20090713

Chache, ¿y tendrás el valor de no hablar de Alfons Figueras?

Data Estel·lar festivolaboral Dilluns 20090713

Valga por delante que si tuviera que hablar de todo quisque que la palma, este blog no se llamaría "lamaginoteca" sino "laobituateca. Blog de obituarios que, además, da el pésame".

Nota casi-previa: este mensaje será bastante disperso, si es que tal adjetivo tiene un significado especial en este blog.

Estar vivo conlleva un corolario: fallecer.

Alfons Figueras, dibujante. Homenajeado en los años 80 en un Saló del Comic. Creador y mantenedor de la casi única tira cómica de prensa diaria, en el Avui, un diario que siempre ha tenido una tendencia favorecedera hacia los tebeos, tal vez por influencia del que fue su director, Vicent Sanchís, aficionado y coleccionista, asiduo del Saló del Comic, i malgrat això coexecutor de la pitjor xerrada a la qual ha assistit mai en qualsevol àmbit -va ser la xerrada de fer panegírics a Alex Raymond, sense preparació, sense ganes de respondre preguntes, amb ànsia d'agafar els barrets i sortir corrents, i amb un sistema de traducció fastigós que va crear una polèmica d'aquelles que mai no arriben als que mouen els fils: al final, s'ho explicaven tot en veu baixa entre els dos col·leccionistes i el traductor en un format patètic que puc desitjar però no esperar que no es torni a repetir, tenint en compte que el Saló del Comic està pagat amb els meus impostos, és a dir, tenint en compte que, com a ciutadà, mereixo més respecte que el que vaig obtenir per part de Ficomic i d'uns conferenciants que no estaven ni disposats a escoltar les poques preguntes que es van fer, amb la cohartada -allò que fan els polítics- de respondre el que els hi va bé.

Alfons Figueras crea unos personajes de los que se nos dice que no tenían relación con la Escuela Bruguera. En los últimos años hemos tenido la desgracia, de la cual tiene buena parte de la responsabilidad Antoni Guiral, de creer que todo lo que había en Bruguera era homogéneo, que todo era Escuela Bruguera. Que todo seguía unas pautas fijas, como lo que venía a decir -escribo de memoria- el clasicismo literario (los tres géneros, los tipos de personajes asociados a ellos, etc.). Muy al contrario, la Editorial Bruguera fue evolucionando. De un punto de partida homogéneo y homogeneizador, es decir, los autores habían tenido una serie de influencias gráficas, cómicas, estéticas e ideológicas similares, habían trabajado en sitios intercambiables (estudios de animación, etc.) y además, una vez en Bruguera, la dirección artística había sido como la ley de bronce de los salarios, estipulada por Rafael González, para seguir tal estilo de dibujo, tal número de viñetas, tal estilo de personajes y de guiones, de los cuales el dire, sempiternamente vestido de cucaracho negro, era co-creador, al menos en origen, según se ha podido leer por ahí (y no voy a dar mucho crédito a eso pero tampoco me parecería raro que así hubiera sido). Para simplificar, la Escuela Bruguera abarca los autores básicos de los años 40-60, los Cinco Grandes alguno más, como el primer/segundo Vázquez.

Tras el huracan Vázquez-Ibáñez, Rafael González exige que se les imite en estilo de dibujo. Pero esto, aunque bien evidente es que podemos encontrar signos en montones de revistas, sobretodo queda supeditado a historietas de Mortadelo y Filemón o de Sacarino, realizadas por apócrifos, o a historietas de detectives o policías, émulos de los personajes de Ibáñez: Durand y Dupont, de Mart-Os; Caco y Coco, Mac Fisgón, detective de afición, ambos de Allué; Sir Tim O'Theo, de Raf, con Andreu Martín y otros guionistas; aunque tal vez Raf no se parezca porque tocaba imitar a Ibáñez sino porque compartían un cierto estilo gráfico similar (y, sobretodo, hablo de las manos con dedos nudosos, y los zapatos, esos pequeños símbolos de realidad cercana mediante los cuales parecía que todo estaba bien dibujado).

Entretanto, en los jirones que deja el fallecimiento de autores míticos, o en el inmenso espacio del globo brugueriano cada vez más inflado, hay espacio para nuevas tendencias gráficas. La que ha llegado hasta hoy es la de Jan; pero también entraron un José Bielsa casi fotográfico, o un Gabi recuperado (Sherlok Lopez y Watso); o autores como State Keto, con su 1-X-2 El Extraterrestre (también apócrifo en Mortadelo y Filemón, según me parece haber averiguado; que alguien lo confirme)...

Entre todos ellos, también aparece Alfons Figueras. Sus historietas debieron de tener éxito. No me es infrecuente encontrarme con textos que dicen, como con Jan, de las difíciles relaciones con los que mandaban; pero las historietas continúan, lo cual indican que debieron tener éxito. La idea es que eran dibujantes ajenos al mundo brugueril, cuando todo lo que era Bruguera era un montón de elementos dispersos, unidos por el capital financiero. Cuando eso falló, Big Bang.

Incluso no me ha sido difícil verlas publicadas en color, lo que es como indicar que era objeto de seguimiento por los lectores. Se trata de ese color que se critica tanto a Bruguera, pero que yo no me canso de defender. Al menos, no me quieren clavar 30€ por algo sin pintar, como se ha hecho posteriormente (el mismo libro de Topolino, El Último Héroe, por ejemplo).

Sus historietas básicas, para mí, son: Aspirino y Colodión, y Topolino. Sobretodo porque, como no me voy a cansar de escribir, montan un pequeño universo de personajes con cruces entre ellos. Y también porque parece que pasaron por varias etapas, al menos la de Aspirino y Colodión, pasando de ser una especie de inventores, a ser gendarmes, a vivir en descampados en los cuales recordaban sus hazañas pasadas. Ese recordar me hace pensar que esos personajes tenían una mínima continuidad, que el autor estaba pendiente de ellos.

Otra obra que se suele citar es "Cine Locuras", título absurdo que también ha sido llamado La Guerra Loca (título tonto). No me va mucho, la verdad.

Aparte Mister Hyde, la tira para el Avui. Las veces que la he tenido delante no la he podido digerir, pero, vamos, si dicen que tenía gracia, pues igual sí. También la gente se ríe mucho con Torrente, con Padre de Familia y con Los Simpson. O con los Teletubbies.

El dibujo de Figueras es extrañamente preciso. Pese a que solía hacer viñetas pequeñas, incluso en las tiras de MisterHyde me da esa sensación, Figueras se esmeraba en que saliera todo lo que tenía que salir, y que todo estuviera en su sitio de forma delicada. El sombrero, la chaqueta, el chaleco... de Topolino, los cascos de los gendarmes, todo parece como la ropa de los playmobiles de antaño (los actuales son más rígidos), que uno la puede poner y quitar. Si hay un tronco hueco, un oso y un gendarme Adolfo, por ejemplo, no me costaría nada coger a cada uno de esos elementos con las manos y ponerlos aquí o allí. Pero, claro, ¿juguetes sobre personajes de Figueras? Ja, pudiendo importar franquicias yanquis. Y juguetes relacionados con el humor... ay, pero dónde me pensaré yo que vivo.

... En un sitio donde las zapatillas, bambas, deportivos del 46 de un Carrefour, marca J.Hayber (la más barata), son pequeñas (las menos baratas no tenían tallas más allá del 42). Si uno se va a China a fabricar y les paga medio cuenco de arroz a cada uno, de algún sitio tiene que salir el beneficio para el empresario-mafioso chino.

Y entonces me pongo a ver Amar en Tiempos Revueltos.

Se trata de una serie de Josep Maria Benet i Jornet, al amo de los culebrones de TV3, a cual más zafio, aburrido, sosainas y chillón. En esta versión para TVE me da la sensación de que no se chilla tanto, lo cual es de agradecer porque la hora de la siesta no son horas, hombre. Desde mi punto de vista el título es erróneo, lo que no quita que sea exitoso. Creo que la serie comenzaba en los años 30: entonces sí que pegaba lo de "tiempos revueltos". Pero los años 50 ya no son revueltos: al contrario, son una balsa de aceite (la sangre no suele hacer olas, así que todo está bastante quieto). Pero, bueno, eso no es nada al lado de gente que hace años que llevan puestos unos sombreros que les siguen yendo grandes; o una gente que habla, no como la gente hablaba hasta los años 90, sino como padres de estos que han hecho cursos para ser padres y que razonan mucho. Pero esas cosas, por lo visto, son irrelevantes; y nadie se fija en eso. Así que la serie sigue emitiéndose durante episodios y episodios... hasta que... bueno, eso igual lo explico luego.

Aparece un personaje llamado Simón. Es dibujante de tebeos. Parece un dibujante perillesco de bastantes décadas posteriores. Se fija en los tebeos apaisados de aventuras: Leyendas Guerreras. Estuve preguntando y buscando, dentro de mis pobres medios, para ver si alguien sabía si existía esa colección, que parecía tomada de Hazañas Bélicas. Y me preguntaba a mí mismo por qué no habrían cogido el mismo título. Este personaje hace de negro para las historietas. La idea es buena, aunque no se trate más que de pasada. Significa que ahí hay gente que sabe de qué va el tema. Y yo ahí veo la mano del mismo Benet i Jornet, quien fue autor de la obra teatral Supertot:
Abans de saber escriure ja feia dibuixets i havia arribat a presentar-los als de casa perquè me n’omplissin les bafarades. Sí, la meva primera aspiració era fer tebeos; m’apassionaven Dick Toro i El diablo de los mares.


Curiosidad, para quien crea en las casualidad, el dibujante Simón está interpretado por el actor Ángel Pardo. Por lo visto se trata de un actor conocido. ¿Actor? Pero si sale en series de producción propia.

Este actor se llama igual que el dibujante Ángel Pardo: de estilo realista, realizó montones de historietas del Capitán Trueno. Se le critica la simplificación/infantilización de sus dibujos en etapas avanzadas del Capitán Trueno (me pregunto por qué este mundo de botarates considera que lo infantil es negativo). Sí me ha parecido que si hubiera una versión manga realizada por los mismos del anime Marco. De los Apeninos a los Andes, yo propongo poner algunas caras con algunas bocas de este dibujante. El personaje Simón hace también de dibujante de tebeos de estilo realista. Bueno, y también hace de falsificador...

... de documentos para irse a Venezuela.

Hubo una época en la que Venezuela fue un destino de muchos españoles. No pocos catalanes, canarios y de otros sitios fueron allí. De hecho, el acento venezolano y el canario se asemejan.

En los años 50, Venezuela era un lugar donde parecía que había lo que se denominaba "prosperidad económica". Claro, al lado de la España franquista, que había conseguido hacer retroceder el PIB per cápita y haber estancado el crecimientos económico durante 25 años de "paz", cualquier sitio era próspero. Pese a esto, es cierto que aún no habían llegado los fachas de la Escuela de Chicago a arrasar con América Latina y a decidir qué era democracia y qué no. El último episodio: en Honduras -julio de 2009-, donde se nos dice en la cara que la democracia es donde gobiernen las élites rastreras y ladronzuelas de toda la vida; lo demás es el comunismo malo que nos quita la libertad, las lavadoras (quieren decir, los audis de lujo) y las iglesias. Ay, qué miedo.

Y fue un lugar al que se fueron algunos dibujantes, entre ellos Arturo Moreno y Alfons Figueras. Según parece la cosa no fue bien. Lo leí hace años no sé dónde; pero ya sabéis cómo es esto de los tebeo, donde los datos calcetineron dan la vuelta continuamente. Resulta que el sector de los dibujos animados y el de la prensa gráfica estaban absolutamente copados por los syndicates estadounidenses.

Por simplificar, a veces se habla de "repúblicas bananeras", Estados con instituciones políticas endebles, donde los golpes de Estado se suceden mientras la población sigue viviendo mal. El foco de esto suele estar en el monocultivo de exportación, en la banana (puede ser el cobre... el petróleo, los diamantes, la soja transgénica, la caña de azúcar, etcétera). Para más información, siempre hay que leer La Oreja Rota (aventura de Tintín). Pero eso es una simplificación: en realidad, los poderes económicos y empresariales de los Estados Unidos de América controlaban todo lo controlable, convirtiendo la Doctrina Monroe (America para los americanos), en un slogan empresarial (América para las empresas gringas). Eso incluye también, claro está, los medios de comunicación... los suplementos de prensa dominical. Además, con eso se aseguran un cierto control ideológico (porque los comics estadounidenses siguen perfectamente el ideario gubernamental que toca en cada momento, enviando las ideas adecuadas).

Nota: parece que Àngel Puigmiquel tuvo más suerte en Venezuela. De hecho, por lo visto casi que definió el concepto de historieta en ese país. Otra cosa que leí, otro dato que puede cambiar en el momento menos pensado.

Arturo Moreno , historietista y autor de la película de animación Garbancito de la Mancha [a ver si alguien la pone en el Rapidshare de una vez], que por entonces dibujaba para la revista juvenil educativa Tricolor, creada en 1949 por el Ministro de Educación venezolano Augusto Mijares . Moreno le propone a Puigmiquel : “ ¿por qué no hacemos aquí una película de dibujos animados? ”. Ante el desafío, Puigmiquel se crece. El primer trabajo es hacer un corto publicitario de animación de los Chicles Adams, y ambos se entregan de lleno a la tarea. Pero ésta se demostrará llena de problemas, el más importante el tener que enviar a los EEUU el material filmado para que lo procesen en laboratorios norteamericanos, por no existir dichos servicios en Venezuela. Finalmente Arturo Moreno abandona. Sacado de aquí


Por lo tanto, el guionista o el creador de Amar en Tiempos Revueltos, para mí, retoma esa idea del viaje de Moreno y de Figueras, y lo trasplanta en los intentos de Simón (Ángel Pardo) por ir a Venezuela.


No, es que luego hay quien dice que los tebeos están alejados de la realidad, de la política y de la sociedad y no sé qué más.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

A lo mejor me equivoco, pero creo que el actor Angel Pardo, era el encargado de interpretar al personaje "Moromierda" en la genial serie de TV (de rango casi dadaista) "Makinavaja".

maginelmago ha dit...

¿Ángel Pardo: Del Capitán Trueno a Makinavaja? ;D