20100918

Universo Z antes del Universo Z

Data Estel·lar rosáurica Dissabte 20100918

Si no quieres rollos sociológicos, vete directamente a las letras de color lila

Empiezo por la definición de ENERVAR, tal y como sale en el Diccionario Manual e Ilustrado de la Lengua Española (entendiendo como tal la Castellana), de la Real Academia Española, publicado por Espasa-Calpe, s.a. en una 5ª reimpresión, de marzo de 1975, de la 2ª edición, de enero de 1950.

Yo pensaba, y no sería el único, que "enervar" significaba "poner nervioso, alterar". Ponerte como el Pato Donald.

 Cito de esa obra, p638 columna derecha, última palabra
ENERVAR. tr. Debilitar, quitar las fuerzas, Ú.t.c.r.  [Útilicese también como reflexivo] || fig. Debilitar la fuerza de las razones o argumentos, Ú.t.c.r.
Cito de esa obra:


Curioso. Significa exactamente lo contrario de lo que yo pensaba. Pero esto ya pasa cuando uno mira diccionarios oficiales. Si quieres no enterarte del significado común e inteligible de algo común, útiliza, pero no como reflexivo, el diccionario de la RAE, o el de la GEC, o alguno de esos.

Me gustan poco, pero peor aún me ha resultado la experiencia con la versión de la RAE en Internet. A ello voy, a ver qué sale. Ajá. Al final, se han puesto las pilas un poco:

1. tr. Debilitar, quitar las fuerzas. U. t. c. prnl. [Útilicese también como pronominal... en fin, cambiar para complicar la abreviatura, no valía la pena, pero a alguien le habrán permitido justificar su buen sueldo con eso]

2. tr. Debilitar la fuerza de las razones o argumentos. U. t. c. prnl.

3. tr. Poner nervioso. U. t. c. prnl.


La interpretación que yo hago es en sentido algo negativo. Me enerva, es que me pone nervioso, me agria el carácter temporalmente. Buscaba una nueva acepción, en sentido casi inverso. Pero ya me vale.

Es sobre Ediciones B-Grupo Zeta: me enerva. No me debilita, sino que me pone nervioso. Así ha sido a lo largo del tiempo, viendo como han desaprovechado oportunidades (y nosotros, los lectores, cuya vida es finita, no como el ocho que, si no fuera por el cinturón...). Podrían haber publicado variedad, cantidad y calidad. Y optaron por la cantidad y variedad entre 1987 y 1991. Nunca por la calidad (borraban el nombre de Raf de las historietas de Sir Tim O'Theo). Y luego ya apenas por la cantidad y no por la variedad ni la calidad. Eso, teniéndolo tó: Bruguera y TBO.

Sin embargo, quería usar también el verbo enervar para decir que me altera en un sentido positivo cuando han hecho ediciones excelentes. La mejor, siempre lo suelo decir, es la del Capitán Trueno de Mora y Fuentes Man. El tomo es muy grande, que es lo peor que tiene, aunque a los compradores de los Absolutes, los cuales deben de vivir en las casas de las secciones de decoración y arquitectura de las revistas, seguro que les encantan. Ese tamaño, sin embargo, permite pubilcar cinco tiras del personaje, y valorar la calidad estética (curioso concepto) de sus dibujos.

Tapa dura resistente (cosa rara, porque lo normal es que la tapa dura y la tripa, o el papel interior, sean incompatible por mor de una nefasta encuadernación). Y sobrecubierta, DEL MISMO COLOR Y DISEÑO QUE LA TAPA INTERIOR. Osea, que supera, eónicamente, a todos los libros que llevan sobrecubiertas vistosas pero frágiles y tapas interiores, duraderas pero feas, horribles, asquerosas y sucias (son como de ropilla que se les debe de meter el polvo. Dos ejemplos que tengo al alcance: Grijalbo y 1421, Debate y 1424


Buen color. En fin, algo chulo. Era 1992, y Ediciones B jamás volvió a plantearse algo tan sublime (en un sentido no romántico).

Llegamos al año 2010. Ediciones B-Grupo Zeta vuelve a editar algo que vale la pena. No es la colección Maestros del Cómic (le ponen acento, como si no fuera una palabra del inglés, idioma que, como todo el mundo debería saber, NO tiene acentos). Lo excelente es la recuperación de una serie que sólo conocíamos por alguna página de muestra en el insuperado Escobar, Rey de la Historieta (Editorial Bruguera, 1985): Doña Tomasa, con Fruición, va i alquila su Mansión.

Seguro que se podría haber realizado mejor, con una mayor variedad de páginas, tal vez usando los colores de aquel hito de 1995 de Ediciones B (el Carpanta 50 Aniversario), que creo que fue lo último destacable que realizó esta editorial.

Pero lo destacable es que se ha recuperado esta serie de la cual yo no imaginaba que tuviera tantas páginas como para llenar este tomo, puesto que, pese a ir comprando y leyendo revistas viejas de Bruguera, no me he encontrado jamás con estas historietas.

Le agradezco desde este blog a Antoni Guiral que les haya conseguido colar este gol a Ediciones B-Grupo Zeta: haber conseguido que una editorial de tebeos publique tebeos no es tan fácil como parece, por lo visto. Tal vez, a nivel de edición, sea lo que más me haya gustado de Guiral (¿ya he dicho todas las batallas en las que ha estado? ¿desde Franka hasta Fanhunter?), y mucho mejor que lo que muchos piensan que es su magna obra (Cuándo los Comics se llamaban Tebeos). Prefiero al Guiral que selecciona historietas, comenta alguna,  y no da datos y cifras que suele errar, aunque también me va el Guiral difusor de la historieta en charlas y cursos.

El apartado sociológico de esta historieta, desde mi punto de vista, no debería escapar a nadie, por lo que lo más seguro es que suceda lo contrario, así que lo explicaré. Durante los procesos de migración campo-ciudad que se dieron a lo largo del siglo XX en España, la gente vivía donde podía. En algunos casos vivían en fondas, posadas o en habitaciones alquiladas a otra gente. Se supone que una persona alquilada alquilaría a otra persona, creándose el fenómeno del reaquiler y del realquilado, pero, por supuesto, el diccionario anteriormente citado elude esa palabra, como si no tuviera un significado propio, al menos hasta 1975, fecha tanto del diccionario como del final de las migraciones en el interior de España, coincidiendo con la Crisis del Petróleo, que se da en el mundo en 1973 y en España en 1975, y siempre es igual, y lo mismo pasó con la crisis de 2006 que se certifica en España a partir de 2008).

En la versión electrónica, se define "realquilado" como:

(Del part. de realquilar).
1. adj. Dicho de una persona: Que vive en régimen de alquiler en un lugar alquilado por otra persona. U. t. c. s.

Sin embargo, qué curioso: La palabra realquiler no está en el Diccionario. Con lo cual resulta que "realquilado" deriva de un verbo inexistente en su propio diccionario. La RAE, limpia, fija y da esplendor a cosas que no le importan a naide y siempre fracasa en lo esencial.

Es posible, sin embargo, que el concepto "su mansión" del título nos indique que Doña Tomasa es la propietaria del inmueble, y no una persona alquilada que, a su vez alquila (realquila) parte de su vivienda.

En cualquier caso, estamos ante una situación de buscarse la vida ante una miseria que afecta a quien va a ser realquilado (que lo es, dado que no puede encontrar otro alojamiento para él o su familia por libre, sea por falta de dinero o de viviendas).

También la miseria afecta a la persona que alquila o cede parte de su propiedad (y no otro inmueble o piso) o realquila una habitación de un piso del que la que paga el alquiler por el uso y disfrute de todo ese piso. Lo haría para completar una pensión insuficiente, unos ingresos inestables o reducidos en relación con el nivel de precios al consumo.

Desde mi punto de vista, existiría un tercer tipo, pero es más moderno: el de la persona que necesita compañía, por el gusto de tenerla o para alguna necesidad médica, etc. Esto se dio, no sé si continúa hoy en día, con una iniciativa pública (municipal, creo), de algunos ayuntamientos, como el de Barcelona, durante los años 90, para que estudiantes universitarios vivieran en pisos junto a personas ancianas. A la hora de dormir, pactada entre ambos, la persona anciana tendría compañía, vigilancia, etc.

El fenómeno se da con la inmigración. El emigrante sale de Aragón, Murcia, Andalucía, Galicia, Extremadura (por poner un orden someramente cronológico desde los años 10 y 20 hasta los años 60 y 70) y llegaría a una gran ciudad industrial. En principio, una persona llega sola y abre el camino. No se va a buscar un piso si aún no sabe en qué sitio trabajará (épocas en las que no existe el coche, y que la gente vive cerca o relativamente cerca del trabajo), o simplemente que aún no ha dado tiempo material a explorar el territorio y ver qué barrio conviene más a nivel económico y de red social (paisanos). Se llega a Barcelona (Madrid, Bilbao, Valencia) y luego uno se da cuenta de que ese lugar inmenso en cantidad de gente, tiendas, pisos, edificios, fábricas, oficinas, sólo es la capital de un hinterland, o área metropolitana, hacia la cual igual acabará viviendo. Entretanto hay que instalarse, buscar un alojamiento para dormir y comer, y buscar trabajo. Sospecho que es una situación de transición. Digamos que, durante los años 80 en adelante no he oído que hubiera gente viviendo como realquilados, excepciones hechas de finales de los 90 en adelante, con otras situaciones de transición (gente separada que se busca una habitación) o la inmigración de origen extranjero, de la que luego quisiera volver a hablar (si no, me dais un toque).

Estamos en una situación de infraviviendas. Un aumento brutal de la población entre los años 20 y 40, y luego entre los 60 y 70, con poblaciones que surgen de la nada para amparar a montones de inmigrantes. Barrios, distritos enteros, o nuevas grandes ciudades (me decían en la primavera del 2010: Santa Coloma -de Gramenet- eren quatre masies, por alguien que lo había conocido, según decía, y eso sería en los años 60). Pero, hasta llegar a eso, se pasa por una larga etapa de absoluta falta de viviendas.

No sólo la gente tenía poco dinero. Además, no existían viviendas suficientes para toda esa población.

Ambas características explica el fenómeno de los barrios de barracas y chabolas (Francisco Candel debería ser una lectura obligada; él mismo había vivido en barracas). También el más evolucionado fenómeno de las casas de autoconstrucción (barrios construidos domingo a domingo, osea los días de fiesta. Existe algún barrio denominado precisamente así, Santo Domingo, como el de Riba-Roja d'Ebre, según me explicó alguien que vivió allí en los años en los que se construía).

Y existe una absoluta falta de intervención pública sobre el problema de la falta de vivienda. En palabrería moderna: "no está en la agenda". Fui a una conferencia sobre el Agua en Egipto y otros países de esa zona y el conferenciante dijo algo que definía a muchos países actuales, y la España de Franco durante muchos años: "la lucha contra la pobreza no está en la agenda". La escasez de vivienda no ha estado en la agenda pública española jamás. La Era de la Gran Especulación Inmobiliaria viene motiviada por una liberalización del suelo (Gobierno del Partido Popular de Aznar, apoyado por todos los demás, excepto IU, y matizado por el PSOE, el cual, una vez en el gobierno lo apoyó, en tanto que no lo cortó de raíz). Esa liberalización provocó la construcción de montones de viviendas inadecuadas en tanto que  pequeñas (por la especulación, convirtiendo en grandes a los pisos de los polígonos de pisos de los años 60 y 70), en tanto que caras e impagables (hipotecas a 20 y 40 años, hipotecando a los hijos, según se decía), en tanto que insostenibles (¿cuántas viviendas de los años 90-2010 las hay orientadas para aprovechar al máximo las horas de sol, luz y calor en invierno y que en verano no te torres?), en tanto que pensadas siempre como de "alto standing", osea para nuevos ricos, aún sin ni siquiera serlo (piscina, gimnasio, solarium [en mi pueblo, terrado o terraza]... no he visto ninguna con biblioteca colectiva, y no es raro: la idea de ser un cateto metropolitano con ínfulas de nuevo rico va asociada a  la idea de no tocar un libro porque manchan).

Entre los años 60 y 70 se construyen los polígonos de viviendas. Algunos asociados a actos estrambóticos de los curas (Barcelona), otros al Sindicato Vertical... Fueron los empresarios los que hicieron algunas promociones de viviendas para sus empleados, como  Las Casas del García, en Sabadell, o las colonias industriales del Llobregat... pero no en Riba-Roja, lugar citado anteriormente, donde la ENHER, hoy la empresa italiana Endesa (Enel),  no construyó más que el suelo de hormigón de la localidad, con las sobras del pantano.

Así y todo, esas promociones locales, asociadas a fábricas concretas son insuficientes. La gente sigue viviendo donde puede... por ejemplo, en cuevas a lo largo de los ríos y rieras (ramblas, avenidas) cercanos a las fábricas (que captan agua del río para sus vapores).

1962 lo cambia todo en una noche. Las grandes inundaciones lo fueron aún más porque se llevaron por delante vidas de gentes a los que no se les había dado la oportunidad más que de trabajar desde que nacieron. Es notable que en el siglo XXI aún no se haya perseguido a todos aquellos energúmenos que permitieron ese desastre previsible en toda la cuenca mediterránea de la provincia de Barcelona. Ni los ayuntamientos (con un nivel de gasto mínimo en un Estado muy centralista) ni la iniciativa privada (de la que tanto se nos habla y que, básicamente, se mueve cuando obtiene regalos y subvenciones) ni el Estado (que sólo servía para aupar a los más ignorantes y a los más enchufados y para escribir discursos para un dictador) fueron capaces de preveer, ni de solventar con rapidez nada así (tanto Ejército Español y tanta Guardia Civil, y debieron de estar escondidos en algún calabozo donde no llegara el agua). Escuché el otro día (por la radio) que el nivel de indignación llegó a un ministro (curioso, uno que se ve que se había creído que eso iba en serio) que, aterrizado en Barcelona, les dijo directamente que los veía muy limpios, muy bien vestidos y ni siquiera arremangados, teniendo en cuenta la cantidad de barro que había que limpiar. Se ve que se lo dijo a los alcaldes (caciques puestos a dedo por los gobernadores civiles, por los altos cargos franquistas y

por las burguesías industriales catalanas). No sé el nombre del ministro (pero él estaba en aquellos Consejos de Ministros donde importaba más la represión, los asesinatos y la abulia antes que la actuación por mejorar la situación de la vida de los habitantes del país).

Esta historia conviene saber que existió, porque pasa desapercibida, pese a que afectó a cientos de miles de personas, que marca el límite de hasta dónde puede llegar la tecnología dada frente a una naturaleza incontrolable (un apartado ecológico), y la capacidad de gestión (nula, en aquel caso). Pero, además, porque, cuando uno oye hablar sobre los años 60 es como una época gloriosa, de superación de problemas antiguos. Se pasa por alto tanto en una tele, una radio y una prensa pensadas y gestionadas para hacer olvidar, como en las clases de Economía, Historia Económica o incluso Historia en general, o social o Sociología, lugares donde es particularmente lacerante.


No sucedió en un lugar, no en un punto, sino extendido por doquier. A partir de ahí se dan prisa en construir, con los peores materiales, en las peores condiciones, y con los peores diseños (que en la primera década del siglo XXI serían superiores hacia atrás), los polígonos de viviendas, donde bloques de pisos emergen de barrizales.

Existe alguna historieta de La Familia Ulises al respecto: van a un barrio nuevo a ver si compran un piso que está bien de precio, al lado de una estación de metro. Sólo ven un bloque en un descampado aislado de todo. No son pisos para las clases medias. Son campos de concentración para los inmigrantes, y que den gracias y besen el suelo cuando lo pisen aquellos que lo han construido y permiten que no mueran en las avenidas de agua..

El caso de Doña Tomasa (autor: Escobar) no pensaba que fuera tan paralelo, ni que fuera incluso más lejos, que las historietas de Doña Lío Portapartes (autor: Raf), que también vive, no por casualidad, como espero haber dejado claro, en una pensión o en un piso alquilado y convertido en pensión para realquilados. Y luego tenemos el caso de la pensión del 13, Rue de Percebe (Ibáñez), con aquella cantidad inmensa de hombres que viven en la casa de la mujer pensionista (en tanto que persona que detente una pensión, aunque la RAE no se haya enterado de la película tampoco en este caso).

Todos estos años, pongamos, por caso, desde 1998 hasta el 2010 (fecha en que escribo) llevo esperando una publicación, reedición, lo que sea de Doña Lío Portapartes (autor: Raf). Precisamente, la nueva inmigración, inmigración extracomunitaria, inmigración extranjera o el nombre que le quieran poner ha llegado en un momento de viviendas caras. A diferencia de los años 20-70, la cantidad de viviendas es inmensa, pero es cara. Y de propiedad. Con pocos alquileres hasta entrada la década de los 00. Eso forma un tope para la persona que puede acceder a una vivienda. ¿Qué ha sucedido?

Lo hemos visto: pisos hacinados. Pisos con mucha gente, con familias de muchos hijos en pisos muy pequeños para eso (algún día alguien tendrá que darnos una estadística social sobre si hay correlación y también vínculo causa-efecto entre la caída de la natalidad por familia española y el tamaño disminuente de los pisos, o si la gente que vivió en pisos pequeños en los años 70 luego se pensó muy mucho lo de tener varios hijos, aparte del consabido "coste para criar a los hijos" o el hecho de de que mujer y hombre trabajen ambos, cosa que también había sucedido en décadas anteriores, por más que se diga que es algo nuevo, como de los años 80 en adelante). Los vecinos se quejan: han olvidado que ellos han vivido así, o que sus padres lo hicieron. Es cierto que forma parte del mismo fenómeno de habíamos visto en el siglo XX: el chabolismo horizontal fue convertido en chabolismo vertical en los años 70, y ahora se vuelve a esa idea para los pisos y los barrios como chabolas verticales, donde aprieta a todas las unidades humanas posibles, con la aquiescencia de ayuntamientos, generalitats y gobiernos centrales. Porque eso equivaldría tanto como decir que sus políticas sociales y sus políticas de vivienda son inútiles, ineficaces (no cumplen sus objetivos), ineficientes (dinero malgastado) e inexistentes, esta última, cosa que, al menos, los partidos que piden el voto de izquierda no se pueden permitir explicitar, aunque así haya sido, y aunque precisamente hayan luchado, no para mejorar las condiciones de vida de las capas con menos poder adquisitivo sino para expulsarlos, con viviendas de proteccion oficial que se dan a gente que cobre sueldos de ministro (y si son allegados al ayuntamiento, pues mejor). La gente con contratos precarios, temporales, con poco dinero, son explícitamente excluidos por normativa de las condiciones de acceso a una bolsa insuficiente y ridículamente pequeña de viviendas de protección oficial (1994-2010ss). Así es como los ayuntamientos metropolitanos de Barcelona han conseguido lo que se llama una gentrificación (usando uno de esos préstamos lingüísticos de un inglés que nadie sabe), concepto que alude a la conversión de barrios obreros en barrios residenciales para el grupo "gentry" (gente que ellos piensan que son de clases medias). Al final se convierte en la gafapastización de un barrio. No es que se solucionen las condiciones peores de vida de unos, sino que se les expulsa de la zona (limpieza étnica, en suma).

Los pisos van a los que tienen que ir, y no es que los pobres vayan a mejores sitios, o que el barrio haya mejorado para la población, sino que se les expulsa. Esto acaba afectando, por supuesto, a los inmigrantes, que no pueden acceder ni por dinero ni por contrato, ni por el tiempo que hace falta estar empadronado en un lugar (diez años) a pisos de protección oficial.

Así pues, si hay que ir al mercado libre, la solución es agruparse varios para comprar una vivienda (cosa que, en sus países no suele ser así, puesto que las viviendas son más grandes, como más grandes eran, con frecuencia, las casas de los pueblos de donde venían los inmigrantes campo-ciudad durante el siglo XX). Ruidos, suciedad, lo que sea. Problemas sociales y vecinales.

La otra solución es la de realquilar a uno de los que ya están establecidos.

Y la otra es la pensión tradicional.
Una última serían los casos de mafias que viven de trapichear con vidas humanas, y que compran pisos para hacer camas calientes, donde uno duerme hasta que se va a trabajar, y luego va a dormir otro y otro.

Quiero que quede claro que todo esto es para comprobar la vigencia actual, desde mediados de los años 90 y hasta la actualidad (año 2010) y más allá, del fenómeno del realquiler, como se había contado en Doña Lío, en Doña Tomasa, o en el 13 Rue, o incluso en la Pensión el Calvario: de Mortadelo y Filemón, de finales de los años 90; aunque es una variación o actualización del 13 Rue, donde no he visto inmigrantes, o no me he fijado, pero es que no es Ibáñez el que tendría que explicarnos también esto, sino autores más jóvenes, que para eso estarían ¿Cuántas páginas ha dedicado El Jueves a este fenómeno? ¿Una, ninguna? Está claro que es porque el realquilado o el que cede el alquiler no son su público, ni los vecinos de éstos tampoco... pero existe el fenómeno, y esa revista se posiciona siempre como el Pulgarcito actual. No lo es. Yo ya lo sé, pero el marketing repite que sí.

Por eso pienso que esas series tendrían que haberse reeditado: porque hablan del mismo tema de la falta de vivienda, del fenómeno del realquiler, y de la precariedad. Y de la falta de políticas públicas al respecto, con casos como bajadas de nivel educativo en alumnos a los que, de golpe y porrazo, les invade la casa, otra familia de su país, y se quedan sin espacio vital.


Doña Tomasa y, por fin entro en el tema
ES UN UNIVERSO Z ANTES DEL UNIVERSO Z

Un Universo Z es un Universo Zapatilla. Ya lo definí, más o menos, en su momento: Los personajes de la serie Zipi y Zape podrían tener cada uno su serie. Es como si se encontraran en la serie Zipi y Zape (desde los años 70ss). El Manitas, Don Ángel, la Familia Plómez, Peloto... o Carpanta, Petra y Toby, incorporados forman parte de lo mismo. Los primeros podrían tener su serie propia, mientras que los segundos la perdieron, y pasaron a incorporarse como personajes invitados ocasionales en Zipi y Zape.

Pero resulta que existe una formulación previa a todo esto, y se da en Doña Tomasa con Fruición, va y alquila su mansión.

Es un Universo Fruición porque Doña Tomasa no es una protagonista absolutamente imprescindible. Lo es la pensión. Los personajes, si me apeteciera hacer una Red Social al respecto, los veríamos vinculados con ella como gran nodo al que todos le pagan el realquiler. Pero las historietas son más de la vidente Sibilina, de tío de goma, de Don Salus y su mala salud... que de lo que le pasa a Doña Tomasa, aunque lógicamente también le pasan cosas, porque Escobar no iba a desaprovecharla.

Eso marca una serie realmente potente, perdurable, reactivable, si fuera necesario. ¿Por qué se paró esta serie? ¿Cuánto duró realmente? Pienso que aquí sí que debió de actuar la censura que decía que "en la España de Franco ya no se pasa hambre". Porque, mantener a un extemporáneo Carpanta, personaje excéntrico, querido por el lector, pero ajeno a la sociedad, no era demasiado problema. También Charlot gusta mucho y no todo el mundo son vagabundos. Pero, ay, lo que Doña Tomasa explicitaba era mucho más grave, puesto que ahí salen familias en precario, mujeres solteras, hombres que viven donde pueden (en un baúl), en fin, familias no tradicionales con elementos en proceso de marginación social. No voy a ser tan pretencioso como para decir que "toda la sociedad esté representada en Doña Tomasa", pero sí que una mayor variedad de tipos sociales están incorporados en esa serie. Es posible que una noticia oficial sobre su finalización fuera que Escobar ya trabajaba demasiado, pero seleccionar acabar con tal o cual serie, es significativo. Su olvido perenne, también.

El caso de los personajes es como del Universo Z: funcionarían igual por libre. Se ve la gran inventiva de Escobar para crear personajes y utilizarlos. No es cansando, puesto que es variado, leer este tomo todo seguido, al contrario que con otros personajes de historietas de una página.

P.d.: ahora sí que comprendo la fascinación del personaje Rosauro, de quien me hablaba mi padre, y de que nunca pude leer realmente nada. Lo comentaba com unas historietas de un bebé que comía todo lo que pillaba (paredes, mesas...). No eran las historieta de Doña Tomasa, sino las de Rosauro. Y eso es porque, cuando aparece, es Rosauro, el protagonista, no DoñaTomasa. Cuando aparece Don Salus, éste es el protagonista. Es muy curioso.

Una curiosidad, sobre la cercanía de Ibáñez y Escobar: si la pensión del primero está en el 13 Rue de Percebe, la del segundo está en la calle del Percebe, siete, como se ve en la p46 de historietas [p54, contando las tapas del tomo; historieta ¡Doña Tomasa! ¡Doña Tomasa!, según el criterio de citar la historieta que no lleva título por la primera frase de la viñeta superior derecha].

2 comentaris:

Chespiro ha dit...

Una gran serie. Parece mentira cómo Escobar desarrolla una gran cantidad de secundarios en historietas de una sola página.
Todo un mérito.

rubencadiz ha dit...

Magnífica serie de Escobar que prácticamente desconocía;incluso a veces la confundía con la de "Blasa, portera de casa", pero la de Doña Tomasa me parece mucho más original. Y un gran acierto de Guiral al incluirla en la nueva colección de Maestros del Cómic, y nada menos que haciendo compañía a las primeras historietas de los geniales Mortadelo y Filemón. Sin complejos. Guiral debe ser un buen jugador de cartas, porque después de los Clásicos del Humor de RBA, pensaba que ya no le quedarían más ases en la manga, pero este tomo de Doña Tomasa ha sido una gran sorpresa y me ha dejado con ansias de que llegue el cuarto tomo (el tercero de Doña Urraca era un secreto a voces que tarde o temprano caería).

Me ha gustado la parte en la que cuentas como te enerva Ediciones B, y eso que lo tiene tó (TBO y Bruguera). En resumen, coincido en que ha habido una mala gestión por parte de B de la mayor herencia tebeística del país.

Sobre lo que cuentas del problema de la vivienda, me ha parecido muy interesante. Hay algunas cosas que desconocía, y aunque soy de otra ciudad, muchos de los hechos son extrapolables a donde vivo.

Por romper una lanza a favor del El Jueves. Yo creo que sí han tratado el tema de los pisos pateras, por ejemplo en la serie de "Los ilegales" de Vergara.