la inversa. En un mes uno no puede pretender comprender cómo ni por qué viven allí, sin más herramientas que los tópicos repetidos en Occidente.

Delisle nos muestra algo que cada vez es más habitual en la prensa y la investigación. Véase al efecto el libro China en África ¿ayuda o arrasa? Me refiero al fracaso total y absoluto de la revolución maoísta, a su perversión o a su destrucción, al anticomunismo imperante en todos los ámbitos de la sociedad china. No hay igualdad. No hay educación. No hay tradición pero tampoco modernidad. Sólo hay un vil reflejo del oropel del turbocapitalismo yanki. Inmenso, lleno de grúas, de cemento, de petróleo... y de falta de civismo o de manual de circulación (véase lo de las bicicletas). Y una supresión de derechos laborales tanto por parte de la empresa de animación transnacional que hizo los dibujos animados de Papirus como por parte de las autoridades y de la empresa china. Interesante el cínico papel de las empresas de animación del mundo francófono: tan cínico que arrasan con los derechos laborales y con la calidad de animación, cavan la tumba de la industria de la animación, y permiten que alguien lo critique en tanto lo vuelven a contratar ocasionalmente.

Sin embargo, pese a todo lo positivo o lo negativo que pueda tener el tebeo de Guy Delisle, hay algo que me ha parecido sublime, exacto y que me explica absolutamente lo que está pasando en las tiendas de ropa: 


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Hace tiempo que sostengo que la ropa XL es más pequeña que hace años. De hecho, he comprobado que tengo camisas L que me vienen bien, teniendo en cuenta lo viejas que son, en tanto que hay camisas XL o incluso XXL que me vienen pequeñas o justas, probadas en la misma tienda, sea de chinos, de barrio, de marca conocida, del Cortinglés o del Carroful, de marcas de esas que tienen sus bolsas y que están en todos los centros comerciales.

Y suelo decir: esto es porque lo hacen en China (aunque ponga que está hecho aquí, porque lo que hacen es que unos talleres de esclavos chinos arreglan o acaban de coser los botones, la economía sumergida y cutre que siempre se había hecho a destajo y para la que ahora sólo las mafias chinas son competitivas). Más aún: lo hacen los chinos, con tallas chinas ("no, pero también hay chinos grandullones": vale, pues tienen el mismo problema que yo con la ropa). Y la XL, tanto por cómo son de tamaño como para ahorrarse dinero en materia priima, la hacen dos dedos más pequeña. 

Y luego la XXL... pero si eso no puede existir más que en casos extremos y hoy en día es lo habitual... Pues es como una XL de hace años o un pelín más grande. 

¡Gracias, Guy Delisle por haber ido a Hong-Kong desde Shenzen, haberte probado ropa y haberlo dibujado en un tebeo! Con eso lo has convertido en un NoNeRe (No Necesariamente Recomendable).

1 comentari:

Anònim ha dit...

Te deseo felicitar por esta entrada en tu blog. Por fin se dicen las cosas claras sobre la obra de este autor.

Vamos hacia atrás como los cangrejos, hemos vuelto a la época en que Hergé publicaba sus primeros tintines llenos de tópicos sobre las culturas ajenas a la suya.

Antes eran tópicos raciales o culturales ahora son tópicos creados por el anticomunismo. 'Shenzen' es 'El loto azul' si esta obra hubiera sido creada sin los consejos de Tchang/Zhang, el amigo de Hergé. Es decir, un panfleto.

Un saludo desde el centro de Barcelona.