20140619

Que viaja en el tiempo

Data Estel·lar tempusfugit Dijous 20140619

Sospecho que debió de pasar con más pena que gloria porque hace años que veo saldado el manga de Planeta Deagostini La chica que viaja en el tiempo, de Yasukata Tsutsui, escritor de la novela original en 1965 (¿o en 1972, según el primer tomo del manga?). El  dibujante es Gaku Tsugano.

"Tsu tsu". Da la sensación de que es obligado que los autores japoneses tengan nombres o apellidos que lleven a ser intercambiables.

Sobre esta novela original hubo adaptaciones cinematográficas ya en 1983, previas al manga.

¡Eh! Y una serie de imagen real en 1994 Con la de birrias que tuvimos que ver desde entonces en la tele y resulta que en Japón daban esto.. Y luego todos querremos ser del G-8.

Y, por supuesto, un anime en el 2006, con el diseño de los personajes del manga

Los dos tomos que conozco valen 7.95€ individualmente pero los he visto casi siempre de saldo... últimamente a 9.95€ los dos tomitos retractilados. 

De la lectura de la "introducción del final" ¿extroducción? se puede vagamente sospechar (otra vez el mismo verbo) que su publicación en castellano deriva de la proyección y supuesto éxito de la película en el Festival de Sitges. Será uno de tantos éxitos sordos, que llegan a públicos muy minoritarios y segmentados. Vagamente me suena haber visto unos DVD no sé si con película o episodios.

Y vamos a lo que vamos: una chica viaja en el tiempo gracias a un olorcillo a lavanda. 

La idea de partida es fundamental. La tecnología olfativa habrá derivado en la estricta proyección ilusoria-prescriptiva del cimiento de una máquina schopenhariana (Monchi Ito, exingeniero de perspectivas sistémicas cubofinosidelas de Mementia, empresa subcontratada por SCSFA)

¿Alguien más ha notado algo raro? Como si... 

Que los olores evocan y trasladan recuerdos con una gran eficacia no me lo tiene que contar nadie. A can maginoteca no. Entre nuestros miembros, tenemos a un piloto que es perrito y de cuyo olfato no dudamos. Sin embargo, el sentido del olfato está de capa caída. Los olores se transforman, se traicionan, se convierten en mercancia artificial y el hecho mismo de oler está visto como algo antiguo, como si no aportara nada, salvo que tengas ese tipo de trabajos para los que no hay ofertas transparentes: sommelier o catador de vinos, vinagres, aceites, jamones, quesos o yogures. Cualquier otro que huela es un bicho raro. 

Defendemos el olfato como una gran sentido de la función de relación. 

¿Es posible que gran parte de la población humana lo haya perdido o esté en trance de hacerlo por evolución o desuso?

Una chica de Secundaria viaje en el tiempo y tiene una especie de amiga con gafas un tanto inexpresiva y una relación indifencia-amor con un estudiante que se convierte en vital y... hum... pero ¿Gaku Tsugano no tiene otra historia igual?

Pues sí, Gaku Tsugano dibuja los guiones de Nagaru Tanigawa bajo el diseño (¿?) de personajes de Noizi Ito (aunque ya vemos que podríamos pensar que la mitad son de Yanukata Tsutsui). Eso sucede en el manga publicado por la editorial argentina Ivrea, en varios tomos de coloristas portadas, Haruhi Suzumiya, a su vez también basado en novelas, publicadas por la misma editorial (¿la gente se compra dos veces lo mismo?) y con un anime. El manga, por la "aclas" de Federico Musso (suena como a colgantes prehistóricos supersticiosos pero mágicos), parece ser que reordena acontecimientos de las novelas o del anime. La historia es whoviana y por eso la compré cuando buscaba algo tipo Doctor Who: va de extraterrestres, fenómenos paranormales, seres extradimensionales o continuos viajes en el tiempo. Los personajes son bastante divertidos, de los que no te encuentras por ahí, sobretodo la presunta protagonista, Haruhi Suzumiya, que monta la Brigada SOS para salvar al mundo con una sobredosis de diversión.


La frase definitoria de Haruhi Suzumiya es: 

"La gente corriente no me interesa lo más mínimo. Si hay algún extraterrestre, viajero del tiempo,habitante de universos paralelos,persona con superpoderes o cualquier cosa sobrehumano que vengan conmigo. ¡HE DICHO!"
 
Seguir ese manga no es fácil. A cambio es muy entretenido. Hay personajes a los que vemos ahora y en el futuro, o sus versiones futuras, y encima está ese misterio molesto de los mangas (mmm) y animes y que consiste en dar la sensación de que todo está escrito en una biblia argumental original y que todo ya sera desvelado cuando toque (por lo general, nunca) o que el guión se va haciendo sobre la marcha.

Aunque hay tonos melancólicos, porque lo que sucede o podría suceder puede o podría o hubiera podido o podrá ser tremendamente complejo y peliagudo para la realidad, lo cierto es que el tono es más bien alegre. Con respecto a La chica que viaja en el tiempo (Toki o kakeru saku) aún más.


Por otro lado, el protagonismo femenino individual de Haruhi Suzumiya se reduce al titulo. Dentro es muchas veces un elemento conrolar pero no alguien que aparezca en la mayoría de páginas. Sí que hay un protagonismo femenino colectivo formado por Haruhi Suzumiya,  por la enigmática Yuki Nagato (en el manga con el pelo blanco, claro o rubio, menos cuando lo pintan que es lila y no le pega nada), por Mikuru Asahina o por, ups, Ryoko Asakura.

Sin embargo, quien aparece en el centro de la acción, evitando la catástrofe es Kyon (se ve que es un sobrenombre y que no se sabe su nombre de verdad... igual es alguna broma... ni idea). Kyon es el narrador en primera persona del manga, y además es el chico captado como primer miembro de la brigada, que debería estar semi-enamorado de Haruhi pero eso no queda nada claro. No es fácil leer un manga por más que digan. Leerlo sí, pero interpretar lo que sucede en personajes que todos son iguales... 

La melancolía de Haruhi Suzumiya es el título original de la serie de novelas. Debe de ser una mala traducción, o que en japonés melancolía tiene algún matiz inexistente en una lengua románica. Haruhi está siempre activa y eufórica y no melancólica.

En La chca que viaja en el tiempo, la dosis de melancolía, y también de nostalgia, y una tristeza dulce, se aprecia desde el inicio, en la historia de la abuela y en la del final de la serie, entre otras.  

Lo mejor de los mangas en general y de La chica que viaja en el tiempo, en concreto es que reproducen con gran fidelidad paisajes urbanos que pasan demasiado desapercibidos. Por lo vistos, los mangakas viven en la Región Metropolitana de Barcelona, donde se nutren para su documentación gráfica. 

En Jiro Taniguchi, su obra El Caminante parece tener episodios basado en el lecho del urbanita Riu-Sec o Río Seco o Fuentelsapo, depende del vínculo de cada uno con el afluente del Ripoll a su paso por Cerdanyola del Vallès.

En Gaku Tsugano, parece basarse en los paisajes de la costa catalana, vistos desde los trenes de Cercanías. 

Efecivamente, en p141, "¿el sol se pone por el mar?" causa una pregunta de sorpresa: estamos ante un típico amanecer de los que se pueden ver en la R1 (línea azul, antigua C1) de Renfe Rodalies (antes Cercanías) o de la R2 sur (línea verde, antigua R2). Para los viajesros del tren debería de ser agradable, si no fuera porque el 90% de ellos, turistas incluidos, no miran el mar ni los amaneceres, si pueden evitarlo, y con ellos sus melancolías.


 Éste es tu manga, si sólo puedes comprar un manga  saldado de viajes en el tiempo esta temporada y no puedes ir ni a otro país ni al pasado (a principios del 2014, cuando era poco difícil encontrar tebeos del Doctor Who en Gigamesh),