Data Estel·lar estepària Divendres 20150619
Asia Central: de Siberia y Mongolia hasta el Sir Daria o el Amu Daria o la península de Crimea o la meseta de Irán.
La foto incluye en orden cronológico histórico de acontecimiento lo narrado en cad uno de los documentos allí presentados. Hay más libros y tebeos pero esto es lo básico.
En el siglo II-I a.C, Yugurta comienza en el apasionante final cartaginés y de ascenso de la imperial Roma para descubrirnos que fueron los númidas los jinetes que le consiguieron victorias y ocasionaron derrotas a Cartago. El personaje deriva luego, en el tomo 2, en una huida que recuerda tanto a las del Jabato, aquí no incluido, como a las del Príncipe Valiente, pero tomando el camino de Oriente hasta llegar a China.
Con mismos nombres y varios misterios, Cinjis Jan, Gengis Khan, unirá a las tribus mongolas y conformará el mayor imperio terrestre jamás conocido. Sus sucesores serán los dueños de las estepas con esos extraños hombres de "horda de oro", etc. Su gran misterio es su tumba: cinco o seis lugares, incluida la típica mentira capitalista disneyana nacionalista china, pugnan por conservar los restos jamás encontrado del cruel conquistador.
Marco Polo, existiera o no, y pasara o no de Turquía, será un alto funcionario de su nieto, Kublai Khan, soberano mongol en China. Su dinastía será sepultada por los chinos. Entretanto, y si nos creemos la mitad de lo contado por Marco Polo, habría realizado la mayor organización política y administrativa, un claro y digno precedente del Estado del Bienestar. ¿Fue así?
Sus sucesores son un pueblo tranquilo: casi imposible de ser asaltado o robado en Mongolia, un inmenso país que no llegó a ser una república socialista soviética, aunque sí un Estado socialista tapón entre la URSS y China, dos enemigos. Que me lo explique alguien. El hambre llegó, claro, con el capitalismo y sus privatizaciones de tierras comunales, la corrupción extensa y los nuevos ricos.
En el siglo XV, un embajador de Castilla llegó a una corte centroasiática, la de Tamerlan o Timur Lan o tantos otros nombres, a la espera de conseguir una alianza contra los musulmanes. La explicación de sus peripecias: el paso por tierras desconocidas, entre ellas, Ibiza: para los que hablan de la España eterna que sepan que Ruy Gonzálvez del Clavijo lo considera un lugar exótico. 3 o 4 meses para pasar el Mediterráneo y como un año para ir atravesando el imperio turco y los reinos iraníes, con una sensación creciente de estar encerrados en un lugar inmenso a merced de algún que otro caudillo loco de sangre que podía tener intereses en invadir los reinos indios.
En el siglo XIX, una boda en Asia Central sirve para que Kaoru Mori nos presente con todo lujo de detalles gráficos, escénicos, paisajísticos, etnográficos... toda una civilización que suena muy lejana pero que, si la ponéis con la ropa que llevaban vuestros bisabuelos o tatarabuelos, o abuelos, no es tan lejana. Es la de un pueblo, es la de la gente que hacía la matanza, y la hace. Una sociedad agraria no tradicional, no tanto de subsistencia como con posibilidad de acceso a mercados locales bastante bien abastecidos, en las cuales el dinero o la riqueza en forma de tierras, rebaños de ovejas, y la habilidad manual para tejer o cazar son muy importantes. Una imagen ridícula de los pueblos y los habitantes del entorno rural nos los muestran alejados de la avaricia o del dinero. Falso.
¿De verdad había tanta variedad de comidas? Ese montaje de banquetes con lo que cada uno aporta tampoco me parece tan alejado de prácticas más cercanas en el tiempo y en lo geográfico. Que las cosas hayan cambiado no quiere decir que antes no fueran más parecidas a ese siglo XIX centroasiático con un imperio ruso en expansión.
Kaoru Mori cuenta con sencillez que ella veía esos libros de fotos de alfombras y camellos en la biblioteca de su localidad. Igualico, igualico que lo que sucede en las bibliotecas catalanas de la Generalitat y las de la Diputación de Barcelona, oiga, que con decir que las montaron en el 1914 (pondría en marcha una en Barcelona en algún barrio burgués que no quemara iglesias a cambio de pan), no hay libros de entidad. El consabido bestseller y a correr. He visto estantes repletos de parapsicología y tarot. Excelente: la mangaka cuenta también el excelente nivel cultural de Japón con respecto al catalán y, sospecho, al restespañol.
Pero mediados del siglo XIX también cuando El Cosaco Verde inicia sus andaduras en un tomos tan mal encuadernados que se vuelan las hojas sólo con abrirlos. Tres únicos y excelentes tomos que deberían ser más delgados y robustos, de unos personajes que viven todo tipo de aventuras. Lamentablemente, los autores decidieron sacarlos luego del escenario asiático para ir al Salvaje Oeste. Así y todo, las notas de curiosidades sociales, históricas o naturales sobre Asia Central son continuas en las guardas (p2, tras la tapa) de cada cuadernillo. Un pequeño tesoro lógicamente escondido por la estulticia de Ediciones B-Grupo Zeta, a quien habriá que preguntarle mil veces ¿para qué publican si no son capaces de distrbuir ni de publicitar?
Los años 1970-1990 marcan un cambio entre las relaciones entre las repúblicas centroasiáticas y las europeas dentro de la URSS. Las segundas no quieren seguir subvencionando a las primeras. Las segundas quieren mantener la URSS. Las tribus convertidas en empresas colectivas devienen grupos de compadreo que se enchufan en cargos de la república o del Estado soviético hasta llegar a algo que el autor no menciona: las mafias. Según él, la conversión en naciones se hace de manera exterior, aplicando doctrinas marxistas (primero, revolución burguesa y nacional y luego revolución obrera). El único libro que jamás pude encontrar en la librería universitaria cercana a una facultad de Ciencias Políticas que es el lugar donde se deberían estudiar profusamente Relaciones Internacionales pero cuyos profesores lo evitan con cuidado, limitándose a soltar cuatro peroratas sobre la Unión Europea. Eso también es Catalunya: estem preparats, dice el anuncio caro de la Generalitat. Estem llestos, apuntamos desde la maginoteca. El libro es pesado pero era lo único De hecho, nunca más he visto otro libro que trate de esa inmensa zona geográfica, repletad de conflictos nacioalistas, tribales, de guerras religiosas, de mafias, tráfico de drogas, guerras globales del gas, alianzas peligrosas con quien sea, por tanto, Rusia, China, Estados Unidos, los grupos terroristas islamistas, dictaduras personalistas, Samarkandas reconstruidas.. y, de nuevo, un lugar desconocido, pero ahora porque interesa que lo sea, para que las petroleras y los embajadores europeos y del resto del mundo viajen y trapicheen sin que los activistas de Derechos Humanos molesten.
Fue Jorge Sánchez el gran Viajero (el único, tal vez) que decidió explicar su visión y vivencias de esas regiones. Explicó lo que había en Afganistán antes que nadie, en los años 80, y en las repúblicas mil veces partidas dando voz a los que encontraba por su camino.
Hasta llegar a la Ruta de los Huesos, la gran carretera que tiene que llegar al Océano Glacial Ártico, más allá de las tierras de los chorses, uno de esos pueblos indígenas alcoholizados, cuyas explicaciones por parte de Carmen Arnau Muro, en una investigación personal y vital, nos recuerda a lo que tanto se dijo sobre los indios de las reservas estadounidenses. Taiga siberiana pero ¿eres capaz de separar Siberia del Asia Central de manera clara tanto geográfica como política, histórica, étnica, etnográfica o sociológicamente?
¿Es separable Xinjian de esa zona? ¿Toda la parte norte de Irán?
Ahora pensad en cuántas noticias habéis escuchado los últimos cinco años de Uzbekistan, Kirguizistán (Kirguizia), Azerbaiyán, Georgia, las repúblicas centroasiática de la Federación Rusa y varios otros Estados. ¿Dos, una ninguna? La zona de tierras emergidas más grande del planeta habitada por un sendero de ciudades desde Turquía hasta China y la india y habitada por pueblos nómadas, seminómadas, en extensiones de cereal, estepas, rebaños ovinos, bovinos, caprinos, campos petrolígeros y gasoductos, que han pasado por unas presuntas revoluciones socialistas que uno no sabe de qué les sirvieron para acabar repletos de dictadores, de guerras internas y externas, o siendo bases de lanzamiento espacial.
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