20130329

Minibiblioteca Petete títulos publicados

Data Estel·lar Primera Serie Divendres 20130329

Minibiblioteca de la Literatura Universal Petete.

Los tomos no van numerados ni en la lista de títulos ni en el libro.

Son tomos tan pequeños que llevan una única grapa.

Primera serie, con depósito legal de Zaragoza porque imprime Edelvives (Editorial Luis Vives, la de los llibros de texto del colegio). El año es 1982:

  • Jack London: Colmillo Blanco
  • Robert L. Stevenson: La Isla del Tesoro
  • Cuento oriental: Aladino y la Lámpara Maravillosa
  • Mateo Baridello: Romeo y Julieta
  • Alejandro Dumas: El Tulipán Negro
  • Emilio Salgari: Los Tigres de la Malasia
  • Juana Spyri: Heidi
  • Herman Melville: Moby Dick
  • Hans C. Andersen: La Sirenita
  • Julio Verne: Marco Polo
  • Benito Pérez Galdós: Marianela
  • Leyenda oriental: Simbad el Marino
  • Pedro Antonio de Alarcón: El Capitán Veneno
  • Charles Dickens: Cuento de Navidad
  • Julio Verne: El Archipiélago en Llamas
  • Johathan Swift: Viajes de Gulliver
  • S. Kumar Gbosh: La Marca del Tigre
  • H. Beecher de Stowe: La Cabaña del Tío Tom
  • Wilhelm Hauff: El Buque Fantasma
  • Relato persa: Alí Babá y los 40 Ladrones
 Como se ve, los títulos son equivalentes a los que Editorial Bruguera ponía a disposición del público en las Joyas Literarias Juveniles y sus Historias Infantil o Historias Selección. De igual manera, sonlos mismos que encontraríamos en editoriales como Molino o Toray. Siempre existe esa preeminencia de Julio Verne, aunque leve en el caso de Petete, y exagerado en de Bruguera.

La pregunta sin respuesta: ¿qué diferencia hay entre un cuento oriental y una leyenda oriental? 

Nótese que apenas hay autores hispanos. Con cuentagotas, tenemos dos autores españoles, y ninguno íberoamericano. Sorprendente porque parecería interesante dar a conocer la literatura de la zona o de la lengua de origen de la revista Petete pero comprensible porque la mayoría de literatura española fomenta la melancolía, la depresión o son exponentes de las españoladas que algunos han visto y otros hemos sufrido desde Ozores hasta Almodóvar.
 
La segunda serie indica al inicio de cada índice de libros publicados: "Títulos que completan esta colección".

  • Jack London: La Llamada de la Selva
  • Alfonso Daudet: Tartarín de Tarascón.  Hasta aquí lo imprime Edelvives.
  • A. Conan Doyle: La Señal de los Cuatro. Desde aquí la imprenta será Mateu Cromo.
  • Robert L. Stevenson: El Diablito de la Botella
  • Paul Feval: El Jorobado o Enrique de Lagardère
  • Emilio Salgari: La Mujer del Pirata
  • Julio Verne: Viaje al Centro de La Tierra
  • H. Rider Haggard: Las Minas del Rey Salomón
  • Charles Dickens: El Grillo del Hogar
  • Infante Don Juan Manuel: El Deán de Santiago
  • E.T. Bulwer: Los Últimos Días de Pompeya
  • Washington Ivring: El Espectro del Novio
  • H.G. Wells: El Hombre Invisible
  • Edmundo de Amicis: De los Apeninos a los Andes
  • Daniel Defoe: Aventuras del Capitán Singleton
  • Mayne Reid: El Jinete Sin Cabeza

De nuevo vemos repetidos los autores que suelen utilizar, con Julio Verne, Jak London, Conan Doyle, o Robert L. Stevenson, además de Charles Dickens. 

Cabe hablar sobre la aculturizacion británica en la cultura popular. 

Asimismo, da la sensación de que no existió literatura popular o popularizable en ningún otro lugar. Es falso: está el autor de los años 1920, Jesús de Aragón, por ejemplo. Es decir, que perfectamente había recambios a los nombres de siempre. Pero, claro, los que tienen películas son los que acceden a Hollywood, en un entorno angloparlante. Ahí sí. 

De igual manera, quien golpea primero golpea dos veces, así que crean el mercado de literatura popular y se lo quedan durante un par de siglo precisamente los Estados que implantaron la libertad de prensa y de opinión de buen principio, durante los siglos XVIII y XIX, y que fueron alfabetizando a la población, y que implantaron una revolución industrial (en vez de boicotearla como hicieron en Chile, por ejemplo, o en otros países sudamericanos, a base de acuerdos entre la burguesía exportadora de materias primas, la burguesía importadora de productos manufacturados y el ejército, comerciantes y diplomáticos británicos durante el siglo XIX -léase a Eduardo Galeano).

A esto añadamos un cierto desconocimiento de la propia cultura, a veces desprecio y otras veces, una imposibilidad de adaptar: no veo ni puedo ver ni El Libro de Buen Amor, ni La Regenta ni gran parte del Tirant Lo Blanc ni La Casa de Bernarda Alba en una colección de este tipo. Si me pinchan, es que no los veo en la mayoría de sitios, salvo en esos espantosos listados de lecturas obligatorias exámenes mediante para la selectividad de acceso a la universidad.