20140621

Tamurbec de Samarcante

Data Estel·lar esteparia Dissabte 20140621

Embajada a Tamerlán es un libro de 1406 escrito por Ruy González de Clavijo, cronista de la expedición que atraviesa el Mediterráneo en 3 meses, pasa por Turquía, Persia y llega a Samarcante, y roza los límites con la India. 

Fue publicado como libro en 1582, reeditado en 1782, y Miraguano Ediciones lo publica en 2009 en su habitualmente inencontrable colección Libros de los Malos Tiempos.

Como mínimo hay que aplaudir el acierto del titulo de la coleccion, que la lectura de este título demuestra. Desde una perspectiva romántica uno tiende a pensar en aquellos buenos tiempos, cuando Marco Polo y compañia podían viajar por tierras inexploradas. Nos olvidamos, no ya de guerras o bandoleros sino de enfermedades (diarreas) que acaban con la vida de los viajeros, como pasa en varias ocasiones en este libro.

Por lo tanto, nos encontramos, mal que les pese a tantos, ante otro libro medieval o antiguo de pretensiones realistas, escondan o no parte de información confidencial. Es decir, lo que se explica es verosímil, plausible y con frecuencia comprobable. 

A esta edición le falta algo molesto: notas a pie de página. O un listado al final con la equivalencia de los nombres propios de persona o de lugares con respecto a nombres conocidos. 

En ese sentido me permito contradecirme con algo que solté hace varios mensajes. En relación a Lazarillo de Tormes dije que los Clásicos Castalia eran un bodrio. Por casualidad, cuando ya me acababa de leer el libro, me encontré con el título de Tamerlán pero en Castalia, creo... y tenía más información, tanto de expresiones, como de una gramática antigua (inexistente, lástima, en Miraguano) y otros datos. Como ya tenía este libro, no me compré el otro. 

Cierto es que gracias a Miraguano POR FIN pude comprobar la existencia del libro de Embajada a Tamerlán, que conocía, no sé ni cómo, por alguna referencia oscura en algún texto incógnito.

También le falta un mapa con el que reseguir la ruta, uno geográfico pero también uno político, para no liarse con los países por los que se pasa.

Ya no digo nada de fotos o ilustraciones de la época.

Volviendo al Lazarillo de Tormes o Llàtzer de Tormos, y a aquella hipótesis del Cristóbal Colón catalán, hay varias expresiones en este libro que podrían llevar a esa interpretación de un libro que pasa por ser de Castilla pero que podría ser de Aragón. Por otro lado, cuando se habla de la isla de Ibiza se menciona como algo desconocido, así que el autor no debía de ser aragonés (incluyendo catalán y valenciano). Además, por lo visto sí que Castilla tenía barcos y flotas capaces de grandes travesías transmediterráneas, pese al texto de Jordi Bilbeny que asevera lo contrario, y también el interés por ir más allá a comerciar y descubrir. Un pasito p'alatnte, un pasito p'atrás.

El libro es muy descriptivo, con respecto a localidades, y a lo que se puede encontrar (uno aprende que Persia es tierra de los más variados y mejores melones). 

Se hacen varias referencias a enclaves genoveses, incluso en zonas muy adentradas en el Cáucaso o en Persia. No sé si es que son confundidos con otros pueblos o que los libros de Historia y los temarios oficiales nos están hurtando el papel comercal, diplomático, militar y político genovés a finales de la Edad Media.

Ruy González de Clavijo nos habla de un sistema de parada de postas, de la crueldad del Tamurbec o Tamerlán, de las diferencias de dicho nombre (Timur Lang o Timur el Cojo), de la guerra fría a punto de convertirse en caliente que mantiene contra China, el privilegiado puesto de cuyos embajadores es intercambiado por el de los embajadores castellanos. Por alguna extraña razón, considera al Rey de Castilla como un hermano, como si Castilla fuera un aliado potencial. Por otro, los europeos son denominados "francos", en referencia al reino de los francos (Francia).

Pero no sabemos las causas de ello, aunque sí que adivinamos el interés de Castilla por el Tamurbec y por el imperio de Samarcante o Samarcanda : un aliado contra los musulmanes que aún controlan buena parte de Al-Andalus y que controlan el Mediterréano, con Bizancio acechada ya a punto de caer y, vinculado con ello, un paso comercial hacia la India y Cathay. 

Pero el Tamurbec es musulmán. Son musulmanes... a ratos, porque beben vino (dicen esa palabra pero podría ser otra bebida alcohólica ¿o las viñas eran un cultivo típico de Asia?). De hecho, beben otro producto con Ruy González de Clavijo porque él no bebe vino. No se nos dice la razón: ¿religiosa, le sentaba mal, querían que no se emborrachara para que estuviera pendiente de todos los detalles?

La cantidad de detalles que uno de estos viajeros-cronistas suele dar es tremenda. ¿Cómo recordaban o anotaban todo ello? Tengamos en cuenta que hay bandidos, incendios, humedades, pérdidas de equipaje, naufragios o requisaciones... todo ello es posible que suceda, así que un cronista tenía que tener una parafernalia de elementos para poder transcribir, documentar, recordar y llevar de regreso esas informaciones.

Un dato curioso es que llama "campos de pan" a lo que deberían ser "campos de trigo" o de cereales. Como si viera las barras de pan.

El reinado de Tamerlán se nos muestra tal cual es: cruel, vengativo, más que los otros reyes. No hay una especial admiración de aquel presunto pero alejado aliado. Los demás reyes de la zona, los anteriores, los derrotados, podrían ser malos, pero las crueldades del Tamurbec o Tamerlán son descritas continuamente. 

El khan muere durante el viaje de regreso, en algo que recuerda la causa del regreso de Marco Polo. Y entonces se intuye una futura guerra civil entre sus descendientes por aquel inmenso imperio, conquistado por un pastor en lo que parece una típica historia de conquistador-hecho-a-sí-mismo


Cuando uno lee cosas sobre los mongoles o turcomongoles (los turcos son una rama de los mongoles que se bajaron de los caballos), puede pararse en las cabezas cortadas. Otra cosa que se puede apreciar es la capacidad de comunicación política por la vía del terror a sus enemigos, arrasando ciudades para que se sepa que ha sucedido y quién lo ha conseguido. Hay otro tercer aspecto, y es, por asimilación de sistemas existentes en los pueblos sometidos (lo raro es cómo lo hacían si primero pasaban a cuchillo a todos), o por propia inventiva, la gran capacidad de montar un sistema de Estado bastante eficaz: impuestos, postas de caballos y correo, vigilancia, fronteras, diplomacia en forma de embajadas recibidas, obsequio, manutención y posada en pueblos o en la corte, además de vigilancia a los invitados, viajeros o diplomátios...  El caso de Kubilai Khan en Cathay, según El Libro de Maravillas de Marco Polo, aún es más impactante, y eso que al comerciante europeo sólo le interesa destacar los productos de compra y venta de cada localidad. Así y todo, deja espacio para hablar sobre políticas de bienestar o algo muy similar.

Descripciones y poca acción, algo de Historia y un tanto de dificultad de seguir el recorrido, es lo que ofrece durante muchas páginas el libro de Ruy González de Clavijo. Eso provoca una lectura muy lenta y agotadora. 

El libro va fechado casi día por día, con lo que se puede saber la velocidad a la que van, y lo que se paran en cada localidad. Parece que la vida es el viaje y no llegar, y varios compañeros fallecen en el camino, y apenas se les dedica ni una oración. Da la sensación de que viajan con embajadores de Babilonia o de otros lugares, puesto que se hace ocasional referecia a ellos.

También ofrece el libro una visión sobre cómo es el mundo visto desde fuera de Castilla, los movimientos entre zonas alejadas: ¿llegaban jirafas a Samarcanda en 1404? 


Si este verano sólo te puedes leer un libro sobre los turcomongoles, que sea Embajada a Tamerlán de Ruy González de Clavijo